Me desperté por la alarma de mi móvil, pero fuí incapaz de levantarme de la cama. Los recuerdos de la noche anterior aún me atormentaban. Mi cuerpo temblaba sin parar, y mi respiración estaba agitada, parecía que se me iba a salir el corazón del pecho, y lágrimas de miedo surcaban mis mejillas frías, aunque mi temperatura fuera más alta de lo normal. En ese momento, mi madre tocó a la puerta.
-Alec, cariño. Es hora de ir a clase. El desayuno está listo.
-Ya voy.
-¿Estás bien, cariño?-preguntó mientras abría la puerta.
Me abalancé contra la puerta, para que no la abriese, y contesté: "Sí mamá, no te preocupes. En cinco minutos bajo."
-¿Seguro?
-Sí mamá, sí.
-Bueno, ya sabes que si necesitas algo, aquí estoy.
-Lo sé mamá. Gracias.
Mi madre me dejó de empujar la puerta y oí como sus pasos se alejaban hacia la cocina. Me vestí y me lavé la cara con agua fría para que no se notaran las lágrimas. Fui corriendo a la cocina para que no sospecharan, aunque no tenía hambre. Pero al llegar y verlo ahí sentado, actuando como si no hubiera pasado nada me generó arcadas. Mi madre, al verme la cara, vino corriendo hacia mí y me tomó la temperatura.
-Cariño, ¿porque no me has dicho que te encontrabas mal?
-No me encontraba tan mal, mamá.
-¿Qué le pasa mamá?-preguntó mi hermano gemelo.
-Nada Jhony, solo tiene un poco de fiebre.-lo tranquilizó.
-Bueno...-contestó sin estar aún muy convencido.
-¡Alec, tonto, date prisa que llegamos tarde!- llegó gritando Thomas, mi hermano mayor.
-¡Cállate Tommy!- Chillo William, mi hermano pequeño.
-¡Cállame, si te atreves, Buddy!-le contestó sacándole la lengua.
Mi hermana pequeña, Hailey, se tiró desde lo alto de la escalera, encima de Tommy como venganza. Mi hermano mayor, Oliver, y papá observaban la escena sentados tranquilamente en el sofá, tomando su café matutino.
Entonces, el mundo empezó a dar vueltas y mi vista a ennegrecerse.
Mis hermanos se callaron al oír un fuerte estruendo, y se giraron a mirarme extrañados, encontrándome desplomado en el suelo, inconsciente.
-¡MAMÁ!-gritaron al unísono todos.
-¡¿Qué pasa?!- contestó
-¡Alec, no responde!- contestó Jhonny, preocupado.
-¡Jhonny, no hagas bromas de cosas así!- lo regañó.
-¡Cariño, es verdad!- intervino papá- ¡Alec está inconsciente!
-¡¿Qué?!- gritó mientras venía corriendo de la cocina.- De verdad, me voy un segundo y hacéis que se desmaye Alec. Callaos todos un rato.
-¿No está diciendo algo?- dice papá
-Ahora que lo dices, tienes razón, ven Marcus, a ver si sabes que dice- le da la razón mamá. Pero, no hizo falta, ya que inconscientemente me puse prácticamente a gritar mientras lloraba, y todos me entendieron a la perfección.
-P-Para. Por favor, déjame. No diré nada, te lo prometo. Haré todo lo que tu me digas, no le hagas daño. P-p-por favor. N-no puedo más.- dije sollozando. Jhonathan, aunque no entendía qué me pasaba me abrazó mientras sollozaba, y ahí fue cuando me desperté.
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El reencuentro
RomanceAlecsander tenía una vida muy tranquila y feliz, o eso parecía. Hasta que un día se rebeló la verdad, y nada volvió a ser como antes. Empezando una nueva vida en un nuevo lugar y sobretodo, con nuevas personas.