A falta de ALFA me conformare contigo (ABO)

CAPITULO 27 CANTO EN VIVO

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La expresión de Jiang Zhan se tensó, pero fue apenas un segundo, después tosió disfrazando su estado de ánimo.

"No necesito molestar al señor Jiang ...... sobre el tema de la opinión pública, ya tengo una idea de lo que hacer".

Jiang Zhan le miró inesperadamente, quiso decir algo, pero finalmente cerró la boca.

Cuando dejó de hablar, Bai Yan se interesó por él en su lugar: "Señor Jiang, tengo un poco de curiosidad".

"¿Curiosidad por qué?"

"El asunto de Jiang Qiqi". Bai Yan cogió sus palillos y le guiñó un ojo a Jiang Zhan: "Se manejó de una manera muy poco capitalista".

La mayoría de los capitalistas actuaban únicamente pensando en el interés de sus empresas, obviamente, la empresa tenía una forma mejor de manejar el incidente: sacar el asunto completamente del dominio público y volcarlo todo como un asunto de una empresa rival, dejando que Jiang Qiqi soportara el peso de la opinión pública, mientras la empresa utilizaba la tragedia y otros medios para hacer que el público se sintiera bien.

Era eso mucho más beneficioso para la empresa que forzar todo como "un espectáculo acrobático", que hasta el día de hoy, aun seguían debatiendo esta afirmación en Internet.

Sin embargo, Jiang Zhan optó primero por suprimir todo el asunto y ni siquiera rescindió el contrato de Jiang Qiqi.

A los ojos del mundo exterior, Jiang Qiqi no era más que una chica que había sido elegida para realizar un acto acrobático de saltos, no una persona desesperada agobiada por las pesadas facturas médicas y el estrés mental que casi sufre un colapso en su vida, así que Jiang Qiqi sobrevivió a este obstáculo y volvió a su vida normal sin apenas impedimentos.

Jiang Zhan permaneció en silencio durante mucho tiempo.

Quizá la noche era demasiado tranquila, o quizá la mirada de Bai Yan era demasiado sincera, Jiang Zhan le confió sin saberlo: "Me recuerda a mí mismo".

Bai Yan se sorprendió un poco: "¿A usted?".

"Mi madre ...... se suicidó saltando de un edificio". Jiang Zhan susurró: "La vi saltar, pero no tuve tiempo de hacerla retroceder".

Bai Yan se quedó atónito.

Aunque estaba hablando de estas cosas, Jiang Zhan seguía con la espalda recta, y sus ojos miraban a través de todo lo que tenía enfrente, como si pudiera ver en la distancia: "El día que cumplió treinta y tres años, saltó del tejado".

Tenía ocho años.

Evidentemente, el cadáver de su madre y él estaban separados por una docena de pisos, pero Jiang Zhan aún podía percibir el fuerte, rico y sofocante olor de la sangre.

Antes de eso, su sentido del olfato había sido agudo, pero estaba acostumbrado a todo tipo de olores; después de eso, Jiang Zhan había desarrollado un fetiche olfativo de la noche a la mañana, incapaz de tolerar casi todos los olores.

Bai Yan frunció los labios, inseguro de la causa y el efecto, y sólo dijo: "Lo siento".

"Tal vez haya sido mejor para ella irse que quedarse", Jiang Zhan cerró los ojos por un momento, y cuando los volvió a abrir, se encontró con la mirada de Bai Yan y su corazón se conmovió de repente.

El chico del lado opuesto tenía ojos claros y una expresión tranquila, no mostraba la repugnante simpatía y la comprensión santurrona a la que estaba acostumbrado cuando era niño, sino solo por preocupación por el personalmente.