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amigos, aquí no habra diferencia de edad más que de un año

✧༺♥༻✧

Una fría noche en tokio, familias descansando en sus hogares, copos de la blanca nieve cayendo sobre la carretera, y una pandilla luciendo como idiotas.

Justo ahora se encontraban en una de sus reuniones, bueno, si fuera 'reunión', estarían hablando sobre temas de pandillas, pero en su lugar se encontraban bebiendo la mayor cantidad posible de alcohol en casa de los haitani.

Hasta ahora, el primer lugar lo llevaba madarame, el segundo Ran, y en tercero Haruchiyo, llevandose el cuarto puesto nuestro querido albino.

Él único sobrio ahí era Hitto Kakucho, quien se encontraba recargado sobre la mesa. Centraba su mirada en los ebrios de sus amigos, en especial en su 'mejor amigo'; si algo sabía Kakucho mejor que nadie, es qué Izana tenía una sorprendente resistencia al alcohol, izana se excusaba diciendo: — “Oh kaku, tú mejor que nadie sabes que tengo buena tolerancia, por lo que puedo tomar todo lo que quiera sin ponerme ebrio” —

Y como era de esperarse, ahora podemos ver al albino tambaleandose de un lugar a otro, parando por fin para sentarse en el sillón de cuero en una esquina de la sala con una botella en la mano mientras reflexionaba sobre la vida.

Kakucho cansado de todo, se dirigió a paso tranquilo hacía Izana evitando y saltando a su paso a algunos miembros que se encontraban tumbados en el piso y otros semi dormidos.

— Vamos izana.

Comentó Kakucho tomando al chico por los brazos, para así cargarlo en un estilo nupcial, directo a su auto, Izana río fuertemente seguido de un — ¿Haces ejercicio? Con razón eres muy guapo — Acto seguido intentó besarle, cosa que para la -muy mala- suerte de Kakucho, logró esquivar.

— Izana, estás muy ebrio, vayamos a casa.

¿Dejar solos a un montón de borrachos en una casa enorme era buena idea? No, definitivamente, no, y eso lo sabía bien Kakucho quien estaba más preocupado por su rey, tal que no cesaba sus palabras intentando convencer al más alto de volverse monja.

Kakucho encendió el auto dejando al moreno a su lado, colocando el cinturón de seguridad de ambos y colocar sus manos en él volante.

El camino fue en silencio, ¿silencioso?, si, ¿incómodo? Quiza

— Kakucho.

Le llamó siendo casí un susurro, haciendo que el azabache a su lado atendiera su palabra haciendo un sónido de aprobación.

— ¿Tú me amas?

Okey, esa pregunta tomó desprevenido al más alto, volteó a mirar a Izana con los ojos más llenos de confusión y nervios en ellos.

Izana lo miraba fijamente con duda en las pupilas de sus ojos violetas. Ante sus ojos, izana era el chico más lindo que ha visto en toda su vida, teniendo el cabello lacio y hebras albinas, su brillante piel siendo debidamente expuesta ante la tenue luz de la luna que se colaba por los vidrios polarizados del auto.

Kakucho volvió la vista al frente, ignorando por completo la pregunta y la vista -Siendo esta insistente- de Izana.

No iba a negarlo, sentía una gran atracción por él moreno de ojos bonitos, lo que si iba a negar, eran sus ganas de lanzarse sobre él y besarle hasta dejar sin aire sus pulmones y que sus manos se tatuen en la espalda del otro por el tiempo en el que lo tendría entre sus brazos.

Pero estar enamorado de su mejor amigo, rey, y su única familia, no quería arriesgar a quedarse solo nada más por un capricho suyo -O al menos eso pensaba él-.

— ¡Hey! No me ignores.

Izana era muy insistente, en serio insistente, cuando quería algo no era raro que lo tuviera, si o si

Para su suerte, llegaron más pronto de lo que pensaba.

Bajó del auto siendo totalmente decidido a únicamente dejar al albino en su casa, en su habitación, en SU cama, e irse.

Bajó del auto, -con Izana en brazos- y se adentro cuidadosamente en la casa del mayor. El olor a lavanda inundo inmediatamente sus fosas nasales, era un agradable olor siendo sincero, su casa estaba limpia y siendo esta cálida por dentro.

Quitó su abrigo para después dejarlo en el perchero de al lado, sus zapatos que dejó en la entrada, todo eso siendo complicado teniendo a un ebrio en sus brazos.

Kakucho conocía perfectamente a su amigo, al igual que a su casa, por lo que sin problema alguno pasó por la sala, cocina, demás habitaciones hasta porfin llegar a la del chico.

Dejó caer con suavidad el pequeño y moreno cuerpo de su rey, Izana riendo suavemente al contacto contra las acolchadas mantas. Sí, Kakucho estaba dispuesto a marcharse, pero algo falló en torno a su plan en cuanto unos brazos se enrredaron en su cuello atrayendolo hacía él.

Kakucho no podía sentirse más nervioso, juraría que estaba sonrojado y que de sus labios solo salían titubeos.

Izana solo reía. Dios, si tan solo supiera de cuanto lo ama, cuanto ama su sonrisa por las tardes, sus manos relativamente pequeñas a comparación con las suyas, sus rebeldes cabellos apuntando en todas direcciones recién levantado por la mañana mientras sus cansados ojos no se han abierto completamente.

— Duerme conmigo hoy, ¿Sí?

Dios, su pregunta fue como una lanza flechada en su corazón, ahora mismo se sentía como un dibujo animado después de sentir lo mejor de su vida.

No dijo nada, no necesitaba palabras para sus acciones.

Rodeó la cama bajó la atenta mirada del oji-violeta, adentrandose en la cama y hundiendose entre las sabanas siendo rápidamente atrapado por el Kurokawa quien le atrapó entre sus brazos. Kakucho se sintió sin aire, practicamente estando rojo, era la mayor competencia de un tomate.

Izana le miraba con los ojos adormilados y una tenue sonrisa adornando su bonito rostro. Kakucho aún estaba confundido, Izana había dicho y hecho cosas muy cuestionables el día de hoy, ahora se reprendia a si mísmo por negarle aquél beso, malditos modales.

— Kakucho, te amo.

Y ahí vamos de nuevo, kakucho abrió los ojos como platos ante las inesperadas palabras, ¡pero vamos! Es normal que un borracho diga ese tipo de cosas ¿Verdad?

— No sabes lo que dices, estás ebrio.

No iba a caer, por más que quería que aquello fuera verdad, no iba a caer.

— Soy perfectamente consciente de lo que digo, kaku.

Okey, eso fue un golpe directo en el pecho, ¿¡ahora que se supone que debía decir¡? O ¿¡hacer!?

¿Debía besarlo? ¿Declararse? ¿Quiza irse y hacer como que nada paso? Si, sí, eso suena como una grandiosa idea.

— Escucha izana-.

Cuándo menos se dió cuenta, había un ebrio dormido sobre su pecho que murmuraba cosas inentendibles entre sueños.

Bueno, ahora parecía un idiota.




✧・゚: *✧・゚:*

Quizé comenzar con algo soft nomás para inagurar KABAKDBDA

Espero les guste, ya lo demás si es de sexooooo

Gracias por leer, besos ♡

Rey Føllable [KAKUIZA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora