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☆ UNA AGRADABLE COMPAÑÍA ☆

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UNA AGRADABLE COMPAÑÍA

A decir verdad, el resto del camino no fue para nada incómodo. Ambos chicos se relajaron mientras pasaban por los enormes pastizales, el viento iba en dirección contraria refrescándoles el rostro y el clima, luego de tantas lluvias en ese mes, por fin había dado lugar a un día soleado, pero no hacía tanto calor, era cómodo. Jake no sabía de dónde sacó tanta energía para llegar hasta el centro del pueblo sin agotarse, pero al fin llegaron al dichoso lugar alrededor de 40 minutos después de partir del mirador. Heesung había vuelto a leer las instrucciones de la maestra antes de llegar para saber cuál era el siguiente paso: El cubo.

El centro del pueblo era una gran plaza, que acostumbraba estar vacía y tranquila, a excepción del parque en el que solían ir niños a jugar o personas mayores a hacer ejercicio. Sin embargo, era el día Morado, el día más festivo y propio del pueblo. La plaza estaba repleta de puestos temporales de comida rápida, botanas y llamativos juegos mecánicos que recorrían las calles hasta las cuadras de los alrededores. Los establecimientos de comida también aprovechaban para vender otros productos como juguetes, latas de espuma, y por supuesto, ropa de pareja, diademas, chocolates para regalar... Lo típico que solían darse las parejas en días como estos.

Pero no solo eso, en el fondo, se podía apreciar un pequeño escenario en el que grupos estudiantiles de las escuelas del pueblo empezaban a arreglarse para hacer las presentaciones típicas de todos los años, que solían ser bailes o coros de alguna canción popular. Sin mencionar que las calles y paredes estaban repletas de decoraciones con formas de flores y corazones, globos de colores volando por todos lados, cadenas de papel enrolladas en los postes de luz y en cuerdas entre la ventana de algún local y otro. Además de series de luces que, por el momento, se encontraban apagadas. Era muy temprano para encenderlas, ya que el sol aún iluminaba perfectamente los alrededores, cosa que aumentó más la sorpresa de ambos muchachos, pues había demasiada gente en ese momento cuando solían acumularse a altas horas de la noche y no en la tarde.

Jake y Heeseung bajaron de la bicicleta para poder caminar entre la multitud de personas que se encontraban en el festival. Se suponía que debían disfrutar de ello, pero a ninguno le agradaba la idea de estar entre una gran cantidad de personas. Y como ninguno tomaba el valor suficiente para decir algo, simplemente se limitaron a caminar sin rumbo hasta encontrar algo interesante.

— ¡Ahg! Ya me cansé de caminar —se quejó Jake cabizbajo arrastrando sus pies adoloridos.

— ¿Tienes hambre? Yo quiero comer — sugirió Heeseung, quien había salido corriendo de clases sin su almuerzo para llegar a tiempo al mirador.

— Si, ¿como qué se te antoja? —preguntó curioso Jake.

—  No lo sé, tal vez... —

Ambos chicos se detuvieron y miraron al frente. Vieron un pequeño local con grandes letreros del menú y emocionados gritaron al mismo tiempo:

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