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- Arthit Rojnapat, aun no terminamos de hablar.

Los guardaespaldas que se había mantenido inmóviles cambiaron posturas, la asistente se apresuro en alcanzar a la abuela Megan, Aaron se paro frente a ambas mujeres para detenerlas.

- Ya lo hicimos – apretó el sobre en sus manos - ¿Quién más tiene una copia de esto?

- Si yo pague por silencio es natural que no existan más documentos al respecto.

- Bien, Zijie has que preparen nuestro vuelo, volvemos a Tailandia.

- Aun tienes negocios que atender, si te dije esto no fuera para que salieras corriendo.

- Tengo asuntos más importantes en Tailandia, y el Tío Aaron lo hará en mi lugar.

- Pero él...

- Lleva meses participando en los negocios de la familia después de todo también es un Rojnapat.

- ¿Son tus sueños o lo de tu madre?

- Es simplemente lo correcto.

Sin dar una mirada atrás continua su camino, nadie se atreve a detenerlo, sin importar si los guardaespaldas de la abuela son betas, su sola mirada los hace frenar,  y en aquel que queda duda se encuentra con él imponente Zijie.

- Zijie... ¿Dónde está tu lealtad?

- Con mi maestro Arthit, hasta pronto  Madame.

- Incluso de mí.

- De cualquiera – responde y sigue a su maestro.

Aplausos y risas.

- Sabes una cosa madre, me alegro de que finjas estar enferma, tienes tiempo para cambiar, porque créeme de una cosa estoy seguro, si mueres justo ahora mi padre y hermano no estarán felices de recibirte en los cielos, ¡Oh no! en caso de que sea verdad que algunos vamos al cielo y otros al infierno, nunca van a encontrarse.

- Te has vuelto un majadero con un poco de poder.

- Bueno me marcho, no quiero que mi boca pierda la dulzura de los bocadillos y mañana tengo un día muy ajetreado. – con calma toma su abrigo – No se que hablaste con él, pero, sea lo que sea, te aseguro que, aunque parece cordero en realidad es un lobo, nunca lograste domesticarlo, es peligroso incluso para ti, lo único a tu favor es que, a pesar de todo, te ama, es de las pocas personas que lo hace sinceramente, no pierdas eso.

- ¿Estas insinuando que tu no?

- Dije pocas personas, hasta pronto madre.

Madame Megan se quedo de pie apoyada de la mano de su asistente, la habitación se llenó de frio, podría escuchar la leña arder, pero a su cuerpo no llegaba ese calor.

- Madame, ¿Por qué si deseaba tanto verlo...?

- Tiene esa mirada...

- ¿...?

- La mirada que tenía mi hijo cuando..., comunícame con Daiki y Grace.

- Como ordene.

.

.

Limpiar el avión, cargar gasolina y abrir pista para ellos, el clima no era el mejor así que no salieron inmediatamente, en ese tiempo Arthit hizo algunas llamadas...

Finalmente, cuando despegaron indicando que se podían desabrochar el cinturón, Arthit, pidió un poco de agua.

- Joven maestro ¿Se encuentra bien?

- ¿Sabías del accidente?

- ¿...? – ante la genuina mirada de Zijie, con una mano toco el expediente que leía mientras la otra masajea su estómago. – Es el accidente del maestro Iñaki... ¿Maestro Suthiluck? Estuve con usted, pero mi prioridad era protegerlo, asegurarme el maestro Iñaki fuera al mejor hospital, estaba oscuro, si yo no lo hubiera reconocido menos usted.

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