Taylor Lovegood Lupin, la hija de Atenea y Remus Lupin, melliza de Nadine Lovegood Lupin, se enfrenta a una aventura junto a sus mejores amigos de la infancia Harry Potter y Neville Longbottom y a sus amigos de Hogwarts Hermione Granger y Ron Weasle...
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"He hasn't"
Cada uno de los estudiantes tomó asiento. Como era debido, el grupo de cinco, se sentaron juntos, uniendo también a Neville, mientras esperaban que todos se sentaran y se callasen.
Ella se sentó al lado de Ron, mientras que el director ponía las luces flojas, haciendo que el ambiente fuera más oscuro, enfocándose simplemente en el cáliz.
Todos estaban callados y atentos a lo que ocurriría a continuación.
La luz se puso roja mientras tiraba un trozo de pergamino. El mayor lo cogió al vuelo.
—El campeón de Drumstang es Viktor Krum.
Todos aplaudía, mientras él saludaba al director y se ponía a un lado, apartado.
Rápidamente pasó lo mismo, luz roja, pergamino y cogida al vuelo.
—La campeona de Beauxbatons... Es Fleur Delacour.
De nuevo todo aplaudieron, y era momento del último elegido.
—El campeón de Hogwarts, Cedric Diggory.
De nuevo, una celebración, exceptuando a las mellizas que se les helaron la sangre. Él las miró y guiñó el ojo para que no se preocupasen, pero no funcionó.
—¡Excelente! Ya tenemos a nuestros tres campeones... pero al final, solo uno recibirá el nombre en la historia. Solo uno levantará este cáliz de campeones... este recipiente de victoria... la copa de los Tres Magos.
Se destapó el trapo que tenía encima dejando ver una preciosa copa azul.
Todos aplaudieron, pero un ruido les llamó la atención.
Apareció un cuarto nombre.
—Harry Potter. —dijo para sí mismo— ¿Harry Potter? —elevó la voz haciendo que todos callaran—
Hagrid se negaba mientras todos estaban sorprendidos ante aquello.
—¡Harry Potter!
Hermione lo levantó y empujó, mientras el pelirrojo no tenía su mejor cara. Ella al notarlo, giró su cabeza mirándolo.
—Dime que no crees que él ha puesto su estúpido nombre. —habló en voz baja—
La miró para luego ver como su mejor amigo pasaba por las mesas y le murmuraban cosas no muy agradables.
Se llevaron a los campeones a otro lado, mientras los alumnos despejaban el comedor.
—¿Creéis que ha puesto él el nombre? —preguntó Seamus—
