Esta es mi realidad

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Hace rato no sonrío, no lo intento, siento como si de tan solo pensarlo, una capa de falsedad cubriera mi rostro. Definitivamente me he encargado de hundir aún más mi golpeada vida social.

No he hablado con Abbie, mi mejor amiga, aún así, ella  me llama de vez en cuando para saber como me encuentro.

Pero eso no sirve de nada, como todos los fallidos intentos del sicólogo de que mejore. Tantas tardes perdidas entre la exasperación del saber que mis padres no están, darme cuenta de todos esos momentos felices, toda la alegría que se desprendía de nosotros, ya no esta, toda mi vida sufrió un giro de ciento ochenta grados cuando se fueron.

En el pasado me sentía completa, hablaba sin parar y con todo aquel que se me acercara, Solía sonreír a los desconocidos o a la gente que me topaba por la calle. Ahora, en la actualidad, soy la sombra de esa risueña adolescente, cenizas; el producto de un incendio que hasta el día de hoy sigue quemándome. Me carcome viva no haberme despedido de ellos, decirles lo mucho que fueron y son para mi. Por criarme, por hacerme feliz cuando nadie se preocupó por hacerlo. Sólo ellos se tomaron el tiempo de llegar a mi corazón y recobrar el papel de padres que había perdido años antes.

Desgraciadamente, ellos no están conmigo hoy, jamás lo estarán. Debo adaptarme a esto, ellos nunca volverán. Sólo  espero que donde sea que estén, sepan que los amé como a un primer amor. Irónicamente lo fueron. Las primeras personas de las que me enamore empedernidamente. Donde sea que estén, sólo me queda agradecerles y desearles la mejor de las suertes.

Un recuerdo tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora