Capítulo 5. Siempre te encuentro en el suelo

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Capítulo 5 .Siempre te encuentro en el suelo

Las suaves olas del mar mecían la arena dorada de la playa, mientras el sol comenzaba a elevarse en el horizonte, bañando todo el lugar en un resplandor dorado. En la residencia, Kelly despertó con una sonrisa perezosa, sintiendo el olor a salitre y mar que llenaba la habitación. Los primeros rayos de luz se colaban por la ventana, pintando la pared con reflejos cálidos, y Kelly se desperezó, estirando los brazos y notando, con algo de sorpresa, que su pijama se había subido hasta casi la altura del pecho.

—Shit! I should sleep in something tighter— pensó con un suspiro, mirando el espectáculo que había montado en su propio reflejo. Por suerte, nadie estaba ahí para ver cómo su camiseta ancha apenas le cubría. Se rascó la cabeza, su pelo revuelto caía en ondas desordenadas sobre sus hombros, y una sonrisa divertida se le escapó. Parecía haber tenido una batalla nocturna con las sábanas, pero, a pesar de todo, se sentía completamente descansada y llena de energía.

La emoción comenzaba a despertarse en su interior. El plan de pasar el día en la playa con su hermana y las chicas la hacía vibrar de entusiasmo. Hoy iba a ser uno de esos días perfectos de sol, arena y risas. Sin perder tiempo, se levantó de un salto, sus pies descalzos chocando con el suelo fresco, y se dirigió hacia el baño para darse una ducha.

El agua cálida y espumosa caía sobre la piel de Kelly, relajando cada uno de sus músculos mientras se permitía disfrutar del momento. No había prisa; se dejaba envolver por el calor y el vapor, cerrando los ojos y dejándose llevar. Las gotas resbalaban por su piel, y el sonido constante de la ducha llenaba la pequeña estancia, creando una burbuja de tranquilidad a su alrededor.

Finalmente, cuando el agua comenzó a enfriarse, decidió que ya era hora de salir. Cerró el grifo y, con un suspiro satisfecho, salió chorreando, con el cabello mojado pegado a los hombros y una sonrisa de oreja a oreja que indicaba su excelente humor.

Ana salió de la ducha después y encontró a Kelly mirándose fijamente el trasero en el espejo, con una expresión de concentración total, como si estuviera resolviendo un problema existencial. La rubia tenía el ceño fruncido y se giraba de un lado a otro, evaluando cada ángulo con ojo crítico.

—¿Tengo el culo demasiado gordo? —preguntó Kelly, con una cara de preocupación tan sincera que Ana soltó una carcajada de inmediato

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—¿Tengo el culo demasiado gordo? —preguntó Kelly, con una cara de preocupación tan sincera que Ana soltó una carcajada de inmediato.

—¡Pero qué dices, tonta! —dijo Ana, tratando de no reírse más—. Te miras como si estuvieras evaluando el trasero para un casting de cine.

Kelly hizo un puchero exagerado y se cruzó de brazos, sin abandonar su mirada crítica al espejo.

—Hey, es una pregunta seria. ¡Podría ser muy importante! —replicó medio en broma, medio en serio, volviendo a girarse para inspeccionar desde otro ángulo—. Mira, no me vendría mal un poquito de reassurance aquí, ¿vale? Un piropo o algo, sis...

La jugadora Número  10 (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora