La orden mas fuerte (Overlord-BlackClover)

Capítulo 1: Regreso al Reino

Mientras se sumergía en su propio mundo de pensamientos y recuerdos, él se dejó llevar por la belleza del momento, admirando su entorno con un aire de contemplación y deleite. En un instante de completa plenitud, decidió inspirar profundamente, llenando sus pulmones de aire fresco y puro. El sabor limpio y fresco penetró en sus fosas nasales, brindándole una sensación de libertad y renacimiento.

El viento agitaba su largo y oscuro cabello, mientras él sostenía la respiración, disfrutando la sensación de plenitud que lo invadía. Era como si estuviera en un mundo aparte, donde todo era posible y nada podía detenerlo. Era lo único que podía disfrutar sabiendo que no estaba ni vivo ni muerto. Por un momento, se sintió realizado, conforme con el resultado de haber vuelto a contemplar este paisaje.

Después de unos momentos de satisfacción, Momonga decidió exhalar profundamente, dejando escapar todo el aire de sus pulmones. La liberación del aire fue tan intensa que se sintió como si hubiera estado conteniendo la respiración por mucho tiempo.

Sus fosas nasales vibraron cuando escapó de ellas con un suave silbido, como si el oxígeno estuviera agradecido por haber sido liberado. La sensación de vacío que quedó en su interior fue momentánea, ya que pronto volvió a llenar sus pulmones con otra bocanada de aire fresco.

Momonga cerró sus ojos y se permitió disfrutar de la sensación de paz que lo invadía. Aunque su cuerpo no se cansaba, daba la sensación de que este se estaba relajando y su mente, en calma. Por un momento, se sintió en paz consigo mismo y con el mundo que le rodeaba.

Esta era la cuarta vez que Momonga repetía la misma acción: inspirar profundamente, llenar sus pulmones de aire fresco y puro, y luego exhalar con fuerza. Pero aún no estaba completamente satisfecho, así que decidió repetir el ritual por quinta vez.

Satisfecho, aunque no del todo complacido, finalmente decidió prestar mayor atención al atuendo y la apariencia que lucía en ese momento. Al observar detenidamente, no pudo encontrar muestras o señales de músculos bien definidos en su cuerpo. Sus brazos y piernas lucían casi igual a la última vez que les prestó atención, y el resto de su figura solo tenía cambios poco perceptibles. Sin embargo, sus manos, que portaban sus anillos, estaban cubiertas con un par de guantes que hacían juego perfectamente con su atuendo.

El mencionado atuendo se destacaba por ser dominado por el color blanco, que se combinaba con sutiles detalles en azul en ciertas partes de su capa y manto. La elegancia y sofisticación del vestuario eran indudables. Aunque el joven rostro que lucía parecía algo fuera de lugar para su edad, denotaba una apariencia más juvenil de lo que cabría esperar.

Al ver que nada estaba fuera de lo esperado, Momonga sostuvo entre sus manos unas hebras de cabello que se negaba a agitarse con el viento. "Creció mucho" Comentó. El cabello oscuro ahora superaba con creces su cintura y se extendía por su espalda en una cascada de tonos oscuros.

Aunque Momonga estaba feliz de regresar al reino después de un largo periodo de tiempo, no pudo evitar sentir un poco de nostalgia por su aspecto anterior. Aunque su cabello largo y sedoso se veía impresionante, recordó con cariño el tiempo en que lo llevaba corto y alborotado, lo que le daba una apariencia juvenil.

Observando con detenimiento el largo cabello que ahora poseía, volvió a tomar una bocanada de aire para después soltarla estrepitosamente.

A pesar de haber pasado un tiempo considerable fuera del reino, Momonga se sentía medianamente feliz por volver. Pero no podía evitar pensar en el tiempo y como, desde su punto de vista, no habían pasado más de dos semanas. Sin embargo, sabía que había una seria diferencia entre el tiempo transcurrido en sus viajes y el reino. Había sucedido anteriormente y esta no debería ser la excepción.