Eleanor
Puse la escalera para comenzar a colgar el papel picado que adornará el restaurante, se acercaba el mes de noviembre y todo debía estar listo. Al otro lado, se encontraba Michelle sosteniendo el otro extremo del cordón.
—Màs arriba —indicó Don Gustavo, quien era nuestro jefe. Michelle y yo nos alzamos un poco más—. Listo, ya pueden atarlo.
Amarré el cordón al clavo que se encontraba en la pared, mientras podía sentir su maldita mirada en mi trasero, es que Don Gustavo era un pervertido, tenía la mala fama de acostarse con sus empleadas a cambio de dinero. No me consta que sea cierto, llevaba un mes trabajando ahí y hasta el momento solo me lanzaba miradas pícaras. Aunque eso me molestara, no podía decir nada, puesto que necesitaba el dinero para ayudar a mi abuela.
Salí del trabajo casi a media noche, me dirigí a casa, saludé a mi abuela y me senté a cenar.
—Te preparé un chocolate caliente, con leche deslactosada y tus galletas favoritas —mencionó colocándolos en la mesa.
—Gracias, abuela.
Le di un sorbo al chocolate, el cual aún humeaba y al momento de alzar la mirada, pude notar que había una foto de mis padres y otra de mi abuelo en la mesa de enfrente, y unas velas que aún no estaban encendidas. En unos días haríamos la ofrenda. Solté un suspiro, saqué mi teléfono y revisé mis mensajes sin leer.
Michelle: Necesito tu ayuda.
Eleanor: ¿Para qué?
Michelle: El resultado de sangre para la prueba de embarazo dio positivo. Adivina quién es el padre.
Eleanor: Supongo que el padre es Alexander.
Michelle: No, es Don Gustavo, ¿recuerdas cuando me pidió que le hiciera un favor en la bodega? Pues me acorraló y comenzó a tocarme.
Mis manos se pusieron temblorosas, entonces lo que decían de Don Gustavo era real, y si podía hacerlo con Michelle, podía hacerlo también conmigo
Eleanor: Debemos denunciar esto ya.
Michelle: ¿Qué? No, no denunciaré al único hombre que me ha dado trabajo.
Eleanor: ¡Por el amor de Dios! Hablamos luego, debo dormir.
Esa noche dormí como un bebé, era complicado estudiar y trabajar al mismo tiempo, tener ese tipo de jefe abusador solía ponerme incómoda, solo pedía a todos los santos que me cuidaran de él.
A la mañana siguiente, me preparé para ir a la escuela y como ya iba tarde, tan solo agarré un pan tostado con mermelada para comerlo durante el camino.
Han sido días de exámenes finales, no es tan sencillo cuando debes trabajar, afortunadamente me fue bien en todos porque puse mi mayor esfuerzo.
Caminé hasta llegar a una mesa de la cafetería, Tomás y Jonathan se acercaron a la mesa en la que me encontraba y se sentaron a mi lado. Jonathan llevaba en sus manos una guitarra, aquel castaño se creía John Lennon, pues solía interpretar algunas de sus canciones en los bares de la ciudad, mientras Tomás por su parte, solía ser Paul Mccartney y fue así que ambos formaron su dueto.
—Hola, chicos -los saludé a ambos levantando la mano.
—Hola —,dijo Jonathan sin nada de interés.
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¿Qué Haces En Mi Cuerpo?
HumorEra el año de 1980 en la ciudad de Acapulco, Guerrero, donde el machismo aún predomina. Eleanor Ruiz se preparaba para salir de la universidad, pero nunca creyó que una noche de canto lo cambiaría todo y terminaría demostrando que a veces los chicos...