remordimiento : 04

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Observaba con temor el atardecer, el sol comenzaba a esconderse y la luna se volvería testigo del acto que estaba a punto de ocurrir.

Se encontraba caminando sigilosamente junto a algunos reclutas hacia el sitio en el que los altos mandos observaban y supervisaban todo, o al menos eso decían que hacían, pero él sabía que solo estaban mintiendo.

Después de pasar por casi todo el campo, se paró enfrente de una caseta de seguridad frente al edificio, el soldado que lo resguardaba le dió la señal para que él y su tropa pudieran pasar. Finalmente, se encontró con los guardias del sitio, los cuales igualmente les permitieron la entrada, al parecer el teniente en verdad había logrado convencer a todos.

El rubio se encontraba temblando al llegar al lugar, no podía creer lo que podía estar a punto de hacer. Sus piernas mostraban el claro terror que presentaba, algo que nadie más parecía notar, maldecía su suerte, ¿por qué justamente a el le iba tocar dirigir un ataque al coronel? se sentía decepcionado de si mismo, pero su lealtad por el teniente por alguna razón era más fuerte, tal vez le tenía cierta admiración ya que no sólo es un soldado que subió a un puesto más alto, si no que había sido un joven que sobrevivió al bosque y además logró inspirar a muchos de los reclutas actuales con sus grandes hazañas y capacidad para crear planes para por fin ganar la guerra.

— Psst.. ¡Creo que ahí viene!
Murmuró Peludito, su compañero, sacándolo de sus pensamientos

— ¡Teniente azulin! ¡Teniente azulin!
La voz del coronel por la puerta hizo que todos comenzaran a prepararse. El de pecas con solo escucharlo comenzó a sentir sudor frío recorriendo su cuerpo.

Un chasquido salió de las manos del teniente que iba saliendo del lugar, esa era la señal que faltaba para indicar que la conversación había salido mal y debían actuar.

Pompón solo asintió de manera casi automática y entro al lugar, sus piernas seguían temblando y seguía sintiendo que en cualquier momento se derrumbaria en el lugar.

Los altos mandos, al ver la emboscada, se alarmaron al instante.

— ¿Eh? ¿¡Ésto qué es!? ¿¡Y ustedes qué hacen aquí!?

El Cabo sabía que esas serían las últimas palabras que escucharía del Coronel.












El acto había terminado, había sangre por todas partes, muebles tirados por la actividad del sitio, los cuerpos de los altos mandos todos con graves heridas ya tirados en el suelo sin vida, no pudieron ni defenderse a causa de sus distintas condiciones físicas y de su falta de práctica en combate.

obsessed with you ☆ azulin x pompon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora