VIII

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-Aceptada, regla 12.

Mi pecho se contrajo de pronto, sabía que algo iba a salir mal, pero nunca imaginé que fuera esto. Fushiguro estaba atónito como nosotros, seguramente más, su propia hermana no era quién decía ser.

-¡¡Fushiguro!! ¿Qué está pasando? -preguntó Itadori acercándose hasta el mencionado.

-Ella no es su hermana -le dije, más para el pelinegro que para Yuji. Lo miré de soslayo y noté su pánico creciendo cada vez más-. Es una reencarnada.

-Soy Yorozu -dijo la muchacha-. Quizás los de épocas antiguas me recuerden.

-¿Por qué no dijiste nada durante todo este tiempo?

-¿No fuiste tú quién me lo contó? El juego del sacrificio y tu plan de retirarse de él. Si me ofrecen 100 puntos gratis, por supuesto que los tomaré. Mi primera batalla en mil años. Quiero elegir el lugar y el adversario.

Rogué que fuera con Kenjaku, así por lo menos nosotros nos manteníamos fuera de esa batalla, sobreviviendo un día más a este estúpido juego sin sentido.

-Y por supuesto, la primera batalla debe ser con Sukuna.

Mierda.

-Bye, bye. Estaré esperando, ¿de acuerdo? -y diciendo eso, extendió unas alas de insecto y se alejó de nuestra vista.

-¡Persigámosla! -gritó Kurusu.

Nos pusimos en marcha, pero algo nos interrumpió.

Fue tan repentino, apenas pude oírlo. Esa voz. Esas palabras.

-Keikatsu.

Sukuna se apoderó del cuerpo de Itadori y atacó a Kurusu. La tomó por el cuello y la dejó inconsciente tan rápido que apenas pude notarlo.

-No... -mi cuerpo se tensó inmediatamente ante cualquier pequeño movimiento que la maldición pudiera hacer-. Teníamos un trato.

Dije con mi mano apretando la empuñadura de mi cuchillo, desconocía en qué momento lo había desenvainado, me obligué a respirar con calma y aflojar el agarre o iba a partir la herramienta maldita en dos.

-Este es un voto vinculante que hice con el mocoso -explicó Sukuna-. No puedo herir o matar a nadie en un minuto -yo ya sabía esto, pero seguro Fushiguro desconocía de ese trato-. Por supuesto, lo que sigue es una jugada arriesgada.

-¿Con que mierda vas a salir ahora?

-Tenía que renunciar a uno de los tratos que hice. Preferí romper el tuyo, aunque técnicamente el mocoso no va a morir.

-Te dije, que si llegas a tocar un pelo a Itadori...

Mi voz me abandonó cuando noté la cantidad de energía maldita que estaba infringiendo en la mano de Itadori, más precisamente en su dedo meñique. Me abalancé a él, pero ya era demasiado tarde.

Le había arrancado el dedo de un tirón y esquivado mi ataque en un pestañeo.

-¡Es un mocoso estúpido!, ¿no crees? -me preguntó, pero yo no podía oír bien, la sangre se me había acumulado en los oídos y estaba cegada, quería matarlo en ese instante-. Cuando dijo no hacer daño a nadie en nuestro voto, no dijo nada sobre no lastimarse así mismo.

-Yo si te lo dije -siseé casi audible.

Sukuna no tuvo tiempo de responderme ya que Fushiguro había liberado energía maldita para su técnica. La maldición no perdió tiempo y tan rápido como un rayo se aproximó hasta el pelinegro y lo tomó por los brazos.

Te Necesito || Itadori x TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora