LOVE TO BE CRAZY

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1. Advertencia de contenido: Incluye contenido sexual, el libro conteniente escenas de tortura explícitas, violentas y perturbadoras.

2. Advertencia de edad: este libro no es apropiado para menores de edad. Solo de personas de 18 años de edad

3. Advertencia específica: el libro contiene escenas perturbadoras, como violencia sexual o autolesiones, violencia intrafamiliar, torturas,

4. Advertencia de sensibilidad: no es recomendado para personas muy sensibles contiene violencia doméstica o el abuso infantil, y el contenido puede ser desencadenante y perturbador.

I LOVE TO BE CRAZY

                                                                                           Capítulo 1

Hola María, ¿Cómo te encuentras el día de hoy? ¿Estas lista para tu primera sesión? Mucho gusto, mi nombre es sara y de ahora en adelante seré tu psicóloga.

Mucho gusto sara ¿en serio creen que estoy loca? ¡que estupidez!

Nadie ha dicho que estas locas, María en tu testimonio confesaste asesinar a más de 15 personas y sin ninguna explicación, estas aquí para ayudarte a encontrar la causa de ese comportamiento, para empezar ¿podrías contarme sobre ti?

¿Qué tal si le cuento mi vida desde que era pequeña? Muy bien, te escucho.

Comenzó. Desde muy pequeña, he estado en vueltas en problemas, pero aún no lo sabía. Cuando tenía 7 años, nació mi hermano menor. Era la luz y la adoración de mi padre. Lo quería más que a nadie. Él siempre había querido un hijo hombre. Bueno, a mí me daba igual. Nunca me tuvo el cariño que le mostraba a mi hermano. Como sea, yo solo me concentraba en estudiar. Mi meta era estudiar eso de crímenes. Era amante a las películas de policías resolviendo crímenes y quería llegar para ser una detective. Amaba todo eso desde muy pequeña. Pensaba en resolver crímenes. A mis 8 años, le dije a mi papá que si me metía a un campamento donde te enseñaban defensa personal y otras cosas. No me acuerdo muy bien de todo, pero sí me acuerdo que mi papá me dijo que no.

"Me dijo que eso no era para niñas, pero mi mamá lo convenció y me mandaron a un campamento. Fue unos de mis mejores meses, aprendí muchas cosas. En ese mismo campamento me di cuenta de que no podía encajar en una conversación ni siquiera pude hacer amigos. No me importó mucho, fui la mejor en el campamento. Pero desde ese día me di cuenta de que todos me miraban como un bicho raro, simplemente por querer ser una detective y estar en un campamento lleno de hombres. Como siempre, no me importó. Esos días, cuando terminó el campamento, unos imbéciles intentaron emboscarme por envidia, ya que una mujer les había ganado. Fue inútil, eran tan malos peleando que se me hizo fácil. Volví a mi casa muy contenta, le conté todo a mi papá, pero le dio igual y solo me dijo: "Eso no es el comportamiento de una mujer, compórtate como una señorita". Eso me hizo sentir muy mal, solo corrí a mi cuarto a llorar porque ni mi propio padre le gustaba cómo era, solo le importaba mi estúpido hermano. Pero mi madre entró a consolarme ese día, diciendo que estaba muy orgullosa de mí. Sentí que por fin alguien me comprendía. Así pasaron unos años, yo seguía asistiendo a campamentos de manejo de armas y de armas cortopunzantes. Estaba fascinada. Era un campamento que la policía hacía para próximos cadetes. Tenía 14 años cuando el mismo coronel me enseñó cómo disparar un arma. Si supiera lo que pasaría después... Bueno, como sea, mi hermano ya tenía 7 años. Lo quería mucho, aunque siempre se llevaba la atención. Pero él se ganó mi cariño. Era tan diferente de mi padre. Mi padre siempre lo exigía hacer el mejor en todo, en el fútbol, en pelear, como decía él, cosas de hombre, pero él nunca pudo. Era muy malo y solo tenía 7 años. Me decía que no podía y no quería hacer las cosas que mi papá lo obligaba a hacer. Yo lo ayudaba lo más que podía a mejorar, pero mi papá nunca era Suficiente, él se escapaba de mi papá cuando iba a estudiar. Era el único lugar donde se sentía sin presión de mi papá. Él era demasiado inteligente, demasiado para la edad que tenía. Era un orgullo para mí y para mi mamá, pero no para mi papá. Decía que eso de los estudios era para maricas, "mi hijo tienes que ser esto, lo otro". Ah, me acuerdo y me arde la sangre, pobre Mateo, mi padre lo exigía demasiado. Yo solo podía apoyarlo lo más que podía. Bueno, y a mí no me iba tan mal, sin amigos, pero más preparada que nunca. Solo estaba esperando salir de estudiar para entrar a ser una espía o policía, como quieras llamarlo. Estaba tan contenta, todo en mi vida era genial. Estaba en uno de los mejores colegios de la ciudad. No te había contado, pero mi papá tenía un muy buen trabajo. Éramos una familia bien acomodada, todo iba bien hasta que un día mi hermano llegó todo golpeado a la casa, llorando. Mi mamá y yo le preguntamos qué le había pasado, pero no dijo nada y se fue a la habitación llorando. Me fui detrás de él para ver qué había pasado. Él me dijo llorando que nuestro padre lo había llevado a comer algo porque le había ido bien en las prácticas de boxeo y fútbol, estaba muy contento. Pero que se le había borrado la sonrisa al ver que fueron para un callejón y lo había sacado del carro. Y les dijo a unos hombres que le pagaba 30 dólares por quien lo noqueara. Él se quedó en shock, que cuando volteó ya era muy tarde. Eran unos 4 hombres dándole una golpiza tan descomunal y cuando pararon, mi papá solo dijo: "Si ves, te falta mucho por aprender. Ni un golpe diste, ¡qué vergüenza! "Le había reprochado todo el camino que era muy inepto. Me dio tanta rabia que quería ir a decirle que le pasaba. Era solo un niño de 7 años, pero me detuvo y me dijo: "No le digas nada". Me advirtió que, si decía algo, le iba a ir peor. Así que por eso no le dije nada. Así siguieron pasando las cosas... Yo traté de cuidar más seguido a mi hermano para que no le pasara nada. Lo cuidé y aparentemente estaba mejor. Después de un tiempo, consiguió un amigo, lo que me alegró, pero también me puso celosa porque consiguió un amigo antes que yo. Pero todo iba bien, cada vez estaba más preparada para entrar a la policía, mi hermano tenía un amigo y mi papá no lo molestaba porque yo lo entretenía y estaba muy ocupado con el trabajo.

Todo iba bien hasta que cumplí 15 años. A mi hermano se le ocurrió llevar a su amigo a jugar a la casa. Mi papá estaba contento o eso creía, ellos se fueron al cuarto y estuvieron jugando todo el día. Mi papá parecía furioso cuando el niño por fin se tenía que ir. Él se despidió de mi hermano abrazándolo, pero la cara de mi papá era de rabia pura. Nos dijo a mi mamá y a mí que tenía que hablar algo con Mateo. No lo quería dejar solo, pero mi mamá me obligó y solo escuchábamos cómo mi hermano gritaba de la golpiza que mi papá le estaba dando. Yo quería ir a ayudarlo, pero mi mamá no me dejó. Termino tan golpeado que me tocó llevarlo al hospital.

Mi papá estaba preocupado y cuando le preguntaron qué le había pasado, mi papá dijo que se peleó defendiéndome. ¡Qué estupidez! Estaba a punto de decir la verdad, pero mi mamá me detuvo, como siempre. Mi papá le pidió perdón, pero algo me decía que no lo iba a perdonar. Después de un tiempo, mi hermano ya estaba mejor y se había recuperado, pero lo notaba decaído y asustado.

Un día llegó mi papá diciendo "alístate, que mañana tienes una pelea". Él no respondió nada, solo se quedó viendo hacia la ventana. Yo lo dejé solo y fui a hablar con mi papá. Discutimos sobre que no estaba haciendo bien las cosas, pero no me hizo caso. Cuando volví a ver cómo estaba mi hermano, lo vi allí sentado, saliéndole una clase de baba de la boca. Asustada, llamé a mi papá. Él entró, lo sacamos y... Fuimos al hospital más cercano y, como lo había supuesto, mi hermano se había suicidado tomándose muchas pastillas, intoxicándose. Nunca vi a mi padre tan mal. Eso comenzó a gritar, a llorar, a insultar. Quiso parar a Mateo diciéndole: "No me puedes hacer esto". Pro favor, despierta. Yo estaba en ese momento en shock, no sabía qué hacer: si llorar o tranquilizar a mi padre. No supe qué hacer en ese momento. Solo nos fuimos para la casa. Yo abracé todas las cosas de Mateo, llorando, pidiéndole perdón por no haberlo protegido. Esos días solo empeoraron cuando pasó el funeral de mi hermano. Mi padre solo tomaba de día y de noche, todos los días, hasta que mi mamá quiso detenerlo porque, ¿a se pasó? Lo iban a echar del trabajo. Y solo por haberle dicho eso, dijo: "Fue tu culpa que Mateo no esté vivo. Si no le hubieras permitido tener a ese amigo, nada de esto hubiera pasado". Y mi mamá ni siquiera pudo decir nada porque la golpeó y no paró. Intenté defenderla, pero era inútil. Mi mamá no me permitía golpearlo o hacerle algo así. Comenzó la rutina: todos los días tomaba y golpeaba a mi mamá hasta no más poder. Así todo el tiempo. Como consecuencia, a mi padre lo despidieron. Quedamos literalmente en la calle. Mi mamá tuvo que comenzar a trabajar, pero como nunca lo había hecho, le tocó prostituirse. Nunca me lo dijo, ni a mí ni a mi padre. Lo hacía, salía, volvía todos los días con la ropa desgarrada y con una cara de dolor. Y con el dinero que conseguía prostituyéndose y vendiendo las joyas, consiguió comprar una casa de mala muerte. Pero después de eso, los pesos que ahorraba mi mamá, mi padre se los robaba para comprar alcohol. Y si mi mamá le reclamaba algo, pues, si adivinaste, la golpeaba. Para suerte mía, me dieron una beca para seguir estudiando en ese colegio. Qué error tan fatal fue ese. Perdón por interrumpir. Ya nos toca llevarnos a la paciente. Si claro, ah, también llegaron las confesiones de la paciente. "Ah, eso me recuerda: ninguna palabra a nadie. Por si acaso, psicóloga, espero que el pequeño Tim pueda ir a tiempo a su clase de natación. Como sabes eso, es porque un amigo mío conoce muy bien a toda tu familia. Y, por cierto, tienes una hija muy hermosa. ¿Cómo es que se llama? Ah, sí, Sofía. Te conviene no decir nada, no, mi psicóloga. Llévensela, maldita loca. ¡Hora! ¡Tráigame el testimonio de esta loca! Todo comenzó..."





Próximo capitulo el 17 de abril, y gracias por leer mi novela 

I LOVE TO BE CRAZYWhere stories live. Discover now