Capítulo 2: Volterra

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Luego de un recorrido por los coloridos campos de Florencia y Pisa en el impresionante Ferrari rojo de Heidi, en el que me habría encantado poner música por todo lo alto para cantar, llegamos a un intimidante círculo de murallas. Después de atravesarlo entramos a una hermosa ciudadela de arquitectura etrusca o medieval.

 Después de atravesarlo entramos a una hermosa ciudadela de arquitectura etrusca o medieval

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Todas estábamos maravilladas, era obvio que este sitio era turístico.

—Wao... —murmuró Sofía casi sacando la cabeza por la ventana del auto—. Lo sé, es maravilloso —respondió Heidi con una sonrisa al volante. Era lo primero que decía desde que subimos al vehículo. Todo el tiempo la habíamos mirado como bobas, pues allí, sentada con su sexy vestido fácilmente pasaría como la modelo de un comercial de autos, aunque ninguna modelo era tan bella como ella.

Cuando nos detuvimos, bajamos nuestras maletas frente a un pequeño hotel de aspecto antiguo y hogareño.

Cuando nos detuvimos, bajamos nuestras maletas frente a un pequeño hotel de aspecto antiguo y hogareño

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En el interior, el piso estaba alfombrado y la decoración era cálida. Todos esos detalles resaltaban aún más por el fuerte sol del verano. 

Mientras entrábamos al hotel, notamos que Heidi no había salido del auto y permanecía mirándonos hasta que nos dimos cuenta y detuvimos nuestros pasos para esperarla.

—No se preocupen chicas. Yo tengo algunas cosas que hacer. La entrevista será al anochecer, las espero en la entrada de la torre del reloj. Ciao —agitó su mano enguantada en un perfecto saludo dramático y arrancó, desapareciendo entre las estrechas calles.

Nos miramos ansiosas y ya en la recepción nos dieron las llaves de las cuatro habitaciones. Solo una de nosotras conservaría el puesto y este dormitorio permanente... Traté de apartar ese pensamiento de mi mente y crucé miradas con Giulia que parecía haberse dado cuenta de lo mismo y rompió el contacto para luego irse a su alcoba. Lo mismo hicieron Sofía y Anna luego de una breve despedida.

Seguí su ejemplo y me retiré.


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Por la apariencia del hotel adiviné cómo sería mi habitación. Elegante pero sutil. Incluso había un balcón con macetas con plantas y una pequeña ventana al lado del baño. Me senté en la cama y acaricié la tela del blanco edredón antes de acostarme y suspirar.

I. Secretaria de los VulturiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora