⸺capítulo ¹³

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―Cariño, ―le llamo Yoona―, preguntita, ¿ya te aceptaron en el grupo y en el fandom? ―pregunto burlona.

―Poco a poco Yoona, poco a poco. ―le respondió resistiendo las ganas de golpearla.

―Bueno pues yo no diría lo mismo, es decir mírate, ―le tomo ambas muñecas y las alzo a su altura―, no tienes la suficiente belleza, ni la capacidad, ni la altura, ni el talento para estar en ITZY, ―rió―, ellas son profesionales, hacen todo perfecto, nena no entiendo que haces allí.

Scarlett se soltó bruscamente de Yoona, la miro con todo el odio acumulado de todos estos años y se dio la media vuelta tratando de hacer oídos sordos a las palabras de la pelirroja. Coloco sus auriculares de diadema y se quedó sentada en las gradas del campo, dejo que el viento golpeara su rostro, pero no impidió que sus lágrimas comenzaran a hacer acto de presencia.

Lo admitía. Admitía que las palabras todavía la hacían frágil, siempre se dejaba llevar por las mismas y tenían un impacto enorme que a veces ni Scarlett misma podía entender por qué.

Quería hacerse entender ella misma que tenía todo para poder estar en el grupo, pero que las chicas no le dijeran algo sobre su rendimiento, su avance o algo relacionado a, tampoco ayudaba. Sabía bien que no estaba allí para que le dieran una estrellita dorada en su frente por lo bien que lo hizo, solo que a veces tenía sus dudas con respecto a su talento.

Ella tenía muchísimo que dar, solo era necesidad de que supiera mostrarlo.

― ¿De nuevo escondida aquí? ―preguntó una chica frente a ella.

Scarlett no la escucho por traer los auriculares puestos casi con todo el volumen. La rubia removió un poco los auriculares blancos para tener la atención de la pelinegra, ésta la miro y sonrió limpiándose rápidamente las lágrimas que dejo escapar.

―Lo siento Yiren, no te escuche. ―se acomodó en su asiento a lado de ella.

― ¿Por qué lloras? ―preguntó preocupada, casi nunca la veía llorar.

―Cosas sin sentido, no me hagas caso. ―apretó sus labios mirando a otro lado.

―Te conozco muy bien y sé que cuando haces eso es porque te sucede algo que no me quieres decir y que me duele que no me tengas confianza porque soy tu mejor amiga, la principal. ―remarco la última palabra.

― ¿Celosa? ―le preguntó divertida por el puchero que formo Yiren.

―Para nada, sé que soy la principal y la número uno por muchas razones. ―miro sus uñas y Scarlett se echó a reír―. ¿Qué es gracioso?

― ¿Cuáles son las razones por las que tú eres mejor amiga número uno? ―le pregunto dejando caer su cabeza sobre sus manos al tenerlas recargadas en sus muslos.

Yiren se quedó callada por unos segundos mientras pensaba en las mil ocho mil razones por las que obviamente era la mejor amiga número uno de Scarlett.

―Te conocí primero, hablaste conmigo primero, pasamos mucho tiempo juntas, sabemos secretos mutuamente, nos tenemos confianza, yo soy la que más te ayuda de todas tus amigas. ―dejo de contar con sus dedos para mirarla―. Prácticamente en todo fui número uno, hasta en tu primer beso.

― ¡Eso fue por accidente! ―se excusó tratando de ocultar su sonrojo. No le avergonzaba aceptar que su primer beso fue con una chica, pero tampoco le gustaba recordar el momento.

―Bueno sí, hay que echarle toda la culpa a Aisha acerca de ello. ―ambas comenzaron a reír y Scarlett le dio la razón.

La anécdota era bastante calmada en un principio, era un recuerdo vergonzoso para las dos quienes todavía no podían olvidarlo.

Un día normal con las seis chicas que aún no debutaban, estaban en la sala de prácticas jugando con Scarlett diversos juegos para pasar el rato. El famoso juego del pepero estaba dentro de la lista así que las siguientes en participar eran precisamente Scarlett y Yiren quienes, en aquel entonces, tenían 18 años.

El resto de las chicas estaban tan emocionadas que a cada rato estaban gritando. Ya para llegar al final de la ronda, a cierta chica que ocuparía la posición de rapera del futuro grupo se le ocurrió la gran idea de acercarse a ellas justamente donde el palito de chocolate se debía romper, así que con habilidad junto ambos rostros de ambas para así lograr que se besaran.

Un recuerdo que nunca olvidarían gracias a Aisha.

Volviendo a la rutina, Scarlett tuvo que regresar a su respectiva aula mientras Yiren regresaba a presentar sus exámenes finales. Antes de que se llegara la salida, tuvieron una hora y media para festejar aquel 14 de febrero y, como antes sucedía, Scarlett y Yiren se reunían para no pasar solos ese día tan especial.

― ¿Cuándo nos irás a visitar? ―la chica alzo los hombros.

―El manager nos acaba de decir que debemos estar preparadas, se harán varios lanzamientos antes del siguiente comeback y pues estoy puliendo todo para no arruinar más cosas. ―sonrió muy apenas.

―Ya me he enterado todo y al igual que el resto de nosotras, también estoy enojada. ―se cruzó de brazos―. No es justo el recibimiento ni tam-...  ―le interrumpió.

―Ren, debes entender la situación antes de mi llegada, les comprendo la verdad, solo debo esperar a que el día llegue y seré feliz, mientras tanto debo seguir trabajando y esforzarme. ―de nuevo sonrió dándose ánimos para ella misma.

La hora de la salida llegó, ambas camionetas llegaron casi al mismo tiempo por ellas, Yiren grito a Scarlett pidiendo que esperara un poco mientras iba por su regalo por el día de la amistad después de que ella le hiciera entrega de uno.

―No sabía que ella era tu amiga. ―le dijo Ryujin, quien venía en la camioneta junto con Yeji y Lia.

―Hay muchas cosas que todavía no saben de mí. ―dijo inconscientemente haciendo que las tres la mirasen confundidas.

Miro a Yiren venir hacia ella con una bolsa de regalo y un ramo de flores, el corazón de Scarlett se enterneció por tal acto y la abrazo por inercia agradeciéndole por los regalos, pero...

―El ramo de rosas no es de mi parte, ―se separó de ella―, es de parte de mi unnie.

Y confundida le pregunto ella: ― ¿Cuál de las cinco, Yiren? ―pero la chica no le dijo, solo alzo los hombros y sonrió cómplice.

La rubia se despidió tanto de ella como de las otras tres, subió a la camioneta y le perdió de su campo de visión, Scarlett miro a Lia quien estaba sonriendo burlona.

―Creo que alguien tiene una admiradora.

Dijo Lia convenciéndose a sí misma que no le molestaba.

ʀᴇᴄʜᴀᴢᴀᴅᴀ | ɪᴛᴢʏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora