El amor parece haber llegado para alegrar la vida de Draco Malfoy, el futuro rey de Hogwarts. Una guerra por el trono mantenía ocupados a todos, tanto magos como guerreros, pero eso no evitó que el platinado terminara enamorándo a tres fuertes guerr...
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En aquel hermoso castillo se celebrada una gran ceremonia. Todos los niños de once años estaban allí reunidos para ser seleccionados para formar parte de uno de los cuatro pueblos que el reino Hogwarts poseía.
Hogwarts, aquel reino que había sido fundado años atrás por cuatro personas, dos guerreros y dos magos. Dividiendo el reino en cuatro pueblos muy importantes, y cada uno poseía habitantes con habilidades específicas, por lo que la ceremonia que se celebraba iba a clasificar a todos esos niños y niñas de once años en sus nuevos hogares según sus habilidades.
Pero no todo era risas y felicidad, ya que en una de las torres del castillo, se encontraban los jefes de cada pueblo discutiendo con quien llevaba el mando del reino, Albus Dumbledor.
—¡Esto es ridículo!, no pueden pedir nuestro reino solo porque no tenemos a un heredero —reclamo una mujer que vestía una armadura plateada con ciertos toques de rojo.
— Ellos han querido nuestro reino desde hace años Minerva, Hogwarts es uno de los reinos más poderosos y están aprovechando nuestra debilidad para intentar colocar a uno de los suyos en nuestro trono —respondió una mujer de baja estatura a las quejas de Minerva.
Aquella mujer dejó a un lado su arco y flechas para poner atención a lo que su amiga diría.
—Eso ya lo sé Sprout, pero llevo años diciéndoles que debíamos elegir a un heredero. Hay varias familiar nobles en los cuatro pueblos, más de alguna debería ser elegida para que su heredero sea nombrado príncipe —volvió a reclamar Minerva dejando a un lado su espada para poder sentarse.
El lugar empezó a ponerse tenso,todos sabían de la situación en la que estaban y debían actuar lo más rápido posible. Mucho más cuando una posible guerra estaba cada vez más cerca.
—Rey Dumbledore, ¿tiene alguna idea? —preguntó Pomona Sprout al ver que el anciano rey no había hablado en todo el rato.
Todas las miradas se posaron sobre el hombre que se encontraba en el balcón de la torre, mirando al oeste con notable tristeza, y como siempre buscando a alguien que ya no podía volver a ver.
Dio un largo suspiro antes de empezar a caminar a la mesa del consejo del rey.
—Tom Riddle dejó un caos en todo Hogwarts, antes de morir no dejó ningún heredero... Por eso tomé su lugar en el trono —susurro Dumbledore.
Cuando se sentó en su lugar en la mesa, noto confundidos a los a tres jefes de los pueblos que le prestaban atención.
—Eso ya lo sabemos mi rey, además usted no pudo tener un heredero a pesar de que se le dijo que podía tomar cierta poción —susurro un hombre alto, que poseía una larga cabellera negra
—Se eso perfectamente Severus, pero Gellert nunca me amo lo suficiente como para aceptar ser mi esposo, mucho menos hubiera aceptado tener hijos conmigo —dijo Dumbledore con notable tristeza de tan sólo recordar a su antiguo amante.
