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𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝐶𝑖𝑛𝑐𝑜 ________________ "𝑳𝒐𝒔 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏"
Ya era completamente de noche, y seguíamos esperando.
—Creo que ya te abandonaron, Edward —me burlé. Edward se giró a verme y rodó los ojos.
—Que graciosa —ironizó.
Reí. Estaba empezando a gustarme eso de molestarlo.
Le iba a decir algo más pero se levantó de repente, sobresaltado. Con la mirada empezó a recorrer todo el bosque.
Me pare a su lado y trate de ver lo que él veía, pero no había nada más que ardillas.
—¿Qué? ¿Ya se te antojo un aperitivo? —me burlé, pero él no aparto la mirada de los árboles. Fruncí el ceño.
—Edward, ¿estás bien? —murmure, mirándolo intrigante. Él no contestó.
Dirigí de nuevo mi mirada al bosque y afiné mi oído, tratando de escuchar lo que sea que haya llamado su atención.
Y lo encontré.
Era la voz de Alice... y la de Bella.
Me desconcentré cuando una ráfaga de airé me revolvió el pelo, miré a un lado y Edward ya no estaba.
Giré los ojos con diversión. Parecía un cachorro yendo en busca de su hueso.
Me senté de nuevo en la banca y miré hacía el cielo. Era una noche hermosa. Mientras admiraba las estrellas, oía al mismo tiempo como Edward se reencontraba con Bella, y todo lo que se supone que se tenían que decirse en el campanario por fin se lo estaban diciendo.
Después de miles de palabras cursis por parte de la parejita, Alice habló. Más bien, chillo. Le estaba recriminando a Edward por lo que había hecho.
Reí cuando oí un quejido seguido de un "¡Oye!". Alice le había dado un manotazo a Edward para continuar reprochándole. En serio, la había preocupado.
Edward se disculpó, y por fin me mencionó.
—Tengo que presentarles a alguien.
Después de eso, oí que ya venían hacía acá. Me acomodé en mi lugar, y mantuve mi mirada fija en el cielo. Como si todo lo que había estado escuchado realmente no hubiera llegado a mis oídos.
—¡Kaira! —gritó Edward para llamar mi atención. Voltee y me quede boquiabierta.
Alice era preciosa. Pero en serio, demasiado preciosa.
