El sonido en seco de un trozo de carne cayendo al suelo retumbó entre la oscuridad del callejón y el olor a ceniza voló por los aires.
Un baile en el que solo ahora el cazador había salido victorioso y los sollozos del pobre niño secuestrado por el oni solo dejaban marcas en sus mejillas regordetas. Mitsuri soltó un suspiro de alivio, había llegado justo a tiempo antes de que el pequeño tuviera un destino horroroso. Enfundó su katana y se giró al infante apretujado contra una de las esquinas de callejón.
Sonrío tranquilizadora y caminó a paso cuidadoso hacia el niño.
─ ¡Todo en orden Hinata-kun! Ya no hay horribles monstruos que puedan lastimarte, yo te protegeré.
Sostuvo una postura calmada sentada sobre sus tobillos, acariciando la cabecita del niño para tranquilizarlo. El pequeño no hizo ningún movimiento de inmediato, pero segundos después lo tuvo pegado a su costado llorando mientras murmuraba palabras ilegibles manchando parte de su haori, pero eso era lo de menos.
Lo sostuvo entre sus brazos en un consuelo afectivo.
─ Es tiempo de ir con tus padres Hinata-kun ¡Deben estar muy preocupados!
El niño asintió, aún pegado a su costado como un pulpo, y tampoco la soltó cuándo salieron del callejón, ni cuando ya estaban frente a la casa de sus padres, quienes los esperaban angustiados, sólo cuándo escucho la voz de su madre, se soltó para ser tomado en brazos por ella.
Mitsuri estaba feliz de haber podido salvar al pequeño, había vuelto a florecer la alegría de la familia y la tristeza solo había llegado por un momento, pero no para quedarse afortunadamente. La progenitora del pequeño Hinata la miró entre lágrimas, y con una voz aliviada dijo:
─ Muchas gracias por salvar a mi hijo, en verdad estamos muy agradecidos.─La madre rebuscó entre una de las mangas de su kimono floreado y de ella sacó un Omamori, se lo tendió a la cazadora esperando que lo tomara.─ Por favor acepta este amuleto cómo muestra de nuestra gratitud.
La pelirosa sacude sus manos junto a su cabeza en negación.
─¡N-No hace falta! Realmente me hace muy feliz el poder ayudarlos, y el que Hinata-kun haya vuelto sano y Salvo con ustedes es un regalo suficiente.
"Después de todo es mi deber el protegerlos y ayudarlos." Pensó Gentil, más fueron palabras que no fueron dichas.
─ Por favor insisto, hiciste mucho por nosotros al traernos a nuestro hijo, déjame darte un obsequio que puede darte suerte y protección.
