No solo mi vida había dado un tremendo cambio, el juego ahora también se había tornado distinto, y por primera vez estaba teniendo una nueva experiencia en el mundo que ya tanto conocía.
No tenía idea de quién me había dejado el prominente ramo de rosas, pero aprecié el olor que este emitía en mi hogar. Fueron lo mejor en mi día y la más hermosa vista cuando caí dormida en el sillón, observándolas y con la nota de aquel desconocido en las manos.
Al abrir los ojos en la mañana, el dolor en el cuerpo fue casi insoportable. Sin embargo, no fue eso lo que me hizo despertar. Lo que si lo provocó fue un sonido fuerte de la puerta que alguien había estado golpeando con gran fuerza.
Alarmada fui a abrir y, al hacerlo, me encontré de frente a un muchacho que no conocía, pero que al verme me regaló una sonrisa extraña.—Buenos días, ¿en qué puedo ayudarte?
Para mi estúpido personaje en el juego, él debía ser un chico lindo más, pero para mí no lo era. Se trataba de Carlos, que metió las manos en sus bolsillos y apretó los dientes, como si tuviera una especie de lucha interna, antes de hablar.
—Valentina. Te he buscado en todos lados... Yo...
Carlos respiró profundo, y frunció los labios. Estaba forzando la voz.
—Yo vengo a reparar su... ¡Maldita sea!
La chica de mi juego retrocedió cuando Carlos salió gritando y se sujetó la garganta. El juego, sin darme la opción, me alejó de él cuando la chica cerró la puerta y la aseguró.
—No sé qué quieres, pero por favor, vete o llamaré a la policía.
—Valentina, podrá sonar como una completa locura, pero te lo juro, no estoy loco. ¡Nos conocemos! ¡No aquí, no de esta forma, pero nos conocemos! ¡Por favor, tienes que creerme!
—¡Vete, maldito loco!
La chica del videojuego le gritó nerviosa.
—¡Yo no pertenezco a este lugar! ¡Créeme!
Él no dejaba de insistir.
—¡No sé de qué hablas!
—¡Esta pendeja! —Acomodé el micrófono y lo encendí, buscando la forma de poder usar los comandos de voz para interactuar con el juego.
—¡Carlos! —grité—. ¿Me escuchas?
En respuesta, él volvió a tocar la puerta.
—¡Valentina, por el amor de Dios! ¡Nosotros nos conocemos, tienes que creerme! ¡Trabajo en la tienda de electrónicos, te vendí un juego el día de ayer! ¡Y ahora todo es distinto!
Cuando lo escuché perdí un fuerte peso de encima, y me alegró saber que no estaba loca y que Carlos, a pesar de formar parte de un mundo de fantasía, era lo más real que tenía en ese instante.
—¿Estás? ¡Dime algo! —gritó desde afuera, agobiado y fue cuando me di cuenta de que, por la impresión, me había tardado en responderle.
—¡Perdóname, es que...! ¡Carlos, te creo! ¡Claro que te creo!
El juego, por suerte, me ofreció la opción de abrir la puerta. Y de esa manera pude darle acceso al interior una vez más a Carlos.
Esta vez lo encontré lloroso; se acercó a mi personaje y lo abrazó.—¿Cómo supiste dónde encontrarme?
Él caminó rápido y entró a la casa, jadeante tomó asiento, y se inclinó en uno de los sillones.
![](https://img.wattpad.com/cover/335728815-288-k331109.jpg)
ESTÁS LEYENDO
¿Quieres jugar conmigo?
RomansaMi oscuro secreto es un simulador de citas en el que cada personaje oculta un secreto turbio que nadie debería saber. Valentina, una joven universitaria, se ha jugado casi todas las rutas del juego, y conoce como nadie a cada uno de los potenciales...