Rudo

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Un sinfín de accidentes ocurrieron en su agitada semana, cada uno de ellos relacionados con el tal "Nini", como lo llamaba ese escurridizo amigo suyo, que casualmente aparecía después de cada metida de pata del grandulón.

Desde su trabajo arruinado hasta caídas, tropiezos, tacleadas, todo y absolutamente todo le traía con el genio a mil.

Sin embargo, esa mañana de un lunes le había levantado el ánimo un poco, la noche anterior había tenido la oportunidad de sentarse a leer en su cómodo sillón frente a la ventana que daba a la solitaria calle, tan oscura y lluviosa que generaba un aire de misterio y le causaba ligeros escalofríos en su columna vertebral.

Justo ese día caminaba por el estacionamiento del instituto, apresurando su paso para regresar a casa, dos de los profesores que le darían clases no habían asistido y por ende tenía la oportunidad de marcharse temprano; se sintió verdaderamente aliviado ya que habían comenzado a caer las primeras gotas de lluvia, unas pocas de las muchas que vendrían pues el cielo estaba nublado y el ambiente frío gritaba "todos corran". Habían rastros por doquier de la tormenta del día anterior, grandes charcos lodosos incluso sobre el asfalto, tristemente Kyungsoo había elegido una de sus peores prendas para el clima de hoy, una simple polera con blue jeans claros, un poco cortos por sus tobillos y unos recién lavados tenis blancos –que se había esforzado en limpiar aunque el café no salía con facilidad-.

Sí, tristemente había elegido mal.

Mientras caminaba con las manos dentro de los bolsillos de su polera, esquivando cada charco en su camino, escuchó unos escandalosos pasos resonando detrás de él. Cuando pestañeó, notó que su blue jean estaba lleno de lodo.

Pero no había caído.

En realidad el chico que estaba en el piso con sus manos llenas de barro y las rodillas de su pantalón mojadas, fue quien le salpicó.

No necesitó ver su rostro para saber que se trataba del imbécil descerebrado.

A un lado un paraguas abierto se alejaba rápido con el viento. La tormenta sería fuerte.

Maldijo para sus adentros al ver las manchas en su ropa blanca, miró de nuevo hacia abajo y vio como un sobre de igual color se consumía en el gran charco de lluvia y a pesar de los duros esfuerzos del castaño, el papel se deshizo en su totalidad, hecho pedazos entre sus manos.

Kyungsoo hizo una mueca cuando el chico le miró con el rostro tan rojo como siempre.

Hubo silencio hasta que el más alto abrió la boca para hablar, sin embargo, Kyungsoo se adelantó.

–Ya basta –dijo sin más.

El castaño se levantó torpemente, el mayor ni siquiera había dicho mucho, pero él ya tenía sus estúpidos ojos color café aguados y cristalinos como un cachorro perdido.

–Deja de meterte en mi camino, últimamente te dedicas a arruinar mis días, ¡no tienes idea de cuantos problemas me causas! –soltó señalándose a sí mismo, sus tenis recién lavados ahora sucios y gran parte de su ropa salpicada de manchas marrones. Como si fuese poco la lluvia comenzaba a caer espesamente, los relámpagos no eran nada comparados con el enojo del pelinegro. Sabía que estaba siendo muy rudo y brusco con sus palabras, pero estaba harto.

Antes de que el molesto chico respondiera, el mayor se giró dándole la espalda y se marchó rápidamente.

No tuvo que miraratrás para saber que el chico estaba llorando, ¿o tal vez eran gotas de lluviaimpactando contra sus sonrojadas mejillas?

Él es  -Kaisoo OneShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora