CAPÍTULO 2: Cómo reencarnó a Ryota

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Amael y Galahad estaban preparados. El rey del séquito se había comprometido consigo mismo a tener mínimo tres piezas antes de pasarse por Kuoh, el territorio de su tía y de Sona, para presentarles a sus piezas y de paso, retar a su tía a un combate para que comprendiese que no por haber sido mimada y haber recibido piezas interesantes era mejor que él.
Las tres piezas de Rias habían sido regalo de su padre, sí, pero quien había arriesgado su vida para conseguirlas, pensando que podrían ser para él, era Amael.

-Amael sama... ¿Cómo supo que mi espada era sagrada?-preguntó de repente Galahad, despertando a Amael de sus pensamientos.

-¡Oh! Sí... Fue gracias a Aoda, mi familiar-explicó Amael-Antes de ser mi familiar, fue el familiar de un herrero afín al cielo que se dedicó a crear las primeras espadas sagradas. Desde que hice el contrato con él, soy capaz de reconocerlas, aunque debo admitir que "Quaesitor" es una espada lo suficientemente famosa como para ser reconocida sin la ayuda de Aoda.

-¿Qué es un familiar?

-Son animales, monstruos o seres sobrenaturales que nos ayudan como siervos o aliados-explicó el carmesí-Cada ser sobrenatural, demonios, caídos, ángeles o incluso magos, tienen sus propios medios para conseguir familiares. Cuando tenga tres piezas mínimo, os llevaré al Bosque de los Familiares para que tengáis uno.

Galahad asintió comprendiendo.
Los dos habían abandonado hacía dos días la Mansión Gremory de Gumilosk en un portal, pero debido a las protecciones mágicas que tenía el territorio de los nekomatas, Amael había tenido la precaución de aparecer lo suficientemente lejos como para no ser detectados de primeras. Sabía que su amigo, Inuyasha Neko, el líder de la tribu, lo podría detectar sin problemas, pero no quería arriesgarse a aparecer de golpe y ser considerado un intruso.

¿Cuál es la historia de Amael con los nekomatas?
Mucho tiempo atrás, cuando Amael había rescatado a Koneko, la torre de Rias, no solo estaba Koneko, sino que también estaba la hermana de esta, Kuroka. Había comenzado a correr el rumor de que un demonio de cierta importancia en el inframundo, Saer Blenn, reencarnaba a niñas pequeñas para realizar experimentos científicos. Sirzechs mandó a su hijo a investigar el asunto y se encontró que dos nekomatas, del tipo nekoshou, huyendo, muy heridas, aunque parecía ser que una de ellas, con el cabello negro, tenía más sangre ajena que propia.

Flashback del pasado
-¿Estáis bien?-preguntó un Amael algo más joven.

La nekomata de cabello negro, desconfiada, protegió con su cuerpo.

-Hey, hey-dijo sonriendo Amael-no voy a haceros daño... Promesa... Soy Amael Gremory y me han mandado a investigar los experimentos de Saer Blenn... ¿No seréis alguna de vosotras la nekomata que reencarnó?-la pelinegra se tensó de golpe, alarmada-Lo imaginaba... ¿Está bien tu hermana?-preguntó haciendo un círculo mágico, haciendo que apareciese un kit de primeros auxilios-No se curar con magia, pero al menor puedo tratarla.

La nekomata comenzó a ganar algo de confianza por el carmesí que parecía tener su edad, así que asintió. Aunque dejó que Amael tratase a su hermana, estaba en guardia, con dientes y garras listos para atacar en caso de que intentase algo con su hermana.
Amael comenzó a desinfectar las heridas de la nekomata peliblanca, que se agitó en el sitio debido al escozor, pero el carmesí comenzó a tratar su heridas meticulosamente, pasando a vendarlas y rascarle detrás de la oreja, provocando que la nekomata ronronease a gusto.

-¿Puedo saber qué os ha pasado?

-Pues... esto...

-Esa sangre es de Saer Blenn, ¿no? Experimentaba con tu hermana...

-No podías dejar que lo siguiese haciendo-dijo entre lágrimas la pelinegra-Sé que ahora soy un demonio vagabundo por haber huido de mi amo, y un criminal por haberlo matado pero... pero...-y rompió a llorar. Amael no pudo evitarlo y la abrazó-No se que hacer... ahora la perseguirán por algo que yo hice.

Amael GremoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora