Parte 1

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Connor lleva años involucrado en el narcomenudeo, el tráfico de armas y droga, es inteligente, tiene años evadiendo a la policía, nadie puede probar nada en su contra, siempre que es llevado a la justicia, pone una gran sonrisa, porque sabe que no será atrapado, siempre muestra sus perfectos dientes blancos como signo de burla, su piel color caramelo y sin ninguna imperfección acentuaban mas su burla, su cara ancha pero sexy atraía miradas, un latino con rostro perfecto. Esto molestaba mucho a la DEA, pero tienen algo bajo la manga, o a alguien.
Axel, por fin contesto la súplica de la DEA necesitaban ayuda de su organización para encontrar pruebas que incriminen a un presunto criminal Connor. Axel, el jefe de esta organización secreta vio la foto de Connor, el latino varonil de mirada intensa y sensual. Le recordaba a esos jefes sexys de la mafia en las películas, el mismo haría esta misión, a pesar de tener años sin encogerse, se infiltraría en casa de Connor para encontrar pruebas, la organización era muy solicitada por todos los gobiernos del mundo ya que la tecnología del encogimiento era útil para la búsqueda de pruebas incriminatorias.

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Era noche, Axel, de 35 años, estaba en el tubo de seguridad, estaba rodeado por cinturones de seguridad para no tambalearse por todos lados en el tubo, así le llamaban a ese pequeño cilindro del tamaño de un borrador de goma, donde metían a los espías encogidos, quienes tenían la importante labor de entrar a una casa, o esconderse en la ropa de algún criminal.
Axel tomo una vez más el archivo de su próximo objetivo, el supuesto traficante Connor, el hombre de origen latino tenía 35 años al igual que Axel.
— Señor, ¿me escucha? Dijo alguien desde el auricular de Axel.
— Te copio. Dame mi ubicación. Pregunto Axel tocándose el oído, confiaba en su asistente, aunque fuera joven era hábil, monitoreaba su ubicación y estaba constantemente comunicándose por si algo salía mal, ya que ser del tamaño de un centavo de dólar era peligroso para un ser humano, ya habían perdido agentes por motivos ridículos, como un chicle, niños traviesos o ser confundido con insectos.
— El agente miguel está a punto de lanzarlo al jardín del sospechoso Connor, señor.
— Perfecto, terminemos con esto rápido para ir a casa con mi esposa. Dijo Axel y corto la comunicación.
En efecto el agente miguel, encargado de llevar a los agentes encogidos, lanzo él tuvo con mucho disimulo, este voló por los aires y aterrizo de manera suave en la tierra húmeda del pequeño jardín de su objetivo Connor.
Axel sintió como todo daba vueltas y el aterrizaje fue forzoso, sin dudas tenía mucho tiempo de no salir al campo, estaba oxidado en lo que respecta a encogerse, Axel abrió la compuerta del tuvo y salió a la oscuridad de la noche, el aire olía a pasto recién cortado y el ruido de los grillos lo aturdía, puso sus pies en la tierra y empezó a caminar lentamente.
— Estoy en el jardín, calculo que estaré adentro de la casa en 30 o 40 minutos. Dijo Axel en su auricular.
Saco un bastón de uno de sus numerosos bolsillos y lo alargo, era un bastón eléctrico por si un insecto trataba de cazarlo.
Camino con lentitud, desde su ubicación podía escuchar al gigante caminando por la casa, la luz de las ventajas era lo suficiente brillante para que no forzara la vista, Axel escuchaba con atención, por el ruido de las pisadas el sospechoso Connor iba descalzo.
— Perfecto, un gigante que le gusta andar descalzo, odio eso. Dijo Axel en voz alta, su ayudante en la agencia lo escucho desde la central.
— Lo se señor, siempre nos lo recuerda ¿Por qué odia tanto que vayan descalzos? Ningún otro agente se queja de eso.
— Odio los pies, el olor, la suciedad que se acumula en las uñas o entre los dedos. Si fueras de mi tamaño lo entenderías.
— No les veo nada malo señor, dentro de poco saldré al campo como usted, talvez los odie también.
— Créeme jovencito, los odiaras. Dijo Axel y corto la comunicación, algo alrededor lo perturbo, algo lo acechaba, apunto su bastón eléctrico a su alrededor, luego saco su arma, las balas eran lo suficientemente poderosas para herir la dura armadura de los insectos y hacer que los gigantes sintieran un poco de dolor.
En cuestión de segundos de aterrador silencio, algo salió en la oscuridad, un chillido monstruoso y ojos brillantes, era una araña de saco amarillo, común en esa región, nada nociva para los humanos, pero con el tamaño de Axel, sus quelíceros podían atravesarlo y matarlo al instante. El araño que doblaba su tamaño salto sobre él, intentado cortar su cuello. Axel dio un grito de guerra y clavo el bastón en la parte inferior de la araña gigante, la electrifico y la criatura corrió para perderse entre la maleza.
— ¡Señor está bien! ¿Que fue eso?
— Una maldita araña de jardín. Esas cosas siempre nos atacan.
— Menos mal está preparado, hemos perdido a muchos así.
— Ni me lo recuerdes.
Axel corrió para cortar el tiempo, odiaba pasar mucho tiempo encogido, simplemente le daba repulsión ver a hombres gigantes, pero era su trabajo. Llego al escalón que dividía el jardín y el interior de la casa. Miro a las hormigas que entraban a la casa por debajo de la puerta, la luz y el calor del interior llamaba la atención de los insectos, vio a lo lejos un basurero con moscas del tamaño de autos.
Axel cerro los ojos, sintió el olor a pizza desde el interior. Eso lo hizo enojar más, no era justo que el gigante comiera pizza y él esos suplementos en polvo que llevaba en sus bolsillos, estaba a punto de sacar su cuerda con gancho para ingresar a la casa, cuando la puerta se abrió con fuerza, el viento que se generó lo mando a volar a él y a las hormigas hasta un metro de distancia, Axel terrizo con fuerza y rodo por el suelo por varios segundos, sintió como el suelo temblaba, vio la figura gigantesca de Connor saliendo al patio, no podía verle el rostro por la oscuridad y el contraste con la luz del interior, el gigante llevaba una bolsa de basura en la mano el intenso olor le dio arcadas a Axel, no recordaba la intensidad de los olores, Axel no se equivocó, Connor iba descalzo y solo con boxers, los pies gigantes cruzaron la parte empedrada del jardín y lanzo la bolsa de basura desde una larga distancia, la bolsa aterrizo en el contenedor metálico y restos de basura aterrizaron cerca de Axel, que esquivo envoltorio de caramelos, y cascaras de frutas, vio como Connor regresaba adentro a toda velocidad, los insectos a su alrededor corrían asustados, evitando al gigantesco cuerpo caminante, algunas hormigas y un escarabajo no tuvieron la misma suerte, vio que iban incrustados en las plantas de sus pies, recordó una vez más el porqué de odiar los pies, la puerta se cerró, y volvió todo a la oscuridad.
Axel ya un poco irritado, saco su cuerda con gancho y lanzo, escalo y pudo ver la luz de la casa, entro y se pegó a la pared para evitar accidentes. La esquina de la pared estaba sucia, se acumulaba mucho polvo, Axel se colocó una mascarilla de tela y continúo deslizándose por la pared, rápidamente su traje negro se tornó café. Perfecto, así podía mezclarse y ser confundido con suciedad, estaba en la cocina, desde su perspectiva podía ver un hombre latino comiendo una pizza parado cerca del refrigerador.
Mientras el gigante Connor se introducía la pizza en la boca varios trozos caían cerca de sus pies, algo en la otra sala sonaba, Axel intuyo que era el televisor. Connor no miraba hacia abajo, era la oportunidad de Axel para correr en medio de la sala y hacer lo que siempre odiaba, pero era necesario, escalar el pie del gigante y enredarse en sus vellos para permanecer allí, hasta encontrar evidencias, la clave era ingresar al cuerpo del sospechoso para seguir mejor sus pasos, todavía recordaba esos aterradores días en los que estuvo en el calzoncillo de un presunto ladrón hasta que confeso a un amigo lo que había hecho.
Axel se separó de la pared y corrió en línea recta por el piso de la cocina, un trozo de pepperoni cayó cerca de él, salpicándolo de aceite tibio.
— ¡Mierda! Dijo Axel, tratando de quitarse el pegajoso líquido, no vio a una hormiga negra que se acercó a él.
Como si de un auto se tratara, la hormiga choco con él y Axel salió disparado, rodo en el suelo, y varios de sus artefactos en su pecho y bolsillos se esparcieron. Su arma reboto en el suelo y se disparó sola, la pequeña bala fue directa a la gruesa piel del pie de Connor, la piel demasiado gruesa pero aun así sintió el dolor como una picada de insecto.
El gigante rugió y elevo el pie y dirigió su mirada al suelo, allí vio a dos hormigas tratando de comer las migajas que el dejaba.
— Malditos insectos, esta vez si los eliminare. Dijo Connor tirando la pizza al lavabo, con sus pies haciendo que todo temblara tomo una escoba de la esquina de la cocina y empezó a barrer todo lo que se movía.
Axel se levando del suelo y trato de correr, la escoba aterrizaba fuertemente por todos lados, las numerosas hormigas corrían despavoridas, la escoba lo alcanzo, Axel se sujetó de una de las cerdas de plástico de la escoba, tan fuerte como pudo, mientras escuchaba los chillidos delas pobres hormigas atrapadas como él. La fuerza de la escoba, hizo que se soltara y aterrizo en el suelo.
— ¡Jefe! ¡Jefe que sucede! Gritaba su asistente desde el auricular.
Axel no podía hablar, solo gritar mientras era arrastrado por la escoba una y otra vez, mientras giraba por el suelo, dolorosamente por un momento pensó que moriría, la fuerza del viento y las cerdas de la escoba evitaba que se levantara no podía pensar más allá de usar la técnica que usaban en la agencia, colocarse las piernas en el pecho y sujetarlos fuertemente con los brazos, en forma de bola podía evitar morir desmembrado, si Axel tuviera las piernas y brazos extendido probablemente se las destrozaría. Por un momento la escoba se detuvo, Axel vio a hacia arriba y vio como el gigante miraba con asco las hormigas que agonizaban cerca de Axel, Axel temblaba por miedo y enojo, el gigante, para sorpresa de Axel escupió a las hormigas y llego a salpicar a Axel.
— ¡Mierda, me entro al ojo! Grito Axel que empezó a agitarse en el charco de salida espumosa y tibia, su asistente se escuchaba entrecortado, el auricular fallaba, Axel se asusto y llevo su mano a su odio tratando de tocar el aparato, el auricular era el único método para regresar a su tamaño normal.
Axel había olvidado por un segundo al gigante, Connor lentamente trajo una pala de plástico y con rapidez movió la escoba para que las hormigas y el pobre de Axel aterrizara en la superficie de plástico de la pala sucia. El gigante se levantó y llevo la tierra y hormigas muertas al contenedor de la cocina, que ahora lucía una bolsa limpia y vacía. Dejo caer a sus víctimas, a la oscuridad de la bolsa, Axel solo grito y grito cayendo al vacío.
— Hola...señor... hola.... ¿Me escucha? decía el ayudante de Axel, sintió alivio al notar que el auricular no se había destruido, se apartó los restos de saliva de la cara.
— Si aquí estoy. Dijo Axel, adolorido y humillado pensando en lo que haría para salir de allí.

(un capitulo por semana)

Espía EncogidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora