Abandonado Por Mi Amiga De La Infancia, Me Convertí En Un Héroe De Guerra

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Capítulo 1 - Abandonado por mi amiga de la infancia

  La fuerza motriz que encendió un fuego en mi corazón fue la rabia y la impotencia.

  Cuando era joven, no era más que un niño corriente de una aldea rural. Como muchos otros niños de aldea, admiraba a los héroes y caballeros de los libros y soñaba con convertirme en uno de ellos.

  Una rama partida toscamente me servía de espada, y un cuenco de latón que robaba de la cocina sin que mis padres lo supieran era mi casco. Los chicos formábamos un grupo y jugábamos alegremente en las colinas detrás del pueblo, fingiendo ser héroes y reyes demoníacos.

   Ahora parece ridículo, pero entre los chicos que jugábamos juntos había una chica que hacía de princesa.

  Se llamaba Ella y era la única hija del único posadero del pueblo.

  La madre de Ella había sido criada en una familia noble antes de trasladarse al campo con el abuelo de Ella, su padre. Heredera de la belleza de su madre, Ella era la chica más hermosa del pueblo.

  Tal vez por ser de la capital, su piel era clara y sin imperfecciones, a diferencia de los niños pecosos del campo. Gracias a la buena educación que recibió de su madre, hablaba con delicadeza y parecía una dama de familia noble. Por supuesto, en realidad no estaba a la altura de una verdadera dama noble, pero así se lo parecía a los poco sofisticados campesinos.

  Ella tenía problemas para encajar con las otras chicas del pueblo debido a su aspecto único. Probablemente eran celos. De niño, no soportaba ver a Ella sola, así que la llevé a unirse al grupo de chicos, aunque un poco a la fuerza. Ella parecía secretamente complacida por mis acciones.

  Yo era el más fuerte y atlético de los chicos del pueblo, así que el papel del héroe que protegía a la princesa siempre recaía en mí. Naturalmente, Ella siempre desempeñaba el papel de princesa. La tímida sonrisa que esbozaba cuando le ponía un anillo de flores en el dedo anular izquierdo era más que suficiente para robarle el corazón a un pueblerino ignorante.

  Ella nunca ocultó su anhelo por la capital. Siempre que tenía ocasión, me hablaba de las hermosas calles de la capital, de sus amigos y de lo bien que vestían sus habitantes.

  Al escuchar sus historias, utilizaba mi limitada imaginación para imaginarme la ciudad. Me imaginaba a Ella paseando por la hermosa ciudad, no por un lugar como éste lleno de maleza, y a mí a su lado.

  Quería llevar espadas y armaduras de verdad, no ramas y cuencos de latón, convertirme en un espléndido caballero y llevarla a la ciudad como a una princesa.

  "Algún día te llevaré a la capital".

  "¿De verdad? ¿Me lo prometes?"

   "Sí, he oído que hay un palacio real y bailes en la capital. Te llevaré a todos ellos. Te lo prometo".

   Era un sueño tonto para un chico de campo que no vería un palacio real ni un baile en su vida, pero en ese momento, el sueño de Ella era también el mío. Ella sonrió alegremente y asintió ante mi sincera promesa.

   Juntamos nuestros dedos meñiques. Fue una promesa secreta que los dos hicimos, a escondidas de los adultos. Me dediqué a entrenarme para convertirme en caballero, creyendo de todo corazón en aquella promesa.

  Como no había nadie en la aldea que me enseñara esgrima, me centré primero en desarrollar mi fuerza, subiendo todos los días a las colinas que había detrás de la aldea. Aunque mi entrenamiento era rudimentario, llegué a ser lo bastante fuerte como para que nadie en la aldea, incluidos los adultos, pudiera derrotarme. Pensé que si me hacía lo bastante fuerte, algún día podría cumplir mi promesa con Ella.