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So how does it feel?
All alone, is it so surreal?

📌 Mánchester, Inglaterra
Present !

La vida puede volverse tan difícil de respirar cuando estás atrapado dentro de una caja, que Adelaida no había sido consciente de ello hasta que vio como las paredes comenzaban a cerrarse a su alrededor.

Deseaba que un descanso llegue repentinamente, pero, siempre las cosas aparecen demasiado tarde. Porque para ese momento, ella se encontraba bordeando un precipicio.

Intentó.

Hizo todo lo posible para seguir el ritmo que el destino le estaba marcando, pero sus pies se quedaron atrás, y comenzó a tambalear.

Quizá huir a Inglaterra no había sido su mejor decisión. No obstante, ya estaba ahí, buscando una razón para no rendirse, y para este punto no había marcha atrás.

Le sorprendía mirar el pasado, y ver como todo lo que había construido se había derrumbado en cuestión de segundos. Desde promesas rotas y palabras perdidas en el viento, hasta la caída en picada del vínculo con su familia.

Salió de sus pensamientos cuando sintió su celular vibrar en su bolsillo. Lo sacó con suma delicadeza, y el nombre de su amiga figuró en la pantalla. Dubitativa, atendió.

—Es la décima sexta vez que te llamo, pedazo de mugre —Adelaida enarcó las cejas, al notar la amabilidad con la que Levana la trataba. Aprendió que esa era su forma de demostrar cariño.

—Perdón, no hay señal en dónde estoy, Lev.

—¿Otra vez en ese bosque? —Interrogó desde el otro lado de la línea su única amiga. Adelaida torció el gesto.

—Sí.

No era sorpresa alguna que la muchacha se encontrara divagando por los senderos del único bosque que había en Manchester a altas horas de la madrugada. Haberse topado con tal lugar, fue la única vía de escape que encontró para despejar los cuestionamientos que surgían en su mente durante las noches de insomnio.

Levana, había comenzado a acostumbrarse a que la cordobesa no estuviera en casa a esas horas de la madrugada, pero todavía un sentimiento de inconformidad se hacia presente dentro suyo. Las primeras veces que Adelaida había salido sin avisar, se volvió loca llamándola hasta que ella atendiera.

Se preocupaba mucho por la salud de su amiga, porque sabía lo delicada que estaba su integridad mental. Adelaida, con el paso de los años, se había convertido en una persona demasiado reservada. Con suerte, podía compartir una oración sobre su historia de vida y eso era todo.

Pero, el alcohol en sangre solía causar el efecto contrario. Levana, en una de esas tantas noches de insomnio, se encontró con Adelaida sentada en el suelo de la cocina con una botella de bebida blanca a su lado.

Inmediatamente, se preocupó al notar como la muchacha reía y lloraba al mismo tiempo. Aquel día, fue la única vez que Adelaida había abierto un poco su corazón, contándole algunos detalles de su vida antes del desastre.

Sin embargo, al darse cuenta de que estaba diciendo más de lo debido, se detuvo. Podía estar alcoholizada, pero tenía y conocía sus límites cuando se trataba de ese tema en particular.

Dejó de recurrir al alcohol, al notar que caminar podría llegar a ser terapéutico y sustituir tal lugar sin problema alguno. Se desataba de esos pensamientos intrusos al andar, porque centraba su cabeza en otro lugar. Apreciaba las vistas que la arboleda le brindaba, y dejaba su mente en blanco.

Resiliencia | Julián Álvarez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora