Cenan los cinco juntos y Lautaro se encarga de lavar los platos recibiendo mimos de su pareja.
Lisandro tiene ganas de llorar, putear, patalear y hasta hacer un berrinche por las emociones que lo invaden de repente.Media hora pasa hasta que Joaquín le implora que vaya a hacerle compañía a la cama. No le queda otra que ir, porque prefiere abrazar a su amigo que seguir torturándose con la imagen de su cuñado besando a su hermano.
-Llegué, haceme un lugar- dice Lisandro y se tira encima de Joaquín sin esperar que este le haga un espacio.
-Te amo gordo, pero no voy a dormir así- comenta Joaquín arrastrándose para hacerle un lugar a su lado.
-Estoy triste- comenta metiéndose entre las sábanas.
-Ya 'ta piojo- acomoda las colchas sobre su cuerpo. -A la girada ni cabida, mi vida, ahora decido yo- cita a Miss Bolivia en voz baja Joaquín haciéndolo reír.
Como quiere a ese pibe.
Terminan durmiendo abrazados como de costumbre mientras que en la otra habitación se da un situación similar entre la pareja, pero uno de ellos siente que su cabeza va a mil y maquina durante varios minutos... ¿O tal vez eran los dos?
[...]
-Amor- llama Lautaro a Cristian y le señala el dulce de leche.
El cordobés le pasa el envase y siente la mirada de su cuñado sobre él. Conecta miradas aunque esa conexión dura pocos segundos ya que se ve rota por Lisandro quien vuelve su mirada a Joaquín que le pide una tostada.
El día transcurre con tranquilidad. La casa está completa, no falta nadie. Ni siquiera Silvia, prefiere disfrutar de la compañía de sus hijos este día en vez de salir con sus amigas.
La siesta es aburrida para Lisandro, se pasea de la pieza al comedor y viceversa en busca de algo que lo entretenga. Ni Twitter tiene algo que lo enganche, la situación es totalmente insólita.-Tengo una propuesta para vos, rubio- comenta Joaquín mirando al gualeyo.
-A ver, soltá- pide mirándolo desde la silla de su escritorio, da giros en ella cual nene de cinco años.
-Está la feria por semana santa en el centro, podríamos ir los cuatro y después a algún barcito tranqui- propone y a Lisandro le gusta la idea.
Durante la merienda Lisandro le comenta a la pareja sobre los planes y estos aceptan al instante. No tenían mucho para hacer y realmente tenían ganas de salir.
-¿Salen amores?- pregunta Silvia haciéndole probar el dulce a Joaquín.
Lisandro tiene vagos recuerdos de su madre en la cocina, más o menos el rondaba los cuatro años. Silvia cocinaba dulce de ciruela y el menor de los Martinez queda fascinado cuando la mujer le hace probar dicha mezcla.