El Tritón

Capítulo 6 Las crestas de las olas

Las manos de Yibo se deslizaron por la espalda de Zhan, coronando sobre la cresta de sus nalgas hasta que llegaron a descansar ahuecando sus mejillas. El calor se acumuló entre las piernas de Zhan y había una superficie resbaladiza entre sus nalgas que no tenía nada que ver con el agua de mar. Su corazón latió más fuertemente cuando los dedos de Yibo se deslizaron en su grieta. ¿Sentiría la superficie resbaladiza allí? ¿Sabría Yibo que ya estaba preparado para él solo con un simple toque? Tal vez no había sido solo ese toque, sino todo el tiempo que habían pasado juntos en la ciudad. La gloria y la maravilla de nadar con su amante a través de su nuevo hogar lo habían llevado a la cúspide del orgasmo ahora sin ningún estímulo adicional.

¿Por qué tienes miedo de que sepa lo ansioso que estás por nuestro acoplamiento?

Yibo, por supuesto, ya conocía sus pensamientos.

Los dedos de Zhan tocaron el musculoso frente de Yibo.

Estoy tan expuesto contigo. Tú sabes todo.

Conoces mis pensamientos y sentimientos, Zhan. Alcanza y abraza mi mente. Tampoco ocultaré nada de ti, murmuró Yibo.

Yo...

Zhan casi dijo que no sabía cómo. Pero eso no era cierto. Sabía que todavía se estaba conteniendo. Él podía sentirlo. Su reticencia provenía de la última pizca de temor que le quedaba sobre que la unión total con Yibo destruyera su corazón si el Tritón se iba.

Pero incluso si no me relaciono completamente con él, mi corazón no sobrevivirá de todas maneras, Zhan pensó. Entonces, ¿Por qué no disfrutar de estar con él por completo incluso si solo dura poco tiempo? ¿Por qué contenerse?

Lentamente, Zhan puso sus manos a ambos lados de la cara de Yibo. Sus pulgares recorrieron los altos pómulos del Tritón. Disfrutó de la belleza física de Yibo, pero la verdadera belleza del Tritón estaba adentro, y allí era donde quería estar.

Zhan conscientemente estiró sus sentidos. Por primera vez, sintió la barrera entre ellos. Era una barrera permeable que muchos pensamientos y sentimientos podían romper, pero no todos. Era una barrera que él había creado. Todo lo que tenía que hacer era moverse a través de ella y estaría dentro de la mente de Yibo completamente como la del Tritón en la suya. Una vez que hiciera eso, no habría absolutamente nada que los separara si lo eligiera.

No tengas miedo, Zhan. Te amo, dijo Yibo. Sus ojos azul verdoso ni siquiera parpadearon.

Zhan los miró y luego se movió. No físicamente, sino mentalmente. Su conciencia simplemente se deslizó a través de los ojos de Yibo y luego estuvo dentro del Tritón. Fue como ser abrazado por la luz. Yibo era luz solar radiante que fluía a través del agua más azul. Zhan se deleitó con eso.

No había miedo allí. No había oscuridad. Sin dolor. Sin soledad. Todo era Yibo. Todo era luz e integridad. Una unión perfecta.

Estoy contigo, Zhan. Siempre y para siempre. Las palabras de Yibo eran más que palabras. Eran promesas. Eran votos sagrados.

Te amo, Yibo.

Te amo, Zhan.

Pero de repente, en el borde de su visión, hubo una mancha negra. No era de Yibo. Era otra mente. Otra mente que estaba con él igual que la del Tritón. Pero esta entidad no se parecía en nada a Yibo. O más bien era exactamente lo contrario de su amado Tritón. Donde Yibo era luz, este ser era oscuridad.

¿Quién eres tú?, preguntó Zhan, sorprendido de que su voz no flaqueara.

Su presencia era una negrura aterciopelada que lo llamaba. Era un imán que no podía resistir. Imaginó cómo sería envolverse en esa sedosa oscuridad y acariciar...