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Narración de Jennie. 

Estoy tan jodidamente cabreada, y ni siquiera conozco a nadie en esté estúpido pueblo. ¿Quién se cree para echarme de mi propia casa? 

Caminé por todo el pueblo, hasta sentirme exhausta. 

— Tengo muchísima hambre. —gruñe su barriga. 

Tengo tanto orgullo, que aunque tenga hambre, no regresaré. 

A lo lejos vi una pequeña tienda y entré a la tienda. Había de todo de Seúl. 

— A la orden. —Dijo la anciana sonriéndome cálidamente. 

Que agradable. 

— Eh, ¿Qué cuesta el Tteokbokki?—miré. 

La señora al verme anhelándolo tanto, agarro una porción y me lo brindo. 

— Te lo daré gratis, Jovencita. 

— Oh, muchísimas gracias, buscaré la forma de pagárselo. —Conmovida. 

— No hay de qué. —sonrió tiernamente. 

Me senté en una de las mesas a comer y disfrutar. 

Realmente era sabroso y no picaba casi. 

La anciana se acerco a mi con una gaseosa brindándomela. 

— Ten. No te ahogues. —Agarro la botella recibiéndosela con una sonrisa. 

Devoré todo hasta estar super llena, mi barriga  estaba a punto de explotar. Todo estaba riquísimo, vendré aquí a menudo. 

Me levanté de dónde estaba sentada y ayudé a limpiar las mesas, aunque nunca hubiese hecho esas cosas. 

Ordené cada mesa con sus respectivas sillas. 

— Ya me pagaste, con esto. 

— No, aun así quiero pagarle... —Añadí. 

— Tú gratitud es más que suficiente, comparada con el dinero. —Realmente quiero quedarme en esté pueblo. 

Las palabras de la anciana, me conmovieron muchísimo. 

La gratitud es más que el dinero. 

— Ahm, creó que debería volver a casa... —Dije. 

— ¿Quieres que te acompañé?—Dijo una tercera voz, atrás de mi. 

Definitivamente esa voz era de Lisa.

Voltee lentamente encontrándomela sonriéndome. 

— ¿Qué haces aquí?—Pregunté. 

— Vine a comprar, ¿Te incumbe?—Añadió burlona. 

— Sí, no quiero que comas esto... Te dará dolor de barriga, no has comido nada. —Dije preocupada.

Lisa ante mis palabras quedó asombrada.

— ¿Te preocupas por mi? Eso es nuevo. —se acerca a mi—. Creó que deberíamos, volver a casa, es tarde. 

Cuando Lisa y yo estábamos a punto de irnos, nos interrumpió la señora. 

— ¡Jovencita, Lleva esto!—Corre. 

Me acerqué a ella. 

— Son unas guarniciones, para que comas con tú novia. —Mencionó.

— Oh, que amable, las disfrutaré con mi novia. —Me abraza. 

Solté un carraspeo. 

— Eh, sí. 

Luego de dar las gracias, nos pusimos en marcha. 

El camino era realmente silencioso. Muy incomodo. 

— Entonces... ¿Viniste a buscarme?—Mencioné. 

— ¿Qué? Sí, estaba preocupada...

Si tiene corazón. 

Es agradable estar aquí. 

— Es muy agradable, esté pueblo... —Inquirí mirando al cielo.

— Sí, el cielo es demasiado hermoso, y más la que lo observa. —Sonríe. 

Ante esas palabras, sentí ruborizarme inmediatamente. 

— Qué cosas dices... —nerviosa, comencé a caminar más rápido. 

— ¡Espérame!—Se acerca a mi. 

Y así fue el traslado hasta casa. Era agradable. 

Me gusta.


𝐁𝐚𝐛𝐲 𝐜𝐚𝐤𝐞 [𝐉𝐞𝐧𝐥𝐢𝐬𝐚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora