Parte unica.

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Harvey, el amable médico de Pueblo Pelícano regresaba a su hogar después de un largo día de trabajo en la clínica, estaba agotado pero contento de poder relajarse en su cálida cabaña junto con su amada esposa. Sin embargo, al entrar notó que algo no estaba bien ya que las luces de su hogarse encontraban apagadas al igual de que el lugar estaba en caos.

Escuchó un suave gemido de dolor proveniente de su sala de estar, se apresuró hacia allí y vio a Amelia su amada pareja, tumbada en el sofá con una expresión de dolor en su rostro. Tenía la ropa cubierta de polvo, arañazos y sangre en los brazos y las piernas.

━ ¡Amelia! ━exclamó Harvey, preocupado mientras se arrodillaba junto a ella empezando a mirar sus heridas━. ¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien?.

Amelia trató de sonreír, pero el dolor era evidente en sus ojos y mueca. Le contó a Harvey que había decidido aventurarse en las cuevas para buscar minerales y recursos, pero había tenido un encuentro desafortunado con algunos monstruos que la habían lastimado.

Sin perder tiempo comenzó a examinar las heridas de Amelia con su suave tacto de médico y esposo. Limpió cuidadosamente las abrasiones y aplicó un ungüento calmante para aliviar el dolor, luego le dio un analgésico para ayudarla a sentirse mejor.

Mientras Harvey la cuidaba amorosamente, Amelia no pudo evitar sentirse agradecida por tener a alguien como él a su lado. Se sentía reconfortada por su presencia calmante y por su habilidad médica, Harvey por su parte estaba decidido a hacer todo lo posible para asegurarse de que se recuperara lo más pronto que pudiera.

Después de terminar de curar sus heridas, la ayudó a levantarse y la llevó con cuidado a la cama, la arropó con una manta suave y se aseguró de que estuviera cómoda antes de sentarse a su lado.

Pasaron la noche juntos, con el castaño cuidando de su esposa, ofreciéndole palabras de aliento y asegurándose de que se sintiera segura y protegida. A la mañana siguiente Amelia se despertó sintiéndose mucho mejor gracias a los cuidados amorosos de su pareja.

Abrazó a Harvey con ternura agradeciéndole por su cuidado y atención. El sonrió y acarició suavemente su cabello, expresando su alivio al verla recuperada.

Prometieron que ahora en adelante, que ella no se aventuraría sola en las cuevas y que siempre estarían allí el uno para el otro, cuidándose mutuamente. A partir de ese día, cada vez que Amelia recordaba su experiencia en las cuevas, agradecía tener a Harvey a su lado y su amor por él crecía con los días cada vez más.

Con el paso del tiempo las heridas de Amelia sanaron por completo, pero el amor y la dedicación de Harvey hacia ella nunca disminuyeron. Juntos continuaron su vida en la granja, cultivando su amor y construyendo un futuro juntos, lleno de cuidado, apoyo y aventuras en Pueblo Pelícano. Con Harvey siempre cerca para protegerla, Amelia sabía que estaba en las mejores manos posibles.

Y así, la relación entre Harvey y Amelia florecía con cada día que pasaba. Se apoyaban mutuamente en todo momento compartiendo risas, secretos y momentos especiales en su granja. Harvey seguía ocupándose de su trabajo en la clínica, mientras que Amelia se dedicaba como siempre lo hizo a la agricultura y a la exploración de la región.

En una tarde soleada, Harvey había sorprendió a Amelia con un picnic romántico junto al río. Había preparado su comida favorita y había traído una manta para sentarse cómodamente. La chica se emocionó y se sintió abrumada por el amor que sentía por Harvey, se sentía como una adolescente mirando películas románticas cliches.

Mientras disfrutaban de la comida, le regaló a un pequeño brazalete con una piedra preciosa en forma de corazón. Explicó que lo había encontrado en una de las cuevas de las Minas mientras buscaban minerales para su trabajo en la clínica, se sintió conmovida por el gesto y se lo puso con una sonrisa radiante, sin duda era ahora su regalo favorito.

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