Podra el criminal más peligros de Japón conocer el amor? Tener piedad? Ser feliz? Esas preguntas invaden a cualquiera que conociera a Sanzu Haruchiyo, quien después de perderlo todo no tiene vida propia y solo vive por matar, pero un encuentro con R...
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Después de hacer esa pequeña invitación, los tres subieron al auto para dirigirse a un restaurante para poder almorzar, al inicio Sanzu pensó en llevarlos a una plaza comercial ya que sería más agradable para los otros dos.
Pero el que la gente viera a un hombre armado, tatuado, perforado, con cicatrices y armas acompañado de un niño y un joven de buena imagen, le hizo creer que sería muy llamativo, lo cual solo le traería problemas.
Dadas esas circustancias se dirigio a uno de los lugares más seguros, un lugar donde ni siquiera Kisaki ni Hanma podrían irrumpir -. Listo llegamos, bajen - Menciono con una ligera sonrisa.
-. ¿Qué es este lugar? - Cuestiono Rindou al ver que estaban frente a uno de los restaurantes más lujosos de los que hablaban sus compañeros de la universidad y del trabajo.
Sanzu solo abrio la puerta y suspiro -. Es el negocio de un amigo mio, pasen aquí estaremos comodos. -
-. Me tomas la mano, papá - Interrumpio el niño aferrandose a la pierna del pelirrosa.
-. Eh.. - Notando el rostro incomodo de Sanzu, el Haitani suspiro y sonrio tomandole la mano al pequeño -. Vamos, Kuro- Kun - Dijo entrando al lugar con el pequeño de su mano.
El pelirrosa solo vio como el Haitani entraba con el niño, de una forma u otra los dos parecían llevarse bien, así como miles de recuerdos vinieron a su mente, las veces que soño con tener un hijo y porder llevarle de la mano, ir a un restaurante en familia, tener una vida normal, pero esos recuerdos solo eran eso, solo recuerdos.
Al paso de los minutos los tres se sentaron en una mesa y ordenaron el almuerzo, así como admiraban el interior del lugar, un restaurante lujoso y tranquilo, pero lo más llamativo del lugar eran las grandes peceras y espacios donde había estanques con grandes cantidades de peces y otras especies marinas, una gran vista.
-. Todos tenían razón, es como un acuario - Mencionaba Rindou impresionado por el lugar.
Sanzu sonrio y aprecio con atención al Haitani menor -. Verdad que si - Respondio rápidamente.
Por un momento hubo un pequeño silencio, era de esperarse pues el pequeño Kuro se había ido a ver a los peces mientras ellos lo miraban -. Ya estas mejor - Menciono Sanzu mientras daba ligeros sorbos a su café.
Rindou suspiro notando como podia estar tranquilo por dentro pero su cuerpo no había dejado de temblarr -. Creo que sí - Susurro tratando de estar tranquilo.
-. Sabes, no tienes porque ocultar lo que sientes realmente - Respondio Sanzu quien ya había visto ell temblor constante del Haitani.
El menor rio sarcasticamnete señalando al niño -. ¿ocultar?.. No me dijiste que tenías un hijo -
Ante tal comentario Sanzu solo rio algo nervioso -. A cualquiera se le pasa ese pequeño detalle -
-. ¿Pequeño detalle? Tiene que 4, 5 años y le llamas pequeño detalle! - Recrimino el Haitani quien se sentía engañado, traicionado y de poca confianza al no saber esa parte de la vida del pelirrosa.
