Capítulo 2

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Al día siguiente Shinichiro se levantó de costumbre pero con la diferencia de sentir unas pequeñas manos estirando de el, mirando bien, se acordó del pequeño invitado que había acogido hace nada. Mirando la cara tranquila del niño se dispuso a levantarse del futon y a empezar todo lo que tenía planeado hacer hoy.

[...]

–Quedate ese niñato– contesto la mujer –pero si te da problemas, no me vuelvas a tirar la mierda a mi.

Río aquella mujer en el que vivía aquella casa enfrente del basurero en el que había encontrado al pequeño niño.

Después de obtener la firma de quella señora donde especificaba el hecho de abandonar la custodia de este niño y cedersela a Shinichiro, el mencionado no pudo estar más feliz y aparte grabó la conversación por si le llegaba a ser útil en algún futuro. Salir de ese ambiente a cigarrillos que hasta para el era muy pesado, salto de felicidad de camino al ayuntamiento para hacer todo el papeleo.

Cuando por fin pudo salir, ya habían pasado unas cuantas horas y ya había tocado la hora de comer, así que se dispuso de camino a su casa y al llegar se encontró con la grata sorpresa de ver aquel niño que lo esperaba pacientemente en la puerta del dollo de su abuelo.

–Señor– tartamudeo el pequeño –bienvenido.

Shinichiro no pudo evitar acariciar su cabeza algo enternecido por ese gesto que ni sus hermanos le llegaron a hacer, tristemente.

–_________– la voz del mayor esa tan suave que parecía que si le levantase la voz al niño enfrente suyo, se fuese a romper –Ahora eres oficialmente mi hijo, eso significa que perteneces a la familia.

Al sentir la mano caliente de Shinichiro acariciando su cabeza, aquel niño pequeño no pudo evitar soltar todas las lágrimas que había retenido, todos los llantos que quiso liberar pero por miedo retenía en el fondo de su corazón roto, ahora parecía que todo el mal trago que tuvo que pasar, las incontables palizas, los incontables días de hambruna, por fin era recompensado.

[...]

En aquella tienda de motos, se encontraba nuestro pelinegro favorito y su hijo quien comía unas galletas mientras veía como su padre arreglaba una moto algo vieja.

–¿Está quedando bien el regalo de tu tío?– pregunto su padre caminando hacia el mientras se limpiaba las manos llenas de aceite con una toalla.

–Mañana será el cumpleaños del tío Mikey, ¿No?– pregunto el pequeño ______ ganándose un beso de su padre en sus mejillas algo ya regordetas.

–Claro que si mi bebé, así que papá tendrá que volver en la noche para terminarlo –dijo acariciando la cabeza de su hijo– pero no le digas a tu tio.

Dicho esto extendió su dedo meñique para luego entrelazar lo con el de su hijo formando la poderosa promesa de meñique, sin duda sus días con el pequeño de pelo _____ eran los más felices de sus años de vida.

Al regresar a casa noto como el pequeño estaba más distraído y muy silencioso.

–A lo mejor es para no mostrar emoción por el regalo y que Mikey no sospeche –penso el Santo mayo quitándole importancia al asunto.

La noche llego y Shinichiro fue a despedirse de su hijo quien estaba desde hace mucho sentado de espaldas mirando la ventana, así que se acercó haciéndote ruido para no asustar al niño y cuando iba a tocarle el hombro, aquel cuerpo cayó en sus brazos y pudo verlo, sus mejillas rojizas y su frente sudorosa teniendo una cara de sufrimiento.

–¡________! –grito alarmando al abuelo quien era el único despierto a esa hora– ¡Contéstale a papá! ¿¡Que te paso!?

–¡Idiota, vamos al médico! –reprimio el abuelo.

[...]

Shinichiro estaba agachado en la puerta del hospital mientras fumaba un cigarillo en compañía de su abuelo.

–Todo es mi culpa, si lo hubiese notado antes, yo... –el Sano mayor cerro los ojos algo adolorido, como si le hubiesen apuñalado en el corazon– pensé..., No se qué pensé.

El pelinegro solo pudo negar con la cabeza para luego meter otra calada al cigarrillo mientras que el abuelo simplemente lo miraba ahí quieto formando un silencio que no duró mucho.

–Bueno, mejor que tu padre lo estás haciendo –al escuchar ese comentario por parte de su abuelo el ojinegro no pudo evitar soltar una risa algo dolido por los amargos recuerdos de su figura paterna –¡Y deja de fumar, estás en la entrada de un hospital!

Reprendió el abuelo a su nieto para luego darle un golpe en la nuca haciendo que soltara el cigarrillo cayendo al suelo.

–¿Aquí afuera están los familiares del pequeño ______? –pregunto una enfermera saliendo.

–¡Soy yo, soy su padre! –se levanto de repente el muchacho asustando un poco a la enfermera.

–Por favor entre, su hijo no ha parado de llorar desde que despertó.

Prácticamente Shinichiro llegó corriendo a la habitación en la que se hospedaba su hijo al escuchar eso, viendo cómo otra enfermera estaba intentando consolar a su hijo.

–Ya, ya, tu papá vendrá enseguida, aquella hermanita (en Japón los niños o adolescentes suelen llaman hermano/a a jóvenes que no llegan a ser señoritos/as por así decirlo) ya fue a buscarlo –intento consolar la enfermera al pequeño de ojos ________.

–¡________! –grito el joven para luego correr hacia la enfermera y coger con cuidado al peli_______– papá está aquí.

Y entre los cálidos brazos de su padre, aquel niño no pudo evitar llorar más.

–¡Me portare bien, ya no comeré tanto y no me enfermarse, pero no me dejes papá! –aquellas pequeñas mano de aferraron como pudieron de la camiseta de su padre– ¡Haré todo lo que me pidas pero no me abandones!

Aquel corazón se estugo al escuchar esas palabras de aquel niño entre sus brazos, le dolía no haber podido encontrar a este niño antes y sacarlo de esa oscuridad, se arrepentirá de no poderle dar el cielo y las estrellas, se culpaba por no poder darle la suficiente seguridad para no llegar a pensar esas cosas y las lágrimas que salían de aquellos ojos de ________, eran como espadas clavándose en su ya estrujado corazón.

–Papa no hará eso, papá jamás hará eso, ¿Si?, Papa no te abandonará nunca mi bebé.

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Esperanza [Tokyo Revengers X Male Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora