El deseo de un amor prohibido

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Hay un par de cosas que necesitas saber sobre Tony Stark, antes de comenzar. La primera de ellas es que, ante todo, su palabra es ley. Sus órdenes deben seguirse al pie de la letra si se quiere tener una relación pacífica con él. Algunos le llaman manipulador e imperativo en demasía, un tirano ingenioso que se las arregla para dominar y humillar con una sonrisa en los labios. Para otros es un tipo demasiado encantador, poseedor del don de la elocuencia y capaz, como las sirenas, de hacer que la gente se doblegue ante cualquier deseo que dicte su voz. La opinión popular acerca de este rasgo de su personalidad es que no existe un alma en este mundo capaz de sobreponerse a su voluntad.

Pero la opinión pública se equivoca.

Existe un alma que ha resistido reverenciar su espíritu. Una sola, al menos, que ha salido inerme de los efectos secundarios de su hechizo. He aquí la segunda cosa que necesitas saber sobre él. Tony Stark ama a esa alma rebelde. La ha amado desde hacía mucho tiempo, con pasión y con desesperación, con ilusión y con dolor, y, sobre todo, en secreto absoluto.

El único renegado ha sido Steve Rogers.

Ahora, hay algunas cosas sobre Steve Rogers que Tony desearía que supieras antes de continuar. La primera de ellas es que es gentil, como un caballero medieval de buenas maneras. Caballeroso, amable y considerado. Con una brújula moral orientada y firme. Un tipo así, pensarás, debe ser dócil, obediente de las reglas, como un soldado listo para la batalla.

Y no te equivocarías, pero no acertarías del todo.

La segunda cosa que debes saber sobre él es que es bastante rígido, quizás, demasiado centrado. No se permite torcer su camino en direcciones indeseadas. Razón por la cual, sabe contenerse sin importar la situación. Parece realizar un doble proceso de pensamiento antes de actuar, cosa que lo llevó a esquivar con bastante audacia y, en opinión de Tony, bastante atrevimiento, cualquier intento de este de sacarlo de sus casillas.

Es posible, entonces, trazar una simple diferencia entre ellos, aunque no sea la única: Steve controla sus deseos, cosa que Tony no necesita hacer.

Claro que, como todo en la vida, no podemos hablar de absolutos. Siempre hay deseos que no se pueden controlar, y deseos que no se pueden realizar. Asimismo, no siempre se puede mandar, ni siempre obedecer. Esto, Tony lo sabe muy bien, porque lo ha vivido en carne propia por años.

Su deseo de amor, aquel que quisiera retener bajo la palma de su mano, escapa de su alcance, siempre. La última cosa que necesitas saber sobre Steve Rogers es que tiene novia, lo que lo convierte en un rebelde fugitivo incapturable. Por lo que Tony tiene que contener su deseo siempre que lo ve, porque prefiere su presencia a la distancia que su ausencia completa. De esa manera, Tony ha vivido durante años, alimentando un amor unilateral en silencio.

Esta es la historia de esos momentos de flaqueza, donde lo único que falta para que un deseo se haga realidad es dejar de pisar el freno.

Comienza un día de primavera con un sol ardiente en el cielo y el piar de las aves en los árboles. Tony se encontraba trabajando en su estudio cuando una de sus mejores amigas irrumpió en él con algarabía. Se trataba de Natasha, quien ese día lucía un vaporoso vestido blanco y su cabellera pelirroja recogida en un moño, algunos mechones caían y rozaban su clavícula juguetonamente.

Tony levantó una ceja al verla entrar.

―¿Qué te picó? ―le dijo extrañado. Natasha no era de ese tipo de vestidos.

Ella comprendió a qué se refería y en lugar de replicar, sonrió y dio la vuelta, dejando que los vuelos de su vestido se elevarán graciosamente.

―Estoy practicando para el sábado ―le dijo ella después, acercándose al escritorio.

Deseos ocultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora