CAPÍTULO 3: Toros Negros

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La explosión mandó a Yoru por los aires, sin darle la oportunidad de poder admirar la base de su orden de caballería.

-Manto Oscuro: Alas del Caído.

Unas alas de oscuridad surgieron de la espalda de Yoru y lo mantuvieron en el aire, bajando lentamente hacia Asta, que también había salido disparado por la gran explosión.
El capitán Yami, entre risas, se acercó a ellos.

-Bienvenidos a la peor de las órdenes de los Caballeros Mágicos: los Toros Negros.

Yoru miró la gran base de los Toros Negros. Era sorprendentemente caótica y, solo por eso, le encantaba.
Se trataba de una especie de castillo con estructuras asimétricas. Estaba ubicado dentro de un bosque, a saber dónde, y, del fuego de la explosión en la entrada, se podían escuchar gritos entre dos hombres.

Poco a poco el humo se fue disipando y tanto Asta como Yoru pudieron ver que era lo que había causado la explosión.
Se trataba de un joven alto, delgado y de tez clara. Su cabello era de dos colores, siendo de color oscuro en el medio y a los costados y de color claro entre las partes oscuras. Tenía una serie de piercings a lo largo de una cicatriz en la cabeza y llevaba puestas unas gafas de sol.

-¡Vale, ya me has cabreado!-gritó-¡Prepárate para morir, desgraciado!

-Cuando quieras. ¡Dale al bate!

Al que se dirigía era un joven algo bajo, con ojos azules y cabello rubio, desordenado y de longitud media. Aún así era lo suficientemente largo como para cubrir sus orejas y frente.

Usando su grimorio, el que tenía pinta de delincuente formó en su mano un bate de fuego y comenzó a lanzarle bolas de beisbol del mismo elemento.

-¡Muere!

El otro, usando magia del rayo, comenzó a esquivar una y otra vez los ataques, con su piernas cubiertas de unas botas eléctricas.

El ambiente era muy divertido en opinión de Yoru, pero lo que le llamó verdaderamente la atención fue una mujer que vestía únicamente en ropa interior, que consistía en un par de lencería roja de tirantes finos con diseños de volantes..
Se trataba de una joven alta, con el cabello rosado y ondulado hasta la mitad de la espalda, que mantenía suelto con un peinado lobulado con flequillo hacia el lado izquierdo. Tenía los ojos morados, unos labios carnosos y un cuerpo voluptuoso que seguramente sería capaz de conquistar a cualquiera.

-¿Qué es este escándalo?-preguntó, sobándose la nuca, con claros rasgos de resaca-Mi cabeza... tengo una resaca espantosa.

También podían ver a una joven de estatura muy baja. Su cabello era de color negro y lo llevaba recogido en un rodete donde dejaba unos cuantos cabellos levantados y otros dos mechones un poco más largos que caen a los lados de la cara. Sus ojos eran de un peculiar tono verde esmeralda. No dejaba de comer.

Había otro chico, un hombre alto con el cabello castaño cayendo sobre su ojo izquierdo. Vestía una camisa morada, sobre la que llevaba protectores de cuero marrones y un cinturón donde colocaba su grimorio. Daba algo de mal rollo mientras miraba a una niña pequeña con un hilo de sangre cayéndole de la nariz.

-Hoy también tienes un aspecto angelical, my little sister, Marie-todo el lugar seguía temblando por la pelea-¡Dejad de liarla, tarados!

Por último estaba un hombre extremadamente grande y corpulento, de cabello negro, aretes esféricos con eslabones que se conectabas con otras pequeñas esferas que colgaban. De sus ojos, Yoru solamente pudo ver unos ojos brillantes.

Asta y Yoru admiraban el escenario con diversión y miedo a la vez, pero ahora ellos dos eran parte de ellos, eran miembros de los Toros Negros y debían hacerse ver. Así que, tras respirar hondo, los dos dieron un paso al frente.

-¡Vengo de la aldea Hage y me llamo Asta!-gritó-¡Encantado de conoceros a todos!

-¡Soy Yoru, de la aldea Towairaito! ¡Soy nuevo miembro de la orden!

-¡Y MI SUEÑO ES CONVERTIRME EN REY DE LOS MAGOS!-terminaron los dos en voz alta.

Nadie les hizo caso y siguieron armando jaleo. Entonces, el vello de la nuca de Yoru se erizó y se giró para ver como el capitán Yami, cubriendo su puño de maná, lo cerraba con fuerza.

-¡ESTAOS QUIETOS!-gritó, golpeando la pared y destruyéndola por completo-¡LO ESTÁIS DESTROZANDO TODO!

-Mira quien habla-protestó Finral.

Entonces, todos se pararon y miraron al capitán Yami, para lanzarse sobre él, arrastrando a Yoru y Asta en el camino.

-¡Capitán Yami!-exclamaron todo felices-Habrá sido un día duro, ¿verdad, capitán?

Al segundo todos comenzaron a hablar con el capitán de lo que les interesaba, pero lo único que logró comprender Yoru fue al que tenía aspecto de delincuente.

-Señor Yami, ¿había alguno que valiera la pena? ¡Porque si es así, me lo cargo a puñe...!

-¡Capitán!-exclamó el rubio, empujando al delincuente-¡Hoy si te enfrentarás a mi, ¿verdad?!

Sin poder aguantarlo más, Yami rompió a reír a carcajadas.

-Estos chicos... Veo que tenéis muchas cosas que contarme-dijo sonriendo, pero luego se puso serio-Sentaos y a callar.

Todos obedecieron al instante.

-He traído a dos nuevos...-miró a todos lados-¿Dónde están?

Yoru y Asta estaban bajo el hombre gigantesco, que se había sentado sobre ellos.
Una orden de Yami fue suficiente como para que el gigantón se levantase y dejase que Asta y Yoru pudiesen colocarse frente a sus ahora compañeros de orden.

-Estos novatos son el segundo y tercer nuevos miembros de la orden.

BLACK CLOVER: Mago OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora