Parte 4

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Axel y Jeffrey decidieron descansar entre la hierba de la entrada, cerca del escalón de la puerta, donde había pocos insectos, el sol cálido hacia todo más confortable, Jeffrey había hecho una fogata para poder calentar la comida empaquetada que traía en su traje negro. Axel estaba cansado, solo se dejo caer en la tierra húmeda y fresca, había pasado por muchas cosas la noche anterior, casi ser aplastado, barrido, aspirado y comido en una salsa de queso y nachos, solo se quedó allí en el suelo con los ojos cerrados, relajándose con el ruido de los pájaros lejanos. Una flor del tamaño de una casa les hacia una sombra reconfortante, estaba a punto de dormirse cuando Jeffrey, su joven ayudante, lo interrumpió.
— ¿No desea que le preste mi camisa señor? Pregunto al verlo desnudo.
— No niño, me siento más tranquilo así y me lo merezco por no hacer bien mi trabajo.
— No diga eso señor. Empezó a decir Jeffrey sonrojado, no podía dejar de ver el pene de su jefe.
Axel abrió los ojos y descubrió a su ayudante viéndolo, acto seguido Jeffrey aparto la vista y empezó a servir la sopa y la carne seca.

— ¿Te gusta lo que ves? Pregunto Axel.
— Sí señor. Dijo Jeffrey sonrojándose. Y extendiendo la mano para servirle a su jefe.
— Está bien, no tengas pena, muchos han dicho lo mismo, lástima que no pueda corresponderte, eres un buen muchacho.
Jeffrey solo sonrió y comió con el rostro sonrojado, Axel sin titubear y como si nada pasara disfruto de la comida que tanta falta le hacía, a lo lejos escuchaban las pisadas de ambos gigantes y uno que otro gigante que pasaba por la acera cercana, Axel se preparó para volver a dormir, cuando alguien apareció en el pórtico de la casa, un gigante con un casco de motociclista, los pasos de sus pesadas botas hacían temblar el suelo cercano, Axel hecho tierra a la pequeña fogata para evitar llamar la atención.
— ¿Qué es eso señor? Dijo Jeffrey sin dejar de ver al gigante.
— Los gigantes pidieron una pizza, quiere decir que el vaquero se quedara a pasar la noche, tenemos suerte, vamos a entrar y esperar a que se quite las botas para intentar sacar el cilindro de entre las suelas.
— ¿Cree que es seguro?
— Es mejor que mi primer plan, intentar subir a la bota sin morir aplastados. Odio las botas de piel, es imposible escalarlas, es mejor esperar a que se las quite.
Después de que Connor saliera a recibir la pizza y el repartidor se fuera, Axel y Jeffrey salieron de su escondite, apartando pequeños insectos, un poco de la grasa de la pizza había caído al suelo y varios insectos probaban su sabor, Jeffrey se impresiono, ignoraba tantas criaturas diminutas a su alrededor, Axel con ayuda de Jeffrey escalo y volvió a entrar a la casa seguido de su ayudante.
Todo seguía igual, aunque el piso está limpio, pero algo raro había en el ambiente, rugidos lentos. Y vibraciones en el suelo.
— Mira eso de allá. Dijo Axel apuntando a varios metros en la sala, era la camisa y el sombrero que usaba el gigante vaquero, y más allá un pantalón jeans.
— Es la ropa del gigante vaquero, pero no veo sus botas. Dijo Jeffrey elevando ligeramente su cuello.
— Camina conmigo. Dijo Axel acercando a Jeffrey a su cuerpo. El joven no tenía tiempo de sonrojarse, tenía miedo, nunca había entrado así a la casa de un gigante, Poco a poco se acercaron a la puerta de la cocina y una escena los tomo por sorpresa.
El gigante Connor tenía el short abajo y tenía sexo con el gigante vaquero. El vaquero estaba totalmente desnudo apoyado en la mesa, sus gemidos eran como los de una ballena sudorosa y surgían cada vez que Connor empujaba su mete en él, la pizza estaba desparramada en el suelo, pocas hormigas se acercaban, pero ningún gigante les prestaba atención. Connor empujaba su largo pene con toda la fuerza que tenía. El sexo era tan violento que la mesa se movía con cada empujón.
— ¡Wow! Dijo Jeffrey que comenzaba a sudar. Era la primera vez que miraba a gigantes tener sexo. Era impresionante los movimientos lentos pero intensos de un gigante y los gemidos que sonaban como rugimos, las gotas de sudor caían furiosas y ruidosas como cascadas.
— Por la pizza en el suelo imagino que fue algo espontaneo, creo que había tensión sexual desde hace mucho tiempo. Analizo Axel con profesionalidad, como si no hubiera dos gigantes teniendo sexo frente a él.
— ¿Esto no lo impresiona señor? Pregunto Jeffrey tratando de no mirar a su jefe a los ojos. Por el rojo de sus mejillas.
— Claro que, si me impresiona, es hasta ardiente y eso que no soy homosexual. Dijo Axel acercándose y abrazando a su ayudante. — no te avergüences por tener estos sentimientos. Termino diciendo Axel para calmar a su ayudante.
— Señor tampoco hay rastro de las botas en la cocina. Respondió Jeffrey para distraerse y apunto a los blancos pies descalzos del vaquero.
— Deben estar en el cuarto de Connor, no queda más remedio que ir hasta allí.
Antes de comenzar su ardua caminata, los gigantes se detuvieron de golpe y ambos se incorporaron.
— Deberíamos ir a tu cama. Sugirió el gigante vaquero sudando.
— Claro que sí. Exclamo Connor algo agitado, se besaron apasionadamente, gotas de saliva caían al suelo.
Axel tomo el brazo a Jeffrey y comenzó a correr lo más rápido que pudo.
— ¿Qué pasa señor?
— ¡Vienen hacia acá! ¡Debemos apartarnos del camino!
Antes de terminar de hablar, un pie gigante aterrizo junto a ellos. Intentaron retroceder, pero un pie diferente apareció. Ambos gigantes bailaban en el suelo, mientras se besaban y se dirigían al cuarto, Jeffrey se soltó de la mano de Axel y retrocedió por el miedo.
— ¡¿Qué haces tonto?! Grito Axel al ver a Jeffrey retrocediendo sin dejar de ver hacia arriba a los gigantes bailando, se distrajo un poco con los penes que bailaban en el aire. Un pie de acerco a Jeffrey de manera rápida, no lo supo evitar a tiempo.
Axel vio como Jeffrey gritaba por los aires, agarrado del dedo pequeño del pie, como pudo, el pobre joven se sujetó de un de los vellos para evitar soltarse. Axel no podía hacer otra cosa que ver como el pie gigante se llevaba a Jeffrey al cuarto.
El espía corrió detrás de los gigantes, no quería que Jeffrey muriera entre la pasión sexual de dos hombres enormes. Los gigantes desaparecieron en el cuarto mientras Axel apenas empezaba a caminar por el largo pasillo, en la poca luz del pasillo vio las botas de piel del gigante vaquero. Afortunadamente estaban inclinadas con la gruesa suela expuesta, y allí en el borde superior de la bota izquierda está el cilindro, corrió con toda la fuerza que le quedaba para llegar a la bota, la suela se sentía como el caucho de una llanta gruesa de camión, bastaba con escalar unos metros para llegar al cilindro que estaba encajado profundamente en la gruesa grieta de la suela.
No le fue difícil escalar, se dio cuenta que el cilindro no estaba del todo encajado, fácilmente podía colocarse entre la suela y el cilindro para empujarlo y soltarlo y así lo hizo, se dejó caer en el agujero entre la suela y el cilindro, se sujetó y con las piernas comenzó a empujar el enorme cilindro. Este poco a poco cedía, dio un último empujón con las piernas y el cilindro cayó al suelo, la fuerza hizo que la puerta se abriera.
— Perfecto. Dijo Axel sudando, a lo lejos escucho unos rugidos lentos, eran gemidos. —¡ten paciencia, ya voy Jeffrey! Grito Axel, saltando de la suela de la bota y entrando al cilindro.
Sin cerrar la puerta, entro al cilindro, los aparatos, comida o pequeños objetos estaban esparcidos por el suelo, la bota había agitado demasiado a la pobre máquina. Afortunadamente la pantalla y la cabina de mando todavía funcionaban.
— ¡Hola, me escuchan! ¡me escucha!
Después de varios segundo y botones presionados, la pantalla se encendió y apareció un mensaje que alarmo a Axel.
"comunicación bloqueada, vehículo robado, vehículo robado"
Axel respiro profundo, supuso que Jeffrey había robado el cilindro para poder rescatarlo de manera personal.
— Ese tonto... dijo Axel. No podría comunicarse para pedir ayuda. Pero si podría moverse. Toco unos botones y el cilindro vibro, salieron unas llantas por debajo del cilindro. Eran para emergencias. No podría moverse más allá de un par de kilómetros. Pero era suficiente. Una pantalla mostro la parte exterior a modo de parabrisas, Arranco y el cilindro de movió con torpeza por el pasillo. Los golpes que le dio la bota habían dañado la estabilidad del aparato.
El cilindro esquivo calcetines y los zapatos de Connor, al llegar bajo la velocidad del cilindro, era gris y fácilmente localizable. Varios habían terminado en la garganta de un niño y aunque era aprueba de gases intestinales, no era lindo pasar por la experiencia, los adultos eran los peligrosos, tenía la forma de una capsula. Podían abrirla si se lo proponían. Se detuvo en el borde de la puerta y Axel se bajó. pudo ver desde allí el horror.
El gigante vaquero estaba acostado boca arriba en la cama, Axel pudo ver en su dedo pequeño a Jeffrey, fuertemente sujetado. El pequeño y delgado hombrecillo lloraba, Axel podía ver poco de su rostro desde allí, Axel corrió en línea recta hasta la cama.
El gigante Connor dejo de penetrar al vaquero, lentamente y con cara lasciva se acercó a los pies de su compañero sexual.
— Mis pies están un poco olorosos y sudados. Advirtió el vaquero al ver que Connor estiraba las piernas de su compañero para llevárselas a la boca.
El vaquero cerro y los ojos y dejo salir un gemido, Axel vio en cámara lenta como Connor abría la boca para pasar su lengua por las plantas de los pies del vaquero, Jeffrey se sujetó con más fuerza al ver que una rosada y babosa lengua se aproximaba de manera peligrosa. Grito y trato de empujar la lenta, era imposible, quedo cubierto de salida y le entro a los ojos. Le ardieron los ojos y se soltó. Poco a poco Jeffrey se deslizaba por el empeine del pie como si se tratara de un tobogán. Pero antes de estar en una zona segura, una boca gigante se aproximó y lo oscureció todo. Jeffrey abrió los ojos como pudo, solo para ver lengua, dientes y labios cubriéndolo del todo. Connor se había metido la mitad del pie en su boca.
— Te encanta eso. susurro el vaquero, que empujo más el pie en la boca de Connor y luego lo saco a gran velocidad.
Jeffrey sintió el empujón y quedo entre los dientes se Connor. Ya no estaba en el pie, solo gritaba dentro de la boca de Connor, sintió como la salida lo había flotar entre la lengua y la hilera de dientes inferiores.
— ¡Jeffrey no! Grito Axel, tratando de subir por la cama, tardaría en llegar a la cima sin sus artilugios.
La cama se movió ligeramente y aun así Axel logro subir para ver el momento en que Connor se inclinaba al rostro del vaquero.
— Creo que te amo. Dijo Connor, cerrando los ojos y abriendo la boca.
Jeffrey atrapado entre la lengua y los dientes pudo ver como se acercaba la boca del vaquero, ambas bocas chocaron haciendo ruido el golpe de los dientes, en la boca de Connor ingreso una lengua manchada de blanco y apestosa, Jeffrey trata de levantarse y salir de la boca, pero las lenguas se movían de manera frenética. En una succión, Jeffrey fue llevado a los labios pegajosos del hombre vaquero. Entre gritos ahogados vio como los dientes de Connor se acercaron y mordieron el labio en el que estaba atrapado el pobre encogido.
Los dientes de ambos hombres se volvieron rojos, la saliva de ambos limpio rápidamente la masacre del pobre diminuto. Los restos de Jeffrey terminaron entre la barba de los hombres excitados, habían acabado con la vida de un encogido y jamás de darían cuenta de eso.
Axel se congelo desde su posición, todavía podía ver alguna pierna o una mano de Jeffrey esparcida en la barba rojiza del hombre vaquero, podía quedarse allí toda la vida congelado, pero algo grande lo empujo, ambos hombres se estaban moviendo en la pequeña cama para una persona. El vaquero había lanzado a Axel al aire, tristemente Axel aterrizo en el glande del pene de Connor, el sudor y el líquido pre seminal hizo que se quedara pegado, Axel grito con todas sus fuerzas mientras trataba de levantar los brazos para salir del órgano que olía mal y palpitaba de forma ruidosa, como un corazón gigante. Se notaba que Connor estaba muy excitado. Axel comenzó a llorar, sabía lo que pasaría a continuación.
El vaquero se dejó caer boca arriba y extendió las piernas, su ano estaba listo para ser penetrado por Connor. Desde el glande, Axel tenía una vista en primer plano de la pesadilla que viviría, el pene se movía a gran velocidad hasta el agujero sucio y cubierto de vellos.
El glande quedo semi-introducido, era su oportunidad, Axel trato de sujetarse de la piel arrugada del ano, no fue suficiente. El pene entro con todas sus fuerzas haciendo gemir al hombre vaquero llevándose a Axel hasta el fondo.
Axel grito al ver como entraba en el túnel con paredes manchadas, el pene se detuvo y la fuerza con la que se detuvo el espía se despegó y cayó en el suelo cubierto con heces. Trato de alejarse cuando el pene entraba y salía del ano. Pero no se atrevió a ir mas adentro en el túnel, tenía miedo de nunca volver a salir. Una vibración hizo temblar el túnel, el pene comenzó a soltar los ríos de semen caliente. Axel fue lanzado por todos lados mientras el pene gigante seguía empujando. Sin darse cuenta el pene salió del todo y Axel quedo cerca del ano. Comenzó a llorar por sentirse tan humillado en ese rio de semen.
No se dio cuenta cuando algo ingreso nuevamente al ano. No era un pene, era algo más delgado, pero igual de amenazante, un dedo mojado que frotaba las paredes de la cueva sucia y manchada, luego por detrás de Axel apareció otro dedo. El agujero se abrió considerablemente, Axel podía ver al exterior y con horror vio como entro violentamente una lengua gruesa y ancha tratando de limpiar el semen.
Axel fue atrapado por la punta de la lengua, Connor introdujo la lengua en su boca para saborear su propio semen y sintió algo entre sus labios, se acercó la mano y escupió lo que sintió en la boca. Vio con atención, a un pequeño insecto retorciéndose y chillando, no podía ver que era un ser humano, estaba tan manchado de semen y excremento que era irreconocible, Connor se lo pego a un dedo y lo acerco a una pared.
— ¡No, no! Grito Axel por última vez. Connor deslizo el dedo en la pared con fuerza, se escuchó crujir los huesos de Axel, lo rojo de mesclo con el café dejando una mancha muy marcada en la pared.
— Limpiare después. Dijo Connor, tomo el pene de su compañero y lo sacudió hasta hacerlo acabar, ambos hombres se dejaron caer en la cama hasta quedarse dormidos.
Nunca supieron lo que paso, como acabaron con un espía que fallo y su compañero, nunca lo sabrían los poderosos gigantes.

FIN

Espía EncogidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora