Harry asintió.
—Todavía estoy tratando de darles sentido sin preguntarle qué significan.
—¿Dónde está?
—Probablemente se acurrucó en un rincón siseándole a la gente mientras pasan.
La risa de Louis fue sorprendida.
—De mal humor, ¿eh?
—Mucho. Cuando lo vi por última vez, todavía estaba en la cocina limpiando.
—Vamos a buscarlo. Quiero sentarme y escuchar lo que todos sabemos, ver si podemos conectar algunos puntos. —Louis se puso en camino, llevando a Amelia bajo el brazo como un saco de patatas. Sus risitas resonaron en el techo de la gran sala.
Harry se apresuró a alcanzarlo.
—Espera, Louis, ¿quieres hacer eso llevándola con nosotros?
—Tiene un año. No comprenderá la muerte y la destrucción por lo menos por un año más.
—Si alguna vez decidimos adoptar, estarás mudo en todas las entrevistas.
—Entendido.
Encontraron a Nick y a Kelly afuera sentados con Emma y Marley, Kelly en un palo en la mano y parecía estar dibujando cosas en el ladrillo polvoriento. Nick tenía las gafas de sol puestas aunque el día estaba nublado, y bebía de un vaso que Harry dudaba que fuera té. Emma y Marley hablaban animadamente, pero Harry no podía decir si Nick o Kelly estaban escuchando, mucho menos respondiendo.
Emma levantó la vista cuando notó a Louis y Harry allí, y su rostro se transformó en una sonrisa brillante.
—¡Mi bebé! —gritó, y estiró las manos para tomar a Amelia.
—¡No! —gritó Amelia, aferrándose a la camisa de Louis.
—¿Con qué la sobornaste? —le preguntó Emma.
—Unicornios, arcoíris y diversión —dijo Louis con una sonrisa—.
¿Qué están haciendo, chicos?—Estábamos hablando sobre cómo sería el próximo asesinato — dijo Nick antes de tomar un sorbo de su bebida. Emma y Marley levantaron sus propios vasos y bebieron con él.
Kelly levantó la vista.
—Lo sobredrogué anoche. Puede que esté un poco malhumorado.
—Un poco —estuvo de acuerdo Emma, resoplando.
Nick bajó las gafas de sol, entrecerrando los ojos en Harry. Parecía que estaba completamente harto con todo en esta isla
—¿Alguna pista nueva?
—Es por eso que salimos aquí, en realidad. Es hora de que todos nos sentemos y averigüemos lo que sabemos. —Señaló a Emma y a
Marley—. Ustedes también.Nick le dio un breve asentimiento. Empujó sus gafas de sol hacia arriba y se levantó de la silla. Amelia inmediatamente se lanzó hacia él y agarró sus gafas de sol. Nick se aferró a ellas, y después de guerra una guerra de tirones, de alguna manera, Amelia terminó en sus brazos, usando las gafas de sol en su pequeña cara redonda.
—¿Qué se supone que debo hacer con esto? —preguntó.
—Haz lo que te diga y nadie saldrá lastimado —dijo Louis, poniendo la oveja en la cabeza de Nick antes de ir a buscar más sillas.
—¡Louis, sabes que no me llevo bien con los niños!
Kelly se levantó para quitarle a Amelia, pero la niña se aferró a él como a Louis. Nick puso los ojos en blanco y se sentó de nuevo con ella.