Capítulo 1

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Shinichiro estaba cerrando su tiende, ya era de noche y lo único que iluminaba las desoladas calles de Shibuya eran las farolas y lo único que lo relajaba era el cigarrillo que estaba inhalando en ese momento mientras volvía a casa, pensaba tomar el camino corto a casa pero al ver como en esa calle había un grupo de pandilleros que literalmente le sacaban una cabeza aún estando sentados y fumando o tomando, decidió tomar el camino largo, hacia mucho no tomaba este camino al descubrir uno más corto que ahora era ocupado por unos pandilleros pero rezaba para no volver a encontrarlos de nuevo. Sumergido en sus pensamientos fue echado de una patada al escuchar un ruido que venía del basurero, con miedo de haberse topado con un mapache se acercó para revisarlo pero lo que encontró fue algo peor.

Un niño, se le veían marcas de agresión y estaba notablemente desnutrido y con unas ojeras enormes aparte de que la ropa que traía puesto era insignificante para taparlo del frío de aquella noche, su corazón se partió al verlo de ese modo, temblando de frío y de miedo al ver a un hombre desconocida mirándolo fijamente, se intentó acercar pero era claro el miedo que le tenía al verlo retroceder así que se agachó lo más que pudo y uso su tono de voz más dulce y calmado.

–Ey, no quiero hacerte daño, ¿Como te llamas?– verlo dudar de si aceptar o no su confianza no era de extrañar.

–Yo...me llamo ________– su voz era casi inaudita, sus labios secos eran una clara respuesta de que tampoco había bebido algo en mucho tiempo.

–Yo soy Shinishiro, mi casa está cerca, ahí tengo un hermano que es un poco mayor que tu, no tiene amigos así que si quieres podría presentarlos y así se vuelven amigos– sonrió Shinishiro mientras extendía su mano lentamente hacia aquel chico que por un momento se había olvidado de que estaba entre la basura.

[...]

–¡Sano Shinichiro, no puedes recoger gente como si de animales domésticos se tratase!– grito el abuelo mientras el pelinegro estaba de rodillas y con la mirada para abajo– ¡Eso es un secuestrado!

–¡Pero abuelo, mira cómo está!– Shinichiro te señalo en la sala mientras Mikey y Emma jugaban contigo –¡Esta casi desnutrido y la ropa que lleva ahora es lo único que llevaba y aparte estaba afuera con este frío!

El abuelo se quedo mirando la dirección donde había apuntado su nieto mayor, era cierto que su corazón se estrujaba al pensar en las atrocidades y pesadillas que tuvo que haber pasado para quedar en ese estado, no comprendía como una persona podía ser tan cruel con alguien de su misma sangre, aparte por el momento aquel niño pequeño había estado tranquilamente sentado en el suelo mientras jugaba tímidamente con los pequeños hermanos Sano.

–Entiendo el porque tomaste esa decisión de traerlo a casa pero eso no te justifica– la postura firme del abuelo hizo que el Santo mayor apretara los puños de la impotencia– mañana irás a la casa del niño e intentas arreglar las cosas o mínimo tener el consentimiento por escrito de su tutor.

Shinichiro asintió animado, eso significaba que su abuelo había aprobado a su futuro bisnieto. Mientras que el abuelo se quedo en la cocina, Shinichiro fue donde sus hermanos y el niño misterioso.

–Vamos a bañarte antes de cenar e ir a la cama– aún viendo cómo el pequeño le había cogido menos miedo, seguía utilizando más dulce y calmado.

Ambos tomados de la mano fueron al baño pero la frustración de Shinichiro volvió a salir al ver el cuerpo del niño, marcas de quemaduras circulares y pequeñas, moretones, cicatrices viejas y nuevas y lo peor de todo, ver cómo se le marcaban los huesos. No podía evitar sentir demasiada empatía, después de todo, el tenía tres hermanitos pequeños y pensar que ellos también podrían haber sufrido este tipo de tratos, hubiera deseado que alguien los ayudará y luego le daría cielo y tierra a aquella persona de buen corazón.

Cada movimiento que hacía el Sano mayor era con suma delicadeza y paciencia, como si el niño enfrente suyo se fuese a romper en cualquier momento, como una figura de cristal rota que el estaba intentando reparar. Un lavado rápido, ropa de Mikey de cuando era pequeño y buala, un niño encantador se encontraba enfrente de sus narices, su pelo ______ y sus ojos grandes y de color __________, hacian verlo como un conejo pequeño, verlo así solo hizo que los Sanos empatizaran más con aquel pequeño sujeto, incluso Mikey quién jamás compartía algo, le dio algo de su comida, ejem las verduras ejem, al pobre niño.

Llegó la noche y al final el pequeño _________ se fue a dormir al futón de Shinichiro, hecho bolita mientras el peli negro le daba palmadas.

–Señor– después de horas en esta casa, el chico por fin hablo– ¿Puedo no despertarme de este sueño? Deseo pasar más tiempo a su lado y al lado del abuelo y de Mikey y de Emma, no deseo despertar, por favor, por favor...

Cada vez su voz se iba apagando por el sueño pero aún así, las lágrimas no pudieron evitar salir de esos pequeños ojos, lágrimas que solo hacían aumentar en el Sano mayor, la tristeza que le tenía y el odio a quien le hubiera hecho eso.

–Si no cede la custodia por las buenas, entonces será por las malas– pensó Shinichiro antes de cerrar ojo mientras su cuerpo le daba calor a la persona alado suya.

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Espero de corazón que les gusten esta historia y poder contar con su apoyo por el resto de la historia

Esperanza [Tokyo Revengers X Male Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora