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Entre más llegaba a su casa, más nervioso estaba. No le gustaba hablar de sentimientos y menos con alguien con quién estaba había imaginado todo tipo de posiciones sexuales.

— ¿Quackity?— Preguntó Spreen, la puerta estaba abierta por lo que ingresó a la casa del nombrado.

Caminó y recorrió el lugar hasta subir las escaleras y dar con el cuarto de Quackity, la puerta estaba medio abierta. Podía verlo acostado boca abajo, sus alitas lo tapaban. Nunca pensó verlo así, sabía que era llorón, pero también mostraba que era alguien muy duro y fuerte la mayor parte del tiempo, era extraño verlo en aquella faceta.

— Quackity...— Llamó mientras abría la puerta.

— ¿Spreen? ¿Qué haces aquí, no que te doy asco?— El menor se sentó en la cama y lo miró enojado, estaba vulnerable pero tampoco dejaría que lo humillen aún más.

— ¿Cuánto escuchaste?

— Vete de aquí.— Se levantó de la cama y lo enfrentó.

— Te estoy preguntando algo.— Se acercó.— Y vas a responderme.— Lo tomó de la mandíbula con firmeza.

— He escuchado lo suficiente, que te desagrado y que quieres estar lejos de mí.— Con sus manos sostuvo el brazo de la mano que lo sostenía.

— ¿Solo eso? ¿Y por eso has salido corriendo?

— ¿Cómo que solo eso?... ¡Y ya sueltame, imbécil!

— Cállate, cállate un momento, mierda. ¿En serio no escuchaste cuando le contaba a Juan que me tenés loco? ¿Que no puedo dejar de soñar con vos?

— ¿Qué...

— Te dije que cerrés el orto, ahora me vas a escuchar. Le contaba a Juan lo incómodo que estaba al lado tuyo sin poder decirte lo que siento... Y todo lo que me ha pasado por tu jodida culpa.— No encontraba las palabras y eso, lo estresaba, tanto que no se daba cuenta que ahora presionaba el cuello de Quackity, quién no pudo evitar gemir.— Mierda, lo haces de nuevo.

— ¿Ha-Hacer qué?

— Quackity no sabes cuántas fueron las noches donde soñé que te hacía mierda en tu cama.— Confesó y Quackity quedó helado ante su declaración.— No digas nada igual, solo rechazame, pero no podía evitar guardarlo más tiempo y menos cuando estás mal por algo erróneo que yo dije.

— Spreen...

— Solo quería deshacerme de este sentimiento y...

—... También me gustas.

—... Entenderé si no me querés volver a hablar... Espera ¿Qué dijiste?

— Que también me gustas, pendejo.— Dijo brusco. Sin preguntar más tomó de las mejillas a Spreen y lo besó sin esperar a ser delicado, el mayor claramente lo aceptó gustoso, bajando su mano desde su cuello hasta la cintura y la tomó con ambas manos.

Su beso se tornó rudo y agresivo, estaba claro que ambos habían esperado ese momento desde hace tiempo. Quackity abrió su boca sin pensarlo para dejar la lengua de Spreen introducirse en su cavidad, gustoso aceptaba el como el híbrido de oso abusaba de su boca sin descanso y sin dejarle apartarse incluso cuando el aire comenzaba a serle falta.

Se separaron para respirar mientras un hilo de saliva aún unía sus labios, ambos se miraron y sabían que no necesitaban decir más nada.

Spreen empujó a Quackity a la cama y luego de colocó sobre él, entre sus piernas y sin dejarle posibilidad de que las cerrara. Comenzó a chupar su cuello mientras le sacaba la ropa, le dejaba su torso desnudo para comenzar a jugar con los pezones y dejarle moretones.

— Te voy a hacer tan mierda que ni tu nombre te vas a acordar cuando tengas mi pija dentro.— Dijo Spreen sin ningún tipo de filtro, haciendo que Quackity gima emocionado cuando comenzó a simular duras embestidas contra su entrada.

No quiso esperar más y le sacó la ropa restante al menor, viendo como si miembro estaba igual de erecto que el suyo. Llevó tres de sus dedos a la boca de Quackity, quién los chupó ansioso, quería ser tomado por el mayor, que juegue con él como quisiera y cuando quisiera.

Sacó los empapados dedos y llevó dos directamente a la entrada y el menor gimió de dolor y placer, llevó sus manos a la espalda de Spreen donde clavó sus uñas.

— Relajate un poco, tranquilizate.— Dijo Spreen mientras aceleraba sus movimientos, deseoso que ya se acostumbrara para poder introducir su miembro.

Metió tres dedos que volvieron loco al menor, movía sus caderas en busca de más profundidad de placer.

Sacó sus dedos y no dejó tiempo a Quackity para protestar, inmediatamente llenó su cavidad con su húmedo miembro, tocando al instante el punto que lo hacía delirar, haciéndolo gemir y curvar su espalda, aún debía acostumbrarse a su gran tamaño.

No esperó para comenzar a moverse, mientras abusaba del punto dulce del menor, tomó ambas manos de este y las llevó sobre su cabeza, mientras que con su mano libre volvía a hacer presión en el cuello de Quackity.

Spreen estaba delirando del placer, estaba volviendo realidad su sueño más deseado de los últimos días y se sentía irreal, podría profanar el interior del menor demasiadas veces y no se cansaría.

Salió del interior de Quackity e hizo que quedara boca abajo con su cadera empinada, volvió a introducirse sacándole un sorpresivo gemido al menor, quién ahora movía su cadera para enloquecerlo más.

Tomó del cabello del híbrido e hizo que se levantara para que su espalda quedara pegada a su pecho, haciendo que su miembro quedara completamente dentro suyo y luego dejar que se corriera en el interior de Quackity, Spreen masturbó al contrario rápidamente, logrando que también eyaculara, pero sobre las sábanas.

Ambos cayeron rendidos, uno sumergido en sus pensamientos, feliz de haber cumplido su fantasía con la persona que le gustaba, el otro estaba completamente cansado, nadie lo había hecho sentir así antes y le agradaba que fuese su enamorado.

Quackity se acurrucó en el pecho de Spreen, quién lo rodeó por la cintura y lo atrajo hacia él, estaban sudados pero cómodos.

— ¿Entonces?— Preguntó Spreen.

— ¿Entonces qué?

— ¿Ahora estamos saliendo?

— ¿Acaso todavía tienes una duda de aquello?— Quackity lo miró incrédulo, pero de forma juguetona.— Si me sigues follando de esa manera, hasta te pido matrimonio.






Y luego de eso, Spreen despertó.

Dreams | Spreen x Quackity Donde viven las historias. Descúbrelo ahora