Su cuerpo estaba tan caliente que pensó que su sangre iba a comenzar a hervir.
Su piel palpitaba.
Una vertiginosa sensación de placer.
Un estallido.
Todavía recordaba el calor, el placer y la manera en que este cuerpo virgen acogió a ese hombre como una prostituta bien entrenada.
La alegría.
El miedo.
Más desconcierto que miedo.
Un mar tormentoso, un intenso placer y una tormenta abrazadora.
Lo retuvieron sólo una vez esa noche, pero los recuerdos, que no se desvanecían incluso después de varios años, se convertían en sueños que le hacían eco en la cabeza.
Igual que siempre.
"Yuugo Mizuno".
"..."
"¡Yuugo!"
"¿Ah?"
El hombre recobró el sentido ante esa voz.
En un asiento junto a la ventana, un anciano estaba sacudiendo la mano de derecha a izquierda para intentar conseguir su atención.
"Lo siento, estaba... ¿Quiere pedir algo más?"
Estaba distraído, fue completamente su culpa.
"Otro café. ¿Te sientes mal?"
"No, no, estoy bien. Lo siento. Desde que me hice cargo del restaurante, me he acostumbrado a tomármelo con calma y a veces me... Me tranquilizo de más. Fue solo eso".
Para ser honesto, estaba muy cansado. Más lento...
Mirando el calendario, comenzó a preguntarse si este mes el celo vendría un poco más temprano que antes. Si ese era el caso, entonces tenía que tomar medicina. No, en lugar de eso, era mejor tomar azúcar.
"Es una cafetería muy pequeña, así que es mejor tomarlo con calma. No te apresures pequeño jefe."
En el pasado, solía decir cosas como: "Por favor, no me llamen jefe", pero como todos los clientes regulares lo hacían, al final no tuvo más remedio que aceptar.
Yuugo, quien originalmente tenía una personalidad muy calmada y pasiva, solo asintió, se acomodó el delantal y dijo: "Está bien." Con esa sonrisa tan brillante de siempre.
Tenía veintiocho años, pero era terriblemente tímido. Cuando trabajaba como secretario del presidente, era un poco más ambicioso y en realidad, era de esos hombres que coordinaba y negociaba con las personas que conocía por primera vez sin ningún tipo de problema. Ahora ese fuego se había apagado hasta extinguirse por completo y mientras regresaba al mostrador del café y molía los granos, reflexionó que tal vez esos tiempos en los que hablaba con confianza habían desaparecido.
Originalmente Yugo carecía de "amor" por si mismo y tenía una personalidad introvertida. Una cara plana. Sin embargo, a menudo le decían que incluso con esa expresión tan seria, que sus ojos fueran grandes, con las esquinas caídas, y tuviera párpados dobles, ayudaba a que pareciera como si siempre estuviera sonriendo. Medía un poco más de 1,70 centímetros de alto y su cuerpo era delicado y muy flaquito. En la secundaria muchas veces le confundían con una niña y por eso mismo empezó a tener complejos. Después de convertirse en miembro de la sociedad, pudo tomar todas sus debilidades en una bolsa y ocuparlas a su favor para volverse sociable. En parte porque fue bendecido con un jefe maravilloso y también, por tener la alegría de hacer un trabajo que le iba bien a su inteligencia. Su personalidad introvertida se fue abriendo de poquito en poquito y un mundo que antes era increíblemente aterrador, pronto le mostró que también podía ser brillante.
![](https://img.wattpad.com/cover/339073795-288-k47579.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Una noche de pacto (Traducción Finalizada)
FanfictionYuugo, el gerente de la cafetería del centro, es un padre soltero con una hija de tres años llamada Kota. Se supone que su madre murió al dar a luz, pero en realidad, fue el propio Yuugo quien la tuvo. Una noche hace cinco años, Yuugo, quien es un o...