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Tonks abrió los ojos y tuvo que volver a cerrarlos al instante. Todo a su alrededor era un intenso resplandor blanco. ¿Había despertado o había muerto? Se sintió imbécil haciéndose aquella pregunta pero supuso que la mejor manera de saberlo era abriendo los ojos. Lo intentó otra vez, despacio. Y al cabo de un momento, comenzó a distinguir lo que tenía a su alrededor: una mesa, una silla, sábanas blancas, una ventana, y una mujer leyendo un libro a los pies de la cama.

- ¿Mamá? -preguntó.

- ¡Nymphadora! -exclamó Andrómeda, dando un salto y soltando bruscamente el libro que tenía en las manos.

Las manos de su madre aferraron las suyas rápidamente.

- Cariño, qué bueno que hayas despertado...

- ¿Hace cuánto que estoy aquí? -preguntó Tonks en voz baja.

- Tres días, hija.

- Por Merlín...

Una sanadora y un medimago entraron en ese momento y el hombre esbozo una sonrisa.

- ¡Dichosos los ojos que la ven despierta, señorita Tonks!

- ¿Gracias? Supongo...-murmuró la joven.

- ¿Cómo se siente?

- Contracturada. Y algo dolorida.

- ¡Más contracturado debe estar el hombre que durmió todos estos días en las sillas de afuera! - bromeó el medimago.

Tonks frunció el ceño y miró a su madre.

- ¿Dejaste que papá durmiera afuera?

Andrómeda se rió y negó.

- No, cariño, no es tu padre...

La joven se la quedó mirando sin entender, ante lo que Andrómeda caminó hasta la ventana y subió la cortina. Remus dormitaba con la cabeza apoyada contra la pared, cubierto con una capa a modo de manta.

- Se ha ido menos de una hora al día a bañarse y comer algo. Luego vuelve y se queda allí haciendo guardia a pesar de saber que yo estoy aquí.

Tonks se quedó de piedra, evitando mirar directamente a su madre. Por suerte para ella, el medimago y la sanadora comenzaron a chequear que todo estuviera en orden con ella, lo que le dió algo de tiempo de recuperarse de aquella sorpresa.

- Bien, Nymphadora, tu estado general parece normal. Vas a quedarte unos días más aquí para ver tu evolución, de todas maneras.

- Gracias. -dijeron madre e hija al unisono.

Ambos profesionales salieron de la sala y Tonks miró el techo. Podía sentir la mirada de su madre clavada en ella, esperando una explicación quizás.

- ¿Y bien? -preguntó Andrómeda.

La joven alzó ambas cejas.

- ¿Qué?

- ¿Alguna idea de por qué Remus lleva tres días acampando aquí?

Tonks bufó.

- No. Por si no te diste cuenta, estuve inconsciente. ¿No le preguntaste a él?

- Me respondió que estaba contigo cuando te atacaron y se siente culpable.

- Pues ahí está. - respondió la chica.

Andrómeda suspiró, y puso unas almohadas en la espalda de su hija.

- Iré a avisarle que estás despierta.

Tonks asintió, no muy segura de cómo acabaría toda aquella situación. Al cabo de un momento, Remus entró en la habitación. La joven le sonrió, intentando parecer lo más saludable posible, a pesar de que ignoraba por completo su aspecto en ese momento. Quizás tendria que haber buscado un espejo...

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⏰ Última actualización: Nov 17, 2023 ⏰

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Nymphadora TonksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora