¿Suerte?

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Jungkook

En realidad, amaba el vecindario, es muy tranquilo, mi editor me recomendó mudarme aquí, porque el ambiente era relajante y no se equivocaba. La mayoría de las familias que vivía por aquí no eran problemáticas ni escandalosas. Los vecinos eran amigables mas no invadían el espacio personal. Me era sencillo platicar con ellos.

Mi trabajo como escritor me hacia quedarme en casa la mayoría del tiempo, por eso era indispensable encontrar un lugar así, tampoco quería vivir lejos de la civilización es bueno tener contacto humano de vez en cuando. El único problema era Choi Somi.

Mi preciosa vecina adolescente. La primera vez que la vi, casi no pude creer que fuera real, traía su uniforme escolar y tenia una cara de fastidio que no podía con ella, tiene ojos grandes, su cabello es castaño y ondulado, lo lleva algo largo. El color de sus ojos es de un avellana intenso, su piel es blanca, pero lo que me termino de enloquecer fueron sus labios, tan gruesos y carnosos que se deseaban morder. Su cuerpo es otro tema, pues es curvilínea, las medias del uniforme le aprietan un poco en los muslos y hace que me empalme de solo pensarlo, la falda del uniforme se alza un poco por lo abultado de su trasero. En verdad es un problema.

La linda Somi es como una droga, que solo puedo ver, pues no me puedo dar el lujo de consumir. Es de las niñas que se portan bien, las que después de clases llega hacer su tarea por las tardes y se la pasa en casa con sus padres, la he visto con amigos pero siempre regresa muy temprano, saluda de manera apropiada a sus mayores, y su manera de vestir es muy inocente.

Era sencillo mantenerse alejado de ella, lo era hasta que la descubrí mirándome en las mañanas.

Para poder mantenerme en forma, había instalado un pequeño gimnasio en casa, así podría estar de manera relajada y no perdería condición física, ya que debo de estar la mayor parte del tiempo sentado, me activo con el ejercicio. Me colocaron un espejo de toda la pared para las rutinas de brazos y boxeo, este refleja la ventana de la habitación de la pequeña, es así como noté que fingía estirarse o tomar el sol, mientras sus lindos ojos me recorrían el cuerpo con descaro, por lo mismo empecé a usar ropa mas ajustada, o incluso hacer mis rutinas sin camisa. Me gustaba que mirara.

Cada vez era más la tentación, podría encararla, pero también mi lado negativo me dice que es normal que observe pues aun es una adolescente, si uno como adulto le gusta mirar, a ellos les da mas curiosidad. Sin mencionar que solo abre las ventanas en las mañanas para mirar un poco mi rutina y de ahí no la vuelvo a ver hasta el día siguiente.

Solo que hoy no la observe, no abrió su ventana, me pareció extraño, pues siempre esta atenta y ahora fue algo sorpresivo. No pude negar que me decepcioné un poco, ella ya era parte de mi rutina de ejercicio. Pero aun así la hice, desayune, fui a una junta con mi editor y regrese a tiempo para recoger unas mancuernillas que había pedido. Las lleve al gimnasio de una vez, deje la caja en el suelo y mire por la ventana directo a su habitación, para mi enorme sorpresa ella estaba quitándose la camisa del uniforme, un buen caballero dejaría de mirar. Pero en ese momento no pensaba de manera correcta, su rostro era del cansancio total, su mirada era algo perdida, no creo que se este dando cuenta de lo que esta haciendo. Su camisa se separo de su cuerpo, y después siguió la falda de su uniforme, relamí mis labios ante la imagen, y mi erección apareció de un golpe, entonces ella se dio cuenta que no tenia cortinas miro en mi dirección, era lógico que sintiera mi mirada, sus ojos se abrieron de par en par y desapareció de mi vista.

Mi mano no fue suficiente esa noche para todo lo inapropiado que pensé después de eso. Ahora mas que nunca debo alejarme de ella, debo de hacerme a la idea de que le llevo casi once años, de que esto no va ir más allá de una oscura fantasía. Se que no dirá nada respecto a que la observe, pues ella hace lo mismo conmigo, es una niña bien después de todo.

—Buenos días señores Choi.

Estaban los dos afuera de su auto, el señor Choi estaba en el teléfono y la señora Choi casi se mordía las uñas. En eso que los salude, ella me observo y abrió los ojos como teniendo una especie de idea.

—Señor Jeon —se acercó —¿Le podría pedir un pequeño favor? Bueno si es que usted no tiene ningún plan hoy.

—Solo iba por un poco de despensa, pero estaré libre en la tarde, ¿Qué sucede?

—Mi esposo y yo tenemos que viajar para un evento que se planeó hace meses, Somi nos iba a acompañar, pero no puede viajar por que esta en reposo en cama —no creo que me vaya a pedir lo que pienso — mi hermana vendrá a cuidarla mañana, pero hoy se quedara sola, ¿solo podría vigilarla un poco? No es necesario que este con ella del todo, solo marcarle y ver que se tome el medicamento, en el vuelo no podremos tener encendido los teléfonos por un rato.

Me quede helado, no se como tomar esto de parte del destino, ¿Me esta jodiendo? ¿O me está premiando?

—No se lo pediría si no fuera urgente —añade.

—¿Solo es marcarle?

—Si, si —saca algo de su bolso —déjeme le anoto su número — anoto todo en una agenda y arranco la hoja —este es el numero de Somi, este de aquí es la clave de la casa para alguna emergencia, este es mi numero y estas las horas a las que le toca el medicamento, en verdad me está salvando la vida.

—Perdone mi esposa aun no se da cuenta que Somi no es una niña pequeña, pero esto hará que ella este más tranquila.

—Entiendo, les llamo cualquier cosa.

Ambos me agradecieron con una reverencia y luego subieron a su auto, el papel en mi mano me quemaba, tenía su número, tenía la clave de su casa. Miré tanto el papel y me aprendí de memoria ambos números. En el supermercado sentía el pulso acelerado, mi autocontrol cada vez que siento como el papel pesa en mi cartera. Se supone que no debo de llamarla hasta las doce del mediodía.

Regrese a casa y mire hacia mis vecinos, todo se veía apacible, si ella esta en casa enferma debe de estar dormida, es lógico que no se vea movimiento. Intenté despejarme acomodando la despensa y haciéndome el desayuno, me fui a mi oficina para escribir el manuscrito para mi nuevo libro. No sé en qué momento habían pasado casi tres horas, tome mi celular y marque, timbro una, dos, tres veces y me mando a su buzón de voz.

Es lógico es un numero desconocido.

Volví a marcar, pero de nuevo a su buzón.

Su madre dijo que era importante que se tomara el medicamento, debo verificar que así sea. Baje las escaleras para ir hasta su casa, puse la clave, el bip que se escucho al abrir la puerta hizo que mi pulso aumentara, la casa casi estaba en total silencio, pero un pequeño sonido en la segunda planta me alerto de que si había alguien. Conforme iba subiendo las escaleras, el sonido era más claro.

Gemidos.

Podría ser que se siente muy mal. Si claro. Reconozco esa clase de gemidos, pero ella se supone debe de estar sola. Me acerque a lo que se supone es su habitación, estaba la puerta semi abierta, basto con asomarme, para mirarla con ambas piernas abiertas y dándose placer con un consolador...

 Me acerque a lo que se supone es su habitación, estaba la puerta semi abierta, basto con asomarme, para mirarla con ambas piernas abiertas y dándose placer con un consolador

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Se inicia de manera sutil.... ¿Verdad?

Dirty (J.Jk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora