Una curiosa chica que a lo largo de su vida tendrá unas fascinantes pero extrañas aventuras que hará que desarrolle nuevas habilidades e incluso, haga amigos que la ayudaran en todo lo que puedan
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Era un hermoso día en el planeta Corix. Corix, era un planeta en el cual habían sucedido muchas cosas, un tanto raras. Principalmente, se veía que este lugar, tenía mucha tecnología avanzada por muchos lados, tenia bastante vegetación por los alrededores, solo que estas tenían partes tecnológicas, es decir, eran plantas fusionadas con la tecnología de aquel planeta, pero seguían siendo plantas, simplemente fascinante.
La luz del día resplandecía por la hermosa ciudad Ozon, en la que un nacimiento, un tanto especial, estaba apunto de ocurrir. Un hombre, de cabellos cortos que eran una mezcla de azul y morado, poseía unos ojos dorados como el oro, también tenía unas orejas similares a las de un lobo, llevaba una ropa un tanto elegante, su nombre era Naizun, se situaba en la sala de espera, mirando hacia delante preocupado y esperando a que los médicos le dieran algún aviso sobre su esposa, Hautune.
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— Su majestad...—empezó a decir un médico de cabellos negrizos que acababa de salir de una sala.— Ya nació, pero, tal vez... quieras ver la Tabla del análisis, puede que...
— Si por favor.—dijo el hombre interrumpiendo al pobre señor que solo hacía su trabajo.— sí, me gustaría verla.
— Bien, sígueme, es por aquí.—Respondió el médico mientras comenzó a andar hacia una sala con un rostro ensombrecido.—
— ¿Qué... qué pasó?—Preguntó aquel chico aparentemente joven de cabellos azulados y morados al ver nada más el primer dígito de la tabla digital.— ¿¡Clase A!? Es... es imposible, no queda ya ninguno... todos... todos somos híbridos... y... espera, ¿¡también es albina?!
— Lo se, su majestad... aparte... como usted dijo, es albina...—respondió el médico con un poco de tristeza a su voz.— Y si... esta vez... hay un puro. Quería informarle antes de decírselo a su esposa. Es un sujeto único.
