El ascenso de los heroes lindos

capitulo 22

Nota del autor : Bueno, esta semana no escribí tanto como me hubiera gustado, hay nuevos juegos esta semana. Entonces, dicho esto, lea, revise, marque como favorito y disfrute.

Capítulo 22: El héroe de las siete estrellas

La ola continuó con el tema de los muertos vivientes que se inició en Melromarc con abominaciones fantasmales que caían del cielo, torsos espantosos con manos, las redes y los arpones de Zeltoble no hicieron absolutamente nada para contenerlos, solo magia para eliminarlos por completo.

"¡Aquellos de ustedes que pueden usar magia sigan mejorando a los berserkers!" Tanya gritó mientras usaba sus flechas para acabar con los fantasmas. Era la estrategia económica, por cada hechizo de nivel Zweite que pudieran escupir podían cubrir tres de las armas de los Berserkers con magia y cada uno duraría alrededor de siete u ocho golpes. Compara y contrasta explotándolos con magia directamente "¡Alguien dame el 411 sobre lo que está haciendo Kuro!"

Resulta que Kuro estaba masacrando al enemigo. Su habilidad natural para absorber el poder mágico absorbió la esencia de las espantosas criaturas, lo que provocó que cualquiera que se acercara a ella se convirtiera en polvo. Y, sin embargo, esa no era ni siquiera su habilidad más destructiva exhibida aquí. Kuro, una vez más, convirtió sus dos espadas en espadas de rayos dobles e invocó dos mil espadas de acero a través de la combinación de Thousand Sword y Steel Butterfly Sword. La magia era una cuestión de creatividad y aplicación, por lo que gana el mago que mira suficiente ciencia ficción para saber cómo hacer que un cañón de riel exista.

(TN: Me gusta como piensa)

"Ahora, ¿cuál es la mejor manera de hacer esto?" Kuro se preguntó y optó por sostener ambas espadas sobre su cabeza en una posición de apuñalamiento. "Eso se ve bien". La primera de las hojas se bajó entre los relámpagos arqueados y se disparó como un cañón de riel improvisado que vaporizó instantáneamente la hoja y todo lo que se interpuso en su camino. Uno menos, faltaba 1999, y docenas de monstruos muertos por eso, en comparación con su anterior lluvia de espadas, esto parecía mucho más eficiente, aunque sería más problemático si también tuviera que cuidar a los demás.

"Y me llaman tramposo". Kuro miró al autoproclamado héroe de los proyectiles y se quedó... sorprendido. Oh, había proyectiles bien, y garras, y un martillo descansando sobre su hombro. "¡Estás disparando más fuerte y más lejos de lo que el héroe del arco es capaz de hacer!"

"Se llama imaginación". Kuro declaró que ni siquiera se detuvo en su matanza de monstruos mientras continuamente eliminaba todo a su alrededor. "Y ya que estamos en el tema, esas no me parecen armas de proyectiles". Kuro comentó mirando las armas.

No es que ella sea de las que hablan, ya que ha memorizado las formas de esas armas y, con toda probabilidad, es muy capaz de dispararlas fuera de su canica de realidad como una bala.

"No." La abominación con forma humana sonrió cuando dio un paso adelante para cargar. "Ellos no lo son."

Bueno, él era un tonto si nada más. Kuro respondió a la carga directa convirtiendo una de sus hojas en la gran espada gigante que copió en Siltvelt, la bajó en el camino de su carga y luego usó la otra para conducir un rayo a través de la hoja para freír al miserable bastardo de adentro hacia afuera. Y, sin embargo, continuó caminando hacia adelante, relámpagos en sus venas y una espada gigante partiendo su abdomen, hasta que agarró a Kuro alrededor de su garganta con ambas manos y procedió a apretar. La luz brilló a través de ellos dos y el ícono de la espada desapareció de la visión de Kuro al mismo tiempo que la espada en el abdomen del héroe multi-arma desapareció mientras que la espada relámpago se transformó de nuevo en la espada legendaria por defecto y voló hacia su mano. Bueno, eso era nuevo. Kuro rompió la mano restante después de mejorar su fuerza de agarre y succionó dulce oxígeno mientras se daba la vuelta y se reía. Sus estadísticas también habían disminuido, se necesitaba una cantidad irracionalmente grande de maná en este momento para fortalecerse hasta que fuera lo suficientemente fuerte como para romper los huesos del tonto.