Los camareros aparecieron para encargarse del buffet. Harry se quedó en su asiento y observó cómo otros se ponían en fila. Sonrió cuando Charlie abrazó a Tami y le besó la frente. Trató de recordar lo que había sentido antes de su boda, pero no recordaba mucho de nada más allá de los nervios. Charlie y Tami parecían algo nerviosos, a pesar de cualquier problema que aparentemente se estaba produciendo.
Eran una buena pareja, y Harry estaba verdaderamente feliz por ellos.
Cuando sus ojos se encontraron con Louis, encontró a su compañero relajado en su asiento y mirándolo con una pequeña sonrisa. Louis le guiñó un ojo, lo que llenó su cuerpo con las mismas convicciones que había experimentado la primera vez que le había dado un guiño. Levantó la copa de agua y la chocó con la de Louis antes de empujarse de su silla para unirse a la línea de buffet.
Tan pronto como terminó la cena y la gente se acercó a beber y bailar, Charlie se levantó e inclinó la cabeza hacia Louis para indicar que debían entrar.
Louis se volvió para buscar a Nick o Kelly, e inmediatamente encontró los agudos ojos de Nick en él. Le hizo un gesto con la mano para que lo siguiera, y Nick asintió.
En la entrada del estudio, un hombre estaba de pie con una barra de detección de metales. Louis se detuvo y abrió las piernas y las manos. Harry hizo lo mismo y lo siguió al estudio. Louis seguía mirando
alrededor de la habitación cuando una conmoción surgió detrás de él.—¿Por qué nos están inspeccionando con esas barras? —preguntó Kelly.
—Solo quédese quieto —ordenó el guardia.
—Estoy quieto —dijo Kelly—. ¿Qué, esa cosa no funciona cuando estoy hablando? ¿Se distrae? ¿Es un detector de metales con déficit de atención?
—Jesucristo, Kels, déjale hacerlo —dijo Nick, frotándose los ojos mientras estaba detrás, esperando su turno.
—Usualmente consigo la cena primero. No, eso es mentira —dijo Kelly mientras el hombre agitaba la barrita sobre su pecho.
Kelly se aclaró la garganta y asintió, pero sus ojos brillaron cuando entró en la habitación. Nick se quedó obedientemente quieto y dejó que el hombre lo recorriera con el detector, pero tal como Louis sabía, éste pitó en el muslo de Nick cerca de su bolsillo.
—¿Tiene usted un arma, señor? —le preguntó el guardia.
—No. —Nick se desabotonó la chaqueta y sacó la tela interna del bolsillo—. Tengo pedazos de metralla en mi muslo. En ciertas frecuencias irradia hacia a afuera.
El hombre le dio unas palmaditas en el muslo, luego retiró la mano después de no encontrar nada en el bolsillo. Nick entrecerró los ojos. Cuando el hombre lo miró y sacudió la cabeza.
—No me quitaré los pantalones, hombre.
El tipo de seguridad bufó y le hizo un ademán.
El padre de Tami, Theodore Stanton, y su hermano, cuyo nombre Louis no recordaba, se unieron en el estudio. Otros dos hombres lo
siguieron y se colocaron a la puerta, sin ser discretos en absoluto sobre el hecho de que eran la seguridad privada de Stanton. Se presentaron a sí mismos como English y Hardin. Louis los había catalogado como ex
militares tan pronto como los había visto, y adivinó que los otros también lo eran.Un hombre más se unió a ellos. A pesar de la noche informal, llevaba un traje y un chaleco. Sus movimientos eran rápidos y nerviosos, y su frente brillaba de sudor. Llevaba una suave piedra para el estrés en su mano, y casi continuamente frotaba su pulgar en ella. Stanton lo presentó como Ernest Milton, el jefe de operaciones de la compañía. Parecía muy joven para una posición tan prestigiosa, lo que probablemente explicaba sus evidentes problemas relacionados con el estrés.