Capítulo 4.

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Después de la charla entre Jeongyeon y Momo, ambas habían llegado a la habitación donde se encontraban Dahyun y Nayeon, quienes al parecer no habían conversado, pues se hallaban alejadas la una de la otra

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Después de la charla entre Jeongyeon y Momo, ambas habían llegado a la habitación donde se encontraban Dahyun y Nayeon, quienes al parecer no habían conversado, pues se hallaban alejadas la una de la otra.

Entrecerrando sus ojos hacia la rubia, Jeongyeon se acercó unos pasos hacia el armario y sacó unas cuantas prendas, tirándolas sobre la cama de manera desarreglada.

Dahyun rodó los ojos. Nayeon observaba detalladamente las interacciones entre ambas, intentando conectar las cosas y encontrarle una respuesta a la incógnita que se había formado en su cerebro, por su parte, Momo observaba curiosa a la mayor.

Una vez terminó de sacar la ropa y zapatos de su armario, se quitó el sombrero y levantó la vista hacia Nayeon, mostrándole esos exuberantes ojos color esmeraldaque tantos escalofríos le causaban.

Esta vez tampoco fue la excepción.

―Elige.

―¿Disculpe?

―Elige las prendas que quieras combinar. No puedes andar como si acabaras de salir de un cuento de hadas por aquí.

―¿Quiere que me ponga... Eso? ―preguntando de forma incrédula, Nayeon señaló las prendas sobre la cama con el dedo índice.

Jeongyeon frunció ligeramente el ceño.

―¿Qué tiene de malo?

―No lo tome a mal, señorita Yoo. Es solo... No es mi estilo.

―No estás en posición de decir esas cosas, princesita ―farfulló, tomando un pantalón y un camisón, y tirándoselos con algo de fuerza―. Estaba intentando que te sintieras más cómoda porque vas a usar esa ropa por dos semanas. Pero como te pusiste irritante de nuevo, yo elegí.

―¿Qué?

―¿Dos semanas con la misma ropa?, ¿Estás bromeando?― Dahyun se inclinó ligeramente en su asiento y levantó una ceja hacia la pelinegra.

―¿Tengo cara de bromista?

―De mamona, sí. Pero no de bromista ―habló Momo.

Dahyun soltó una carcajada y Nayeon estuvo a punto de reírse si no fuera por la mirada furiosa de la pelinegra que provocó más escalofríos en ella.

―Cállate, Hirai.

―¿Por qué? Digo la verdad ―replicó.

―No tengo cara de mamona.

―¿Entonces tienes cara de bromista?

―A mí me da risa tu cara ―añadió Dahyun, apoyando un codo sobre su propio muslo y sonriéndole de forma divertida.

―No te pregunté, Kim. Y nadie pidió tu opinión.

―Ya, hablando enserio ―Momo se posó al lado de Jeongyeon y la observó―. No puedes dejar que use lo mismo durante las dos semanas.

𝐁𝐞𝐥𝐢𝐞𝐯𝐞 𝐈𝐧 𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐲〃Ձ𝐘𝐞𝐨𝐧 𝐆!𝐏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora