Heart Burn ||Rafael Barba Y Tú||

Confesión

Capítulo 5.- Confesión.

Pov ____:

Peculiarmente el cielo se había vuelto tan despejado y cálido. Una buena intuición abordo por todo mi pecho, sabía que lo que estaba por hacer era lo correcto.

Cuál fuera la respuesta que me diera la aceptaría con madurez. No importaba si era un si o un no, pero debía de afrontarlo rápidamente ya que todo ésto afectaba mis jornadas de trabajo.

Miré por última vez la hora, casi a punto de las ocho, el horario en el que habíamos acordado y entre ello la campana que colgaba en la entrada hacia captar la atención cada que recibía a alguien, quien está vez se hizo presente el abogado Barba.

Giró la cabeza en mi búsqueda del cual levanté la mano de la manera en que se diera cuenta.
Se acercó, colocó su maletín a un lado y se quitó la bufanda gris que adornaba en su cuello.

— ¿Esperó mucho detective? — preguntó algo apenado.

— No, para nada — respondí "normal" — eh... ¿le parece si pedimos antes de charlar?

— Si así lo desea, bien.

Nuestra orden no tardó en llegar, bebimos un poco y a mediados que pasaba el tiempo no dude más e implique hablar sobre mis sentimientos.

— Hace casi cuatro meses que nos conocemos, ¿cierto? — asintio mientras le daba otro sorbo con mucha tranquilidad — y hace poco que también nos tratamos mejor.

— Como debería ser desde un principio — respondió sin dudar.

— Sí — reí nerviosa — bueno, hace un par de semanas que no duermo bien a causa de un problema — comenté sintiendo la mirada fija de Barba en mí — todo se complicó cada día más al grado de interferir en mi trabajo así como en mi vida diaria y me temo que debo solucionarlo lo antes posible.

— Entiendo, pero dígame, ¿en qué le puedo  ayudar yo?

— Con una respuesta abogado.

— Sea más específica por favor.

— Cada que lo veo mi corazón palpita con emoción, mis manos sudan y mis piernas tiemblan — expliqué siendo lo más sincera posible — el estómago tengo la sensación de un cosquilleo y eso solo quiere decir una cosa, que creo que... me gusta...

El silenció que nos invadió, se torno incómodo a mi parecer, parecía pensativo por lo cual no dude en aceptar ese no.

“Es lo mejor ____, ahora podrás continuar con tu vida...”, me repetía desde mi mente, sin esperar que pronto me daría una respuesta muy tonta.

— Entiendo lo que quiere decir — contestó — sin embargo no creo ser apto para poder responderle, lo siento.

Sabía que esa "livianez" no iba a ser del todo bien, estaba preparada.

— Estaba segura de que diría eso, disculpe mi atrevimiento — alegue con una sonrisa fingida — lamento hacerle perder el tiempo.

Me levanté con intención de pagar y marcharme si no fuera por la decisiva voz del susodicho.

— Lo que quise decir es que no puedo opinar algo de lo que usted siente detective — explicó con un leve ceño fruncido — si él le hace feliz no debe porque pensarlo mucho mientras tanto es lo contrario, sabe que puede contar con cualquiera de UVE.

La impactada terminé siendo yo con aquella declaración, por supuesto no tardé en preguntar en sus bases, quien deliberadamente describió a mi segundo hermano mayor como posible novio.