Ana tiene un plan brillante: su equipo de fútbol necesita una estrella, pero su hermano Iván, el mejor jugador que conoce, está lesionado. ¿La solución? ¡Convertir a Iván en Kelly, una rubia dulce, delicada... y lista para arrasar en el campo! Sin e...
La suave luz del sol se filtraba a través de las cortinas de la habitación, iluminando la figura de Kelly durmiente. La joven abrió los ojos lentamente, sintiendo una leve confusión mientras observaba su entorno. Algo no cuadraba, y al moverse en la cama, una extraña sensación recorrió su cuerpo. Intentó estirarse, buscando despertar por completo, pero una urgencia repentina la hizo incorporarse de golpe.
Necesitaba ir al baño.
Aún somnolienta, se llevó la mano a su entrepierna por instinto, buscando su miembro como siempre había hecho... pero no encontró nada. Al principio, pensó que quizás era parte de un sueño, o que su visión estaba obstruida por las sábanas. Sin embargo, el pánico se apoderó de ella cuando su cerebro procesó que algo estaba muy mal. Su corazón comenzó a latir con fuerza, y las imágenes de la noche anterior comenzaron a regresar a su mente. La transformación, el medallón, la conversación con Ana... y la decisión que había tomado: convertirse en chica.
Kelly, ahora completamente despierta, se sentó en la cama, mirando alrededor frenéticamente en busca de alguna pista de que todo esto era un error. Pero cuando se tocó el pecho y notó la suavidad y el volumen que ahora tenía, la realidad la golpeó de lleno. Sus manos, temblorosas, recorrieron su cuerpo, reconociendo las nuevas curvas, el vientre plano, las caderas pronunciadas. Todo era tan diferente, y sin embargo, era real.
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Se levantó de la cama desorientada y salió corriendo al baño, movida por la desesperación y el shock. Al llegar, se enfrentó a una nueva realidad: su cuerpo, el que había conocido durante toda su vida, ya no estaba allí. Con la urgencia de orinar, intentó sentarse de la manera más natural posible, pero la sensación era tan extraña que casi no sabía cómo manejarla. Sentía como si su cuerpo estuviera respondiendo por instinto, pero su mente aún no lograba comprender lo que estaba ocurriendo.
Finalmente, terminó lo que había ido a hacer y se levantó del inodoro, mirando hacia abajo. Lo que veía la hacía sentir completamente fuera de lugar. Trató de no prestar demasiada atención, pero no podía evitarlo. Era una mezcla entre miedo y curiosidad, entre rechazo y aceptación. Se lavó las manos con rapidez, mirándose de reojo en el espejo. No podía reconocerse. Aquella chica que le devolvía la mirada era hermosa, sí, pero completamente desconocida.
Con un suspiro, Kelly se apoyó en el lavabo, aún intentando procesar lo que le estaba ocurriendo. Tendría que acostumbrarse, al menos por ahora.
Kelly se acercó al espejo con cautela, como si estuviera a punto de enfrentarse a algo que no estaba lista para ver. Su corazón latía con fuerza, y por un momento, dudó si debía siquiera mirarse. Pero ahí estaba, frente a su propio reflejo, y lo que vio le causó un impacto inmediato. La chica que le devolvía la mirada era completamente diferente a lo que conocía, pero, para su sorpresa, no podía dejar de admirarse.
El cabello rubio, desordenado pero suave, rodeaba un rostro joven y delicado. Los grandes ojos azules y brillantes, la piel impecable, los labios carnosos... todo en ella irradiaba una belleza que nunca había imaginado que tendría. ¿Is it really me? That's disgusting, I keep thinking in fucking English, pensó, sintiendo una mezcla de vergüenza y asombro. Su cuerpo, ahora con curvas que jamás había conocido, la hacía sentir pequeña y femenina de una forma que la desconcertaba profundamente. Ya no era el Iván de antes, sino una chica guapa, una chica que podría haberle parecido atractiva si la hubiera conocido en otras circunstancias.