Verano eterno 🌤 [Daryl Dixon]

7. La mentira tiene patas cortas

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

Son las 5:30 a.m, papá no está en casa y Evan sigue de fiesta, yo estoy encerrada en mi habitación...con Daryl. Estamos desnudos y rodando por la cama mientras nos besamos. ¿Les conté lo buen besador que es? sí, en realidad no creo que sea posible describirlo.  

Él quedó debajo mío y ambos abrimos los ojos, nos mirábamos sin decir una palabra. Si hace unas semanas me preguntabas cual era mi color favorito, yo habría dicho azul porque me recordaba al mar, pero ahora mi color favorito es el celeste...porque me recuerda a sus ojos. Son profundos e intimidantes, aunque cuando se ponen brillosos luce muy tierno. Acaricié su cuello hasta que mi mano llegó a sus dorados mechones, y cabe destacar que combina a la perfección con sus ojos. 

Su grande y rasposa mano, pasó por mi trasero, cintura y espalda, hasta que llegó al costado de mi cabeza. Sin dejar de mirarme a los ojos acomodó mi cabello detrás de mi oreja, quizá una sonrisa se escapó de mis labios y lo supe porque a él también le sucedió. Mi corazón está más confundido que normalmente, a principio creí que todo era superficial...solo tener encuentros sexuales y listo, pero ahora siento que tenemos una conexión más allá, que superó todo lo que nosotros en algún punto quisimos impedir. 

Daryl y yo somos muy parecidos en muchos aspectos, como si fuéramos la misma persona o estuviéramos hechos para el otro, ¿Acaso era eso posible?. Siento que puedo entenderlo con solo mirarlo a los ojos y viceversa, no hacen falta palabras, porque nos entendemos sin ellas. 

Me gusta besar sus labios y recorrer todo su cuerpo con los míos, sus mejillas son suaves, al contrario de lo que muchos pensarían. Pero sé que su zona favorita es cuello y mandíbula, porque da pequeños jadeos cuando los beso. Su pecho y brazos juegan más allá, adoro escuchar sus fuertes y rápidos latidos...pero sin duda alguna, su abdomen es la zona que más me gusta besar y estoy segura que a él también. 

— no sigas - pidió - llegaremos tarde sino 

— nos da tiempo para una segunda ronda 

— no, porque luego te quejas que por mi culpa llegamos tarde 

— tienes razón, pero si es tu culpa - acusé y él se rio 

— si tú lo dices, entonces lo es - aceptó y yo sonreí - casi se lo digo hace unos días 

— ¿De qué hablas? 

— a Evan

— ¿Le dijiste?! 

— dije casi, ¿Te parece que estaría aquí y vivo si se lo hubiera dicho? 

— tienes razón...¿Vas a decírselo? 

— en algún momento tendré que hacerlo, prefiero que se entere por mí

— si quieres puedo estar ahí, quizá se enoje menos