Escapar algun dia

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Día 5: Delirio prolongado

Consentimiento dudoso
Mension de secuestro

Cuando abrió sus ojos lo primero que lo asalto fue el sonido del agua cayendo contra alguna superficie

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Cuando abrió sus ojos lo primero que lo asalto fue el sonido del agua cayendo contra alguna superficie. Le dolía la cabeza, le costaba enfocar  bien; podía ver, no lo suficiente para valerse por sí mismo.

Maldijo.

Nunca lo hacía, usar palabras altisonantes le parecía ridículo, pero en la situación no le quedaba otra opción. Fue entonces que escucho el familiar sonido de las llaves abrir la puerta, el chirrido de esta siendo abierta, ¿Como era posible que supiera ya que habia despertado? Cerro los ojos nuevamente, intento relajar la respiración.

Aquí vamos de nuevo.

Fue amor a primera vista

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Fue amor a primera vista. Lo supo en cuanto cruzaron miradas.

Fue un instante, pero el brillo en sus ojos claros, le dijo que será un "para toda la vida". Al principio no le dijo nada ¿Cómo podría? Kouki, era sencillo, carismático y lleno de amigos, él; tenía forjado un carácter, por lo cual pocos le dirigían la palabra y quienes lo hacían  parecían tensos y con miedo.

Aun así, llego un momento en el que podían hablar sin tartamudeos; al menos de parte de Kouki, y Seijuuro bueno; podía versele más expresivo.

Fue una tarde de abril, cuando Kouki corría a una clase extra, chocaron porque ninguno de los dos vio donde iba. La fuerza del impacto envió a Kouki al suelo, Seijuuro; como buen deportista de alto rendimiento que era, de quedo estático como una piedra en su lugar, sin embargo le ayudo a levantarse, limpio su ropa con nada de polvo, supone que por educación y le dedico una pequeña sonrisa.

Esa tarde pudieron escribirse mensajes. Empezó con un "Hola, como estas" y termino en "Desearía que pudiéramos conocernos mas" y una respuesta de "Por supuesto, tu me gustas"

Seijuuro fue, más amable de lo usual. No es que fuera un ogro, pero era bien conocido por no importarle más que sus estudios y baloncesto. Le enviaba pequeños mensajes por la mañana, tarde y noche, solo para saber como estaba. Le sonreía más a menudo que a cualquiera, le enviaba discretas miradas en el comedor.

Kouki se derretia de amor poco a poco.

Cada pequeña muestra de amor, ese sonrojo, la mirada ardiente a lo lejos, cuando lo cuidaba frente a otros.

No se sorprendió cuando le pidió que se fueran a vivir juntos los dos.

Serian uno por el resto de sus vidas.

—Sei, no has comido nada ¿No te gusta mi comida?—

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—Sei, no has comido nada ¿No te gusta mi comida?—

—No es eso Kouki, tu comida es deliciosa,  es solo que no tengo apetito—

—Te enfermeras si sigues así y es algo que no pienso tolerar. Pero puedo arreglar eso, no te preocupes—

Seijuuro tiene sueño, esta cansado a pesar de que duerme más de lo normal. Se estremece un poco cuando Kouki se le acerca, toma su muñeca y ahi; donde está la sujeción del catéter, une la vía del suero con vitaminas y supone que algunas drogas, para que fluya entre sus venas.

No sabe en que momento se torció en ser lo que era. No es que fueran grandes amigos, a penas se conocían. Le veía de vez en vez por el instituto, como una pequeña sombra que le admiraba, si bien Kouki se le hacia lindo y tímido, no creyó que llegaría hasta donde estaban.

Primero fueron mensajes extraños, buenos días, buenas tardes o noches. Luego pequeños monólogos de su día, preguntándole por el suyo. Nunca respondió puesto que no sabía de quién era el número.

Entonces un día chocaron, Seijuuro amablemente le ayudó a levantarse del suelo, le ayudó a sacudirse el polvo y preguntó por su bienestar. ¿Por qué no lo haría? Solo estaba siendo amable.

Un par de días después recibio un golpe en la cabeza cuando salía tarde de la escuela. No entendía como era posible que un mes después no le buscarán, como era posible que no dieran con su paradero. Sin embargo tenía miedo a preguntar.

Kouki se veía tan inocente, sencillo y nada destacable.

—Sei, te estoy hablando—

—Lo lamento Kouki, solo me preguntaba cuando me vas a dejar salir de aqui—

—No seas tontito Sei, halla afuera no es seguro para ti. De todos modos no es como si necesitarás a nadie a demás de mi ¿O es que quieres a alguien? ¿No soy suficiente, es eso?—

Seijuuro veo el brillo inestable en las pupilas castañas. Las manos temblar un poco ante la perspectiva de un engaño. Tenía miedo de adonde podría llegar su locura, su delirio de amor. Luchaba contra si mismo, ante la debilidad de su cuerpo opto por seguirle el juego.

—No es eso cariño, tu lo eres todo para mi, no necesito más—

Eso pareció calmarlo, sin embargo abría otra caja de Pandora, una más peligrosa y difícil de ignorar.

—Oh Sei, yo también te amo—

Kouki se caerco a sus brazos y deposito un suave beso en sus labios, nunca hacia nada más, pero Seijuuro lo sabía, así que con cuidado de no lastimarse el catéter, tomaba el control del contacto, le besaba con más ahínco, lo sentaba entre sus piernas hasta dejarlo ebrio de placer.
De esa forma calcula sus vías de escape, le distraía. Si no fuera por las drogas que le quitaban fuerza, estaba seguro escaparía, pronto lo haría.

Kouki le sonrió allí sentado entre sus piernas, le aparto el cabello medio húmedo de la frente. Seijuuro llevó sus manos al trasero del castaño, viendo como se sonrojada furiosamente. El delito de Kouki era amarlo como lo amaba, soñando con que era correspondido, el de Seijuuro era seguirlo el juego, pues le siguo besando, dejándose llevar por el delirio del placer, por la sensación quisquillosa en su cuerpo, por como se sentía el interior de Kouki cuando lo follaba como un loco.
Nunca había tenido sexo de esa forma y ver como Kouki aceptaba la furia, la fuerza y lo que nunca había hecho con nadie antes.

Si. Escaparía un día.

31 días de AkaFuri 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora