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“Escape y amor”
Buenos Aires, Argentina. 🇦🇷 Junio 2021. 📍
Me encontraba encerrada en la habitación que me habían dado en el predio, hace menos de cinco minutos me había enterado que mi papá, la persona que estuvo ausente toda mi vida es nada más y nada menos que Lionel Andrés Messi.
Las lágrimas no podían dejar de salir de mis ojos, esa sensación en el pecho de dolor es todo lo que podía sentir, a parte de los constantes golpes en la puerta.
Pero no me importaba en absoluto, no cuando una noticia tan importante fue tirada como una bomba en el océano. Todos los sentimientos encontrados en mi mente, todos y cada uno de ellos se convertían en enojo.
Todo hubiese sido más fácil si nunca habría aceptado esa estúpida oferta de cantar en mi país. Soy solo una niña de diesiciete años, no una mariotena que pueden usar a su merced.
Cómo no me había dado cuenta, tenía todas las señales frente a mi, los nervios de mi mamá cuando lo mensionaban a él, él cuando me vió por primera vez.
Necesitaba irme a tomar aire, pero con todos afuera eso sería imposible. Sentí unos golpes en la ventana y me asusté.
Con pasos lentos me dirijo a ella y ahí estaba Cristian, abrí y él entró.
-¿Cómo?-
-Ninguno es tan inteligente como yo- Me miró -Vamos, te conozco, se qué querés salir de acá- Me tomó las manos con cuidado y nos dirigimos hacia la ventana, gracias que no era alto y podíamos salir fácilmente.
Escuchamos fuertes golpes en la puerta, cómo si fueran patadas, así que salimos rápido y justo cuando puse un pie en el piso la puerta fue derribada.
-Corre- Dijo Cris y ambos corrimos hacia un auto que estaba estacionado cerca. A su lado estaba Pablito Aimar.
-Acá están las llaves- Se las dió a Cris -No vuelvan tarde, usen barbijo y cuidense- Me miró y me abrazó -Te quiero peque, tenés que volver para que te lo expliquen bien ¿si?- Me separé y le sonreí.
A lo lejos se escuchaban los gritos de mi mamá y Leo, estos cuando nos vieron venían corriendo, así que con Cuti nos metimos corriendo en el auto, Cuti arrancó y salimos del predio.
En el camino veía como mamá y Messi lloraban en la reja, así que corrí la mirada al frente con ganas de llorar. Sentí la mano de Cristian en mi pierna y un apretón, lo miré y este sonrió un poco.
