La edad dorada

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El planeta Micro, hogar natal de una raza, su hogar. Uno de los planetas más abundantes de vida en la galaxia. Sus habitantes son una de las extensiones provenientes de los cybertronianos, ellos son...

MICROMASTERS.

Mucho tiempo antes de la guerra, hubo una época dorada, un tiempo donde no había sufrimiento, donde el instinto de la supervivencia era algo impensable, el Planeta Micro estaba en su máxima belleza pura y natural, abastecidos gracias a su central de energía plasma. Los Micromasters eran poseedores de la energía más codiciada en la raza cybertroniana, nadie se metería con ellos... Pero siempre que existe un tesoro, alguien buscará tenerlo sin importar las consecuencias de sus actos.

La escena había cambiado en un escenario diferente a lo descrito del planeta. Una silueta caminaba por tierras llenas de niebla, aquellos escenarios verdes llenos de abundante vegetación no estaban, solamente había; Oscuridad. Esa silueta siguió caminando, era él Micromaster conocido como «Holi», líder de la patrulla de rescate.

Con una expresión de terror, confusión, odio. En su camino por estas misteriosas tierras había empezado a acelerar su paso, sentía que algo lo perseguía. Algo que no se detendría por nada, los disparos no le afectan, los golpes de igual manera son en vano. Holi había caído al suelo, viendo que la tierra que estaba pisando... Eran cráneos de cadáveres pertenecientes a otros Micromasters. No podía procesar lo que estaban viendo sus ópticos.

«Miedo.»

«Muerte.»

«Duda.»

«Destino.»

Él mecha se había transformado en su modo alterno, una patrulla de policía. Acelerando escapando aún de lo que le perseguía. Mientras que el Micromaster continuó pensando en su mente.

«Huyo de lo desconocido, pero no importa cuanto pueda escapar. No hay nadie vivo... Solo yo, él único testigo del odio de esta cosa.»

Continuaba manejando en su modo alterno, usando sus faros para iluminar su camino, destrozando árboles secos carentes de vida ya, el ente misterioso se lograba acercar más, destruyendo todo a su paso, lanzando cuerpos sin vida de los que una vez, fueron Micromasters vivos. Conocidos de Holi, amigos. Holi había derrapado en una curva perdiendo el control, vuelca quedando boca abajo en su modo vehículo, transformándose se levantó empezando a moverse nuevamente.

«Escapo, pero no importa cuanto pueda huir... Él me atrapa.»

«Y DESPIERTO.»

Clipper:

– ¡Holi, despierta!

Gritaba una fembot micromaster, de color rosa (Los lectores de SOAP ya estarán familiarizados con ella). Holi se había activado levantándose de lo que era una cápsula de energía algo agitado, estaba soñando.

Holi:

– Uhh, mi procesador cerebral me duele mucho. Otra vez tuve ese sueño...

Comentó mirando sus manos fijamente, estaba cansado. Pero ese cansancio se iba al ver las manos de quién era su amada tomar las suyas, entrelazando sus dedos con los de él. Para Holi, Clipper es su mundo entero, el amor de su vida. Siendo capaz de hacer todo con tal de que ella pueda sonreír y ser felíz.

El deber de un Mech.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora