Capítulo 2

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Lucas


¿En que estaba pensando cuando le di doscientos cienduenta euros? Ni idea, lo que si se es que ella me odia por lo que paso y eso me mata.

Cloe y yo eramos compañeros de patinaje, las coreografías las haciamos juntos, patinamos juntos, eramos como lo que siempre quise tener. Hasta que llego el día donde los jueces decidirían si podíamos pasar a las estatales y Cloe se cayó por mi culpa; Era el día más importante para nuestras carreras, estabamos preparandonos para salir y en cuanto salí vi a la persona que más odiaba: Mi padre, el hizo que mi madre se suicidara y que a mis hermanos se los llevarán los de seguridad social, el destruyo la familia pero no le basto con eso que vino a arruinarme también la carrera y también arruinarle el sueño a la persona de la que estaba enamorado.

-H....Hijo- Dijo mi padre con voz temblorosa.

-Que haces aquí- Le dije con brusquedad.

-No podía perderme un día tan especial para tí, soy tu padre.

-¿Ahora si te importo? ¿No te importa tus otros hijos que tu mismo hiciste que se los llevaran?- Pregunté sin pacienca, no soportaba a ese hombre.

-Hijo no es como tu piensas...-  Ya, ahora me dirá que fue sin querer.

-No me llames hijo, no quiero ser nada tuyo.

- Pero lo eres, te tienes que aguantar.- Contestó el.

Ya había vuelto la personalidad que más odiaba.

Que bien.

A mi padre le sacaba dos cabezas más o menos, era un hombre que siempre iba bien vestido- De traje casi siempre-, medía un metro sesenta y seis, tenía los ojos verdes oscuros, cejas gruesas, labios finos, una calva que le hacía ver pijo, unas gafas que costaban un riñon y parecía una pelota de baloncesto cuando se ponía rojo.
Nuestra familia era una de buen dinero pero nunca lo quise ya que era de mi padre, aunque el me mandaba todos los meses tres mil euros, por eso no me importaba darle a Cloe, por ella daría mi vida y alma no me importaba darle un poco de dinero para que se comprara lo que la hacía feliz.

-Te tengo puesta una orden de alejamiento,  yo diría que no deberias estar aquí.- Sabia que le jodia que su hijo al cual el veía perfecto se lo sacara en cara pero me daba igual.- Vete -le ordene.

- No, primero te veo y luego nos vamos a cenar como buen padre y hijo- Dijó el con una sonrisa.

-Que quieres de mí William- Me estaba artando y no tenía mucho más tiempo para hablar con el, la competición empezaba en diez minutos.

-Quiero empezar de cero, quiero volver a ser una familia. Tienes una nueva madre y hermanos, esta noche los conoces.

¿Acaso pensaba que volvería a estar con el como si nada?.

Pues parece que a pesar de su empresa multimillonaria no es muy listo.

-¿Para que quieres una nueva familia?, ¿Quieres volver a matar a la madre de tus hijos o solo quieres seguir como si nada?. No sé William, creo que tú naciste para estar solo.

-Solo quiero enmendar mi error, creo que todos nos merecemos una segunda oportunidad.

-Tu no pápa.-No iba a seguir escuchandolo, cogí mi mochila y me fui con Cloe.

-Estabas tardando mucho- Dijó ella con voz preoupada.

-Estaba arreglando unos asuntos pendientes, pero ya estoy aquí para tí rubia- Me encantaba llamarle rubia, ella se ponía roja y yo me reía, eramos perfectos.
La competición empezó pero yo no podía concentrarme, no paraba de pensar en lo que me había dicho mi padre, me estaba comiendo la cabeza; Justo cuando tenía a Cloe en el aire lo vi, estaba mirandome con una sonrisa con esa misma sonrisa que hizo que mi madre se suicidara y mis hermanos se fueran, me quede quieto y  Cloe se me escapo, se dio en la rodilla conra la pista de madera y se quedo sin patinar por mi culpa.

****

Cloe volvío una hora más tarde, llevaba dos cajas de patines semiprofesionales. Creo que nunca la había visto tan mal, desde que le paso algo que no me quiere contar se desmaya por todo, tiene insomnio y va por su vida como si no fuera ella; Ya no era aquella niña que tanto amaba y conocia como la palma de mi mano, ahora era una sombra de lo que ella era antes y me mata verla así.

-Aquí tienes tus patines, muhas gracias por el dinero te lo dare mañana.

¿Acaso no me conocia para saber que no le iba a permitir que me lo pagara?.

O simplemente no quiere nada tuyo.

-No hace falta, es un regalo. De todas formas me has hecho un favor al comprarme tu los patines, tú siempre me lo elegias porque yo simpre cogía los más malos ¿Te acuerdas?- Necesitaba volver a ver esa sonrisa.

-Sí, eras muy malo eligiendo patines.- Lo conseguí, aunque fuera una sonrisa timida fue una de verdad- Como aquella vez que teniamos una competición y tú te comprase unos de niños de seis años- Se río y fue como si un diosa griega cantara para mí. Marcos que estaba a mi lado se sorprendio porque su hermana se riera, por lo que me había contado no se reía desde el verano del año pasado.

-No era malo, era una excusa para verte -le mentí para que se puiera roja y así fue.

-Calla, poner excusas no te sirven.- Ya había vuelto su sarcasmo, como lo amaba y odiaba a partes iguales.

-¿Quien dice que no fuera a proposito?- Quería verla recordar nuestros momentos para que viera que yo la amaba pero creo que nunca se dio cuenta.

-Estoy segura que no, por cierto tus patines te los he cogido de la talla cuarenta y tres, tu pie es muy grande. Si no te sirven me los dices y voy a cambiarlos porque como vayas tu lo tendrías que cambiar otra vez.

-Que graciosa- me reí porque me saco la lengua antes de irse.

****

-Bueno muchas grcias por invitarme Pilar- Le agradeci a la madre de Marcos y Cloe. Ya había pasado un día en su casa y si fuera por ella me quedaba para siempre.

-¿Te quieres quedar otro día más? Verás se que es un compromiso pero desde que tú estas aquí Cloe ha comido más y a decidido volver a patinar-Dijo ella con los ojos llorosos- Tenemos una habitaión de invitados podrías quedarte ahí durante un tiempo- Tras decir eso me sonrio.

-Si me dejas pagarte por mi estancia- Era lo único que podia hacer, mantener a tres cabezas no era facíl-Si no me dejas no me quedo.

-Pero como cres que te voy a cobrar, encima de ayudar a mi hija te cobro- Dijó ella apenada.

-Pues me voy.- Sabia que cederia por eso no me fui muy lejos.

-¡Vale!- Dijo finalmene- Pero si te cobro va a ser poco.

-Me parece bien.

Habiamos llegado a un acuerdo yo ayudaría a Cloe a salir adelante y Cloe a mí.

****

Cloe siempre había sido como una hermana para mí, nos veíamos de vez en cuando en su casa, hablabamos si nos cruzabamos, eramos muy cercanos sin importar que yo fuera cuatro años más grande que ella; Cuando empezamos a competir juntos comencé a verla con otros ojos, la veía más adulta, segura de si misma y me empecé a enamorar. Fue un agosto quience cundo me di cuenta, estaba viendo las pocas estrellas desde mi ventana cuando de repente se me vino Cloe a la cabeza y no pudiese volver a salir, cada vez que la veía sentía que me faltaba el aire y cuando estaba a mi lado patinando directamente me ponía morado por no respirar.

Intentamos salir por un tiempo pero nuestros problemas nos atraparon y ninguno de los dos se atrevío a dar el paso; Siempre nos quedamos como amigos que se querían con locura. Luego yo me fui a la universidad con Marcos lejos de la ciudad para empezar de cero pero segí sin dejar de querer a Cloe, cada vez que veía a una chica rubia medio alta pensaba que era ella y se me salia el corazón antes de ver si era o no.

Por eso cuando su madre me dijo que podía ayudar la a salir de esa tormenta ni me lo pense, después de poner una condición acepte sin decir nada más entre a su casa y sentí que por primera vez en mi vida estaba en una verdadera casa donde me querían.

Un Encuentro Inesperado [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora